/ lunes 28 de octubre de 2019

La política es así

Demografía y economía

La presente colaboración se sustenta en el ensayo titulado “La decadencia de Durango durante el siglo XX.- Una mirada a la Historia del Norte Mexicano”, resultado de la investigación del doctor Luis Aboites Aguilar (investigador del Colegio de México), publicado en el número 16 (enero-diciembre.- 2018) de la revista Chihuahua Hoy, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Chihuahua.

La investigación comprende cuatro aspectos del estado en el pasado siglo: población, economía, movimiento estudiantil 1966 e impuestos.

En primer término, el autor identifica el norte mexicano y considera a los estados comprendidos dentro del mismo a Baja California, a Sonora, a Chihuahua, a Nuevo León, a Tamaulipas (todos ellos estados fronterizos), a Baja California Sur, a Sinaloa y a Durango (de estos tres solo el tercero no tiene costas).

Asimismo, el autor resalta que Durango, más que pertenecer al norte, tendería más bien hacia el sur, y más bien se ubicaría en una zona geográfica indefinido, puesto que ni pertenece al norte, menos al sur y podría identificarse más hacia el centro.

Es un lugar común sostener que la población es la mayor riqueza que tiene un país, ya que sus razonamientos y habilidades son los que la crean.

Un primer apunte en el aspecto demográfico es que en 1921 el Estado de Durango tenía más habitantes que el de Nuevo León, lo cual se revierte en el año 2000 cuando la población de esta Entidad casi triplicó a los duranguenses.

De los datos proporcionados, se desprende que para el año 2000 Durango era la entidad norteña penúltima en población, ya que tal sitio le correspondía a Baja California Sur, pero con un diferencial que lentamente disminuía.

Por otra parte, en el terreno demográfico, como resultado de la investigación, se consigna que la causal tal vez más influyente para el decrecimiento porcentual de la población, se debía al alto índice de emigración hacia otras entidades y por supuesto, al vecino país del norte. Pero además, habría que tomar nota que las zonas urbanas de la Comarca Lagunera, especialmente las ciudades de Gómez Palacio y Lerdo, se vinculaban y se vinculan más a Torreón, o sea, al Estado de Coahuila, mientras que los municipios colindantes o más cercanos a Chihuahua, sus economías estaban y están más relacionadas con Parral que con Durango capital, y además, se consigna que únicamente dos de las poblaciones duranguenses habían alcanzado el rango de ciudades: Santiago Papasquiaro y El Salto, ambas con una población mayor de quince mil habitantes. Tal vez actualmente haya una, dos, máxime tres que también ya hayan adquirido la calidad de ciudades.

En consecuencia, la disminución porcentual de la población de Durango, aunada a la vinculación con la economía de las entidades vecinas, repercutió en la del Estado y, en general, en el desarrollo de la entidad, pero, se insiste, en emigración se considera que fue la principal causa de tal disminución, la cual, es obvio que se originó ante la falta de oportunidades para trabajar y arraigarse localmente con un nivel aceptación aceptable en lo que se refiere a la satisfacción de sus necesidades primarias y secundarias.

Sin embargo, el factor demográfico para la decadencia de Durango en el siglo XX no es el único. Concurre dominante el aspecto económico que se relaciona, en primer término, con la agricultura cuya superficie de riego no se incrementó en la proporción que se llevó a cabo en el resto de las entidades consideradas como norteñas, tal vez solo con la excepción de Baja California Sur.

Por otra parte, la inmigración de los menonitas y la creación de colonias de sus colonias, no fue tan importante tanto en lo demográfico como en lo económico, conclusión a la que se llega sólo con la comparación de las colonias asentadas en el ahora municipio de Nuevo Ideal, con las correspondientes al municipio de Cuauhtémoc en el Estado de Chihuahua que devino en ser una zona de alto perfil económico cuya cabecera municipal ha llegado a ubicarse en los primeros lugares poblacionales de Chihuahua.

El boom agrícola-económico generado en la Comarca Lagunera de Durango, con el paso se tiempo ha sido relegado a segundo término, mientras que en el resto del Estado, no existen zonas de riego con superficie suficiente para incidir en el producto interno bruto del estado.

Ahora bien, sin una industria boyante y significativa, la explotación de los recursos naturales de Durango (minería, bosques y pastizales), no ha sido suficiente para conservar al estado dentro de los primeros lugares económicos del norte, tal y como en un tiempo lo fue. Ello se traduce a que el resto de las entidades norteñas, con Nuevo León en primer lugar, superen con mucho a Durango en la generación del PIB del norte, tal vez con excepción de Baja California Sur, y no por mucho tiempo dado el creciente desarrollo turístico de la entidad.

Luego pues, Durango sin fronteras, sin costas y sin vías de comunicación redituables, sólo le queda para su desarrollo el apoyo de la Federación dentro del régimen de la coordinación fiscal, el cual se debe traducir en recibir más recursos que los recaudados en la entidad por la vía de impuestos federales, pretensión que de tiempo atrás, y ahora con mayor insistencia, se ha planteado y se pretende obtener, pero, al parecer, la Federación no ve ni escucha ni atiende ni atenderá.

Como datos adicionales en materia de comunicación, el Estado de Durango, no se diga la capital, fue marginado de la comunicación férrea cuando se construyó el ferrocarril Central Ciudad de México-Ciudad Juárez. Con el tiempo se suplió con los ramales Torreón-Durango y Durango-Cañitas, hoy Felipe Pescador, vías férreas privatizadas y concesionadas a particulares.

La carretera Panamericana sí comunicó de sur a norte al Estado, principalmente a Durango capital, pero no pasó mucho tiempo en que la Iniciativa Privada gestionara con éxito la construcción de las vías cortas Fresnillo-Cuencamé- Gómez Palacio y Gómez Palacio-Jiménez.

La inversión (por cierto avanza con lentitud) para ampliar la carretera Durango-Parral, no servirá para mejorar la comunicación de la capital con el norte, puesto que los municipios norteños conservarán su tendencia hacia Parral-Chihuahua-Ciudad Juárez y hacia la Comarca Lagunera de Durango. El ferrocarril Durango-Mazatlán es una utopía.

Dentro del panorama delineado, el autor considera que en 1966 se realizó el Movimiento Estudiantil para promover la industrialización de Durango, principalmente con el aprovechamiento del yacimiento ferroso del Cerro de Mercado, mediante la instalación y funcionamiento de una fundidora; movimiento que arrojó magros resultados cosificados con la cuota de $4.50 otorgada a la entidad por cada tonelada de hierro extraída del yacimiento citado cuya explotación beneficiaba a Monterrey con la Fundidora de Fierro y Acero, que ya no existe más, puesto que la industria del fierro y del acero ahora radica en la ciudad de Monclova, Coahuila. Sin la Fundidora, Monterrey continúa al alza.

El autor concluye que el citado movimiento y sus participantes, al margen de la injerencia de personajes y sectores económicos de la entidad, no tuvo ninguna connotación ideológica.

Luego, la Federación es la salida para Durango, pero…

Demografía y economía

La presente colaboración se sustenta en el ensayo titulado “La decadencia de Durango durante el siglo XX.- Una mirada a la Historia del Norte Mexicano”, resultado de la investigación del doctor Luis Aboites Aguilar (investigador del Colegio de México), publicado en el número 16 (enero-diciembre.- 2018) de la revista Chihuahua Hoy, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Chihuahua.

La investigación comprende cuatro aspectos del estado en el pasado siglo: población, economía, movimiento estudiantil 1966 e impuestos.

En primer término, el autor identifica el norte mexicano y considera a los estados comprendidos dentro del mismo a Baja California, a Sonora, a Chihuahua, a Nuevo León, a Tamaulipas (todos ellos estados fronterizos), a Baja California Sur, a Sinaloa y a Durango (de estos tres solo el tercero no tiene costas).

Asimismo, el autor resalta que Durango, más que pertenecer al norte, tendería más bien hacia el sur, y más bien se ubicaría en una zona geográfica indefinido, puesto que ni pertenece al norte, menos al sur y podría identificarse más hacia el centro.

Es un lugar común sostener que la población es la mayor riqueza que tiene un país, ya que sus razonamientos y habilidades son los que la crean.

Un primer apunte en el aspecto demográfico es que en 1921 el Estado de Durango tenía más habitantes que el de Nuevo León, lo cual se revierte en el año 2000 cuando la población de esta Entidad casi triplicó a los duranguenses.

De los datos proporcionados, se desprende que para el año 2000 Durango era la entidad norteña penúltima en población, ya que tal sitio le correspondía a Baja California Sur, pero con un diferencial que lentamente disminuía.

Por otra parte, en el terreno demográfico, como resultado de la investigación, se consigna que la causal tal vez más influyente para el decrecimiento porcentual de la población, se debía al alto índice de emigración hacia otras entidades y por supuesto, al vecino país del norte. Pero además, habría que tomar nota que las zonas urbanas de la Comarca Lagunera, especialmente las ciudades de Gómez Palacio y Lerdo, se vinculaban y se vinculan más a Torreón, o sea, al Estado de Coahuila, mientras que los municipios colindantes o más cercanos a Chihuahua, sus economías estaban y están más relacionadas con Parral que con Durango capital, y además, se consigna que únicamente dos de las poblaciones duranguenses habían alcanzado el rango de ciudades: Santiago Papasquiaro y El Salto, ambas con una población mayor de quince mil habitantes. Tal vez actualmente haya una, dos, máxime tres que también ya hayan adquirido la calidad de ciudades.

En consecuencia, la disminución porcentual de la población de Durango, aunada a la vinculación con la economía de las entidades vecinas, repercutió en la del Estado y, en general, en el desarrollo de la entidad, pero, se insiste, en emigración se considera que fue la principal causa de tal disminución, la cual, es obvio que se originó ante la falta de oportunidades para trabajar y arraigarse localmente con un nivel aceptación aceptable en lo que se refiere a la satisfacción de sus necesidades primarias y secundarias.

Sin embargo, el factor demográfico para la decadencia de Durango en el siglo XX no es el único. Concurre dominante el aspecto económico que se relaciona, en primer término, con la agricultura cuya superficie de riego no se incrementó en la proporción que se llevó a cabo en el resto de las entidades consideradas como norteñas, tal vez solo con la excepción de Baja California Sur.

Por otra parte, la inmigración de los menonitas y la creación de colonias de sus colonias, no fue tan importante tanto en lo demográfico como en lo económico, conclusión a la que se llega sólo con la comparación de las colonias asentadas en el ahora municipio de Nuevo Ideal, con las correspondientes al municipio de Cuauhtémoc en el Estado de Chihuahua que devino en ser una zona de alto perfil económico cuya cabecera municipal ha llegado a ubicarse en los primeros lugares poblacionales de Chihuahua.

El boom agrícola-económico generado en la Comarca Lagunera de Durango, con el paso se tiempo ha sido relegado a segundo término, mientras que en el resto del Estado, no existen zonas de riego con superficie suficiente para incidir en el producto interno bruto del estado.

Ahora bien, sin una industria boyante y significativa, la explotación de los recursos naturales de Durango (minería, bosques y pastizales), no ha sido suficiente para conservar al estado dentro de los primeros lugares económicos del norte, tal y como en un tiempo lo fue. Ello se traduce a que el resto de las entidades norteñas, con Nuevo León en primer lugar, superen con mucho a Durango en la generación del PIB del norte, tal vez con excepción de Baja California Sur, y no por mucho tiempo dado el creciente desarrollo turístico de la entidad.

Luego pues, Durango sin fronteras, sin costas y sin vías de comunicación redituables, sólo le queda para su desarrollo el apoyo de la Federación dentro del régimen de la coordinación fiscal, el cual se debe traducir en recibir más recursos que los recaudados en la entidad por la vía de impuestos federales, pretensión que de tiempo atrás, y ahora con mayor insistencia, se ha planteado y se pretende obtener, pero, al parecer, la Federación no ve ni escucha ni atiende ni atenderá.

Como datos adicionales en materia de comunicación, el Estado de Durango, no se diga la capital, fue marginado de la comunicación férrea cuando se construyó el ferrocarril Central Ciudad de México-Ciudad Juárez. Con el tiempo se suplió con los ramales Torreón-Durango y Durango-Cañitas, hoy Felipe Pescador, vías férreas privatizadas y concesionadas a particulares.

La carretera Panamericana sí comunicó de sur a norte al Estado, principalmente a Durango capital, pero no pasó mucho tiempo en que la Iniciativa Privada gestionara con éxito la construcción de las vías cortas Fresnillo-Cuencamé- Gómez Palacio y Gómez Palacio-Jiménez.

La inversión (por cierto avanza con lentitud) para ampliar la carretera Durango-Parral, no servirá para mejorar la comunicación de la capital con el norte, puesto que los municipios norteños conservarán su tendencia hacia Parral-Chihuahua-Ciudad Juárez y hacia la Comarca Lagunera de Durango. El ferrocarril Durango-Mazatlán es una utopía.

Dentro del panorama delineado, el autor considera que en 1966 se realizó el Movimiento Estudiantil para promover la industrialización de Durango, principalmente con el aprovechamiento del yacimiento ferroso del Cerro de Mercado, mediante la instalación y funcionamiento de una fundidora; movimiento que arrojó magros resultados cosificados con la cuota de $4.50 otorgada a la entidad por cada tonelada de hierro extraída del yacimiento citado cuya explotación beneficiaba a Monterrey con la Fundidora de Fierro y Acero, que ya no existe más, puesto que la industria del fierro y del acero ahora radica en la ciudad de Monclova, Coahuila. Sin la Fundidora, Monterrey continúa al alza.

El autor concluye que el citado movimiento y sus participantes, al margen de la injerencia de personajes y sectores económicos de la entidad, no tuvo ninguna connotación ideológica.

Luego, la Federación es la salida para Durango, pero…

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