Saldos e incertidumbre
En vísperas de concluir su primer año de gobierno constitucional del Presidente de la República, se tratará de hacer notar los saldos de su gestión a través de varias acciones y si los mismos arrojan o no arrojan incertidumbre.
Se inició la construcción de la refinería de Dos Bocas pero no se tiene la certeza del tiempo de construcción, de los costos de la misma y de la utilidad de la operación en el mediano plazo. La construcción va aparejada de la rehabilitación de las refinerías existentes cuyo beneficio para el país no genera duda alguna.
Negada la suspensión definitiva en los diversos amparos interpuestos, sin mediar obstáculo legal alguno, pero sujetos a la resolución de aquellos, también se inició la construcción del aeropuerto de Santa Lucía cuya operación aún queda en la incertidumbre debido a la validación de organismos internacionales de la viabilidad del mismo para su operación y de cuáles líneas aéreas lo utilizarían y si entre ellas estarían o habrían alguna o algunas extranjeras.
La violencia y la inseguridad no ceden. El titular de la Secretaría pidió seis meses para que los planes y la estrategia de seguridad dieran o arrojaran avances y resultados positivos. Ahora recién el presidente fijó un plazo de un año para que ello sucediere. La población, mientras tanto, queda en la incertidumbre de saber cuándo mejorará no sólo la percepción sino la realidad misma acerca de la pacificación del país y de la atenuación de la violencia e inseguridad por ahora predominantes en la mayor parte del territorio nacional.
La construcción del Tren Maya no marcha sobre ruedas por varias razones. Aún no existen estudios a cerca de la sustentabilidad del proyecto y sin causar daños de impacto ecológico irreversibles a la región. Además, estaría pendiente el financiamiento del proyecto, saber de su utilidad económica y si los pueblos nativos, originarios y vecinos estarían de acuerdo en su construcción o bien, con una oposición mínima y, por tanto, salvable.
El no crecimiento de la economía, que podría terminar en cero o bien próximo al cero, genera una incertidumbre mayúscula para el status económico presente y futuro del país, la cual podría acentuarse hasta llegar a un déficit debido a dos circunstancias.
Una propia controlable puesto que está ligada al mismo gobierno que genera la inversión pública, la cual se complementaría con la privada (nacional o extranjera) cuyos factores (hombres, mujeres y sociedades) requieren y, por tanto, exigen seguridad para sus inversiones. Obviamente que los inversionistas extranjeros exigen mayor seguridad ya que para ellos existen campos múltiples de inversión en diversas regiones y países de la tierra.
La otra no depende ni del gobierno ni de circunstancias internas sino del panorama de recesión que, al parecer, lentamente se construye en el horizonte del tiempo, atizado o calentado por las disputas de los mercados, y sobre todo, por la guerra comercial en gestación entre los EUA y China, y que si no aborta, amenaza desbordar sus fronteras y, obviamente, repercutiría fuerte en nuestro país, dada la vecindad y el Tratado de Libre Comercio (T-MEC) cuya aprobación por los congresos de EUA y Canadá se ha retrasado, principalmente por el factor político concurrente en EUA por la elección o la reelección del presidente de este país el próximo año.
Mientras sean peras o manzanas, la incertidumbre económica del país otea en el horizonte mexicano, y más que, sin crecimiento, no habrán los recursos para atender totalmente a los beneficiados con los programas sociales, o bien para solventar las necesidades crecientes en materia de salud y educación que por ahora enfrentan un sensible déficit de recursos.
Por otra parte, la incertidumbre prevalece en los campos de la energía, puesto que está pendiente si el país, o bien con recursos propios, o bien con el apoyo de recursos y tecnología extranjera, puede revertir la caída de la producción petrolera o atender la demanda creciente de energía eléctrica la cual por ahora es deficitaria.
El proyecto transítsmico hasta hoy es sólo proyecto.
La reforma educativa habrá que ver sus alcances ya en operación. Para los expertos dejó más sombras que luces.
La revocación de mandato podría generar mayor inestabilidad e incertidumbre política que lo perseguido, y más si al trasladarse a los terrenos estatales.
Bastaría lo anterior para valorar los saldos y la incertidumbre del primer año de gobierno.
Sólo restaría hacer notar que todo indica que ya se salvaron las diferencias del gobierno con la iniciativa privada que tendrá a su disposición la ejecución u obras por cien mil millones de pesos (¿o será de dólares?)
Queda para la imaginación si existe diferendo insalvable entre las fuerzas armadas y su comandante supremo, a tal grado que éste ha lanzado una alerta sobre la posibilidad de un golpe de estado que podría caer más dentro de la propaganda para fortalecer los lazos con sus seguidores que de la realidad misma.
Requiere de más espacio y conocimiento analizar las diferencias (si es que las hay) entre el presidente y la iglesia dominante, derivadas de la decisión que la iglesia evangélica cristiana sea una de las encargadas de distribuir la cartilla moral.
El diferendo entre la prensa escrita, radial, televisiva e informática, derivado del contenido de las “mañaneras” y las contradicciones en que se incurre con frecuencia, que fueron resaltadas y magnificadas con los hechos y el efecto Culiacán, es recomendable y, por ende, válido dejarlo para su análisis y discusión a los profesionales que viven día a día sus experiencias periodísticas y los humores de los hombres de gobierno informantes.
Mientras lo analizado acaece y transcurre, Morena, más movimiento que partido, lentamente se escapa del control del presidente, todo por la disputa por el poder en 2021, y más mucho más, en 2024.
