/ lunes 22 de junio de 2020

La política es así

“Alea jacta est”. “La suerte está echada” es la frase pronunciada por Julio César pronunciada al cruzar el Rubicón para continuar su camino hacia Roma y a la consecución del poder imperial el cual obtuvo.

Al reiniciar las giras el pasado 1 de junio, más lo manifestado el 6 del mismo mes, AMLO prácticamente realizó lo mismo de Julio César y se situó en el cauce hacia la conservación de la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, y de paso, contribuir al triunfo de la mayoría de los estados y de las legislaturas que se disputarán el 6 de junio del 2021, pretensión que no es novedosa dado que siempre ha sido la meta de los presidentes a partir de 1991 de dominar la Cámara baja con miras a preservar “el poder de la bolsa”, y que no es otro más que la aprobación y distribución del presupuesto de la Federación.

La ruta es larga y plagada de diversos obstáculos, la mayoría de ellos derivada de la polarización que el mismo presidente planteó, en el sentido de delimitar los bandos entre conservadores y liberales, complementada con el planteamiento de “estás conmigo o estás en mi contra”, lo cual es una invitación hacia la polarización que podría alcanzar límites incontrolables dentro del diálogo y tendería hacia la violencia en diversos focos y regiones del país.

La fortaleza de AMLO para alcanzar sus objetivos políticos se sustenta en la fuerza de su discurso que persiste y que lo condujo al poder, cuyo contenido no es otro más que el del combate constante a la corrupción y atemperar la desigualdad lacerante dominante en el país desde la noche de los tiempos, pero que está más visible y creciente a partir de 1982, año este en el cual AMLO ha dicho que se inició el neoliberalismo que ha traído más males que bienes a la mayoría de los gobernado; discurso apoyado con sus programas sociales puestos en marcha y ya incorporados a la Constitución, al amparo del principio de “primero los pobres”.

Por otra parte, la fortaleza presidencial se acentúa en tanto que la oposición está dividida, y la realidad ha establecido que “la oposición dividida siempre será vencida”, la cual conservará tal calidad porque no existen visos de que se construya una alianza a nivel nacional hacia la próxima elección. Tal vez se dé en algunos estados pero no en todo el país.

Vayamos por partes. Los partidos nacionales que se tiene la certeza que estarán en la liza electoral del año que viene son: PAN, PRI, PRD, PT, PVEM, MC y Morena que es el partido gobernante.

Como en el 2018, es seguro que se conserve la alianza entre Morena y el PT, a la cual se sumará el PVEM fiel a su condición de partido veleta que cambia conforme a los vientos triunfales, por lo que será el nuevo aliado de AMLO..

Por su parte, la oposición, por conducto del PAN, ha planteado la alianza entre el PAN, el PRD y el MC. Éste de entrada no aceptó, mientras que el PRD, que está en extinción, sí aceptaría dado que sería la única manera de obtener los votos necesarios para conservar el registro.

El otrora partido dominante, el PRI, no ha dicho nada ni ha hecho algún pronunciamiento. Sin embargo, se considera que sería un error construir una alianza con el PAN, el cual, aparte de la división y del bajo perfil de sus dirigentes nacionales, tradicionalmente se ha identificado con el conservadurismo y la marca de nacimiento fue la de oponerse al Partido de la Revolución Mexicana, que ahora persiste bajo las siglas del PRI, el cual, en la mayor tiempo de su existencia, ha estado más cerca de la izquierda o del centro-izquierda, y si se aliara a la propuesta del PAN, en automático se reforzaría la calidad ya endilgada de ser un partido conservador, a tal grado que, junto con aquél, se le ha identificado con “el prianismo” que ha sido señalado como el causante de todos los males que heredó el gobierno de la 4T. O sea, la alianza nacería debilitada y le daría más fuerza al discurso de AMLO y a los partidarios de éste que por ahora constituyen más del cincuenta por ciento de las preferencias electorales puesto que rondan, según las últimas encuestas, en alrededor del 60 por ciento.

Para complementar la debilidad de la oposición, hoy no se identifica un liderazgo fuerte y con carisma, valga el pleonasmo, que pudiere competir con éxito en contra de AMLO y su fortaleza tanto popular como institucional. El gobernador de Jalisco que se proyectaba para serlo, quedó debilitado en su pretensión por los hechos recientes de Guadalajara, y más por la comparación, sin fundamento histórico, que hizo un conocido intelectual mexicano del gobernador de Jalisco, con el jurista liberal Mariano Otero, quien, junto con Crescencio Rejón, se consideran los padres del Juicio de Amparo que es uno de los cimientos de la protección de los derechos humanos en México, y cuya existencia y contenido se proyectó hacia otros países.

Por parte del PRI no sobresale nadie. Al parecer sus dirigentes y los doce gobernadores, están inmersos en una política que se podría identificar con “no hagan olas”. Además, algunos de ellos, tal vez los más, podrían estar más cerca de AMLO y la 4T que en contra de éstos.

Desde la perspectiva de los siete partidos que esperan la decisión del INE para obtener su registro, se podría valorar su futuro participación en las elecciones venideras, de la siguiente manera: Los partidos Encuentro Solidario y Fuerza Social por México simpatizan con AMLO, y podrían estar también en la misma sintonía: Redes Sociales Progresistas y Grupo Social Promotor de México, cuyo origen de ambos está en el SNTE y con suerte con militantes de la CNTE; mientras que México Libre, que proclama Libertad y responsabilidad por México, sólo serviría para debilitar al PAN.

De los otros dos partidos que solicitaron el registro, uno de ellos, Súmate, cuyo promotor es Manuel Espino, también, en su momento, apoyaría a AMLO y a Morena. El Partido Alternativa, promovido por un priista de los verdaderos, por hoy no se le ubica en alguna tendencia.

De los siete partidos en pos del registro, los cinco primeros casi lo tienen asegurado. Los dos últimos estarían en el terreno de la duda.

Ello no obsta para hacer saber que los partidos políticos resultantes no podrán aliarse con otros partidos ya que por sí solos tendrán que obtener el registro, y que cuatro de los cinco partidos que obtendrían el registro, los diputados ganados se sumarían a los proyectos legislativos e intereses de AMLO, de MORENA y de la 4T, de tal suerte que AMLO conservaría el control del “poder de la bolsa”. Tal vez no obtendría la mayoría calificada, pero ello es otra historia por su alcance y trascendencia.

El cómo se salven las crisis sanitaria, económica y de seguridad, incidirá en los resultados electorales del 2021.

“Alea jacta est”. “La suerte está echada” es la frase pronunciada por Julio César pronunciada al cruzar el Rubicón para continuar su camino hacia Roma y a la consecución del poder imperial el cual obtuvo.

Al reiniciar las giras el pasado 1 de junio, más lo manifestado el 6 del mismo mes, AMLO prácticamente realizó lo mismo de Julio César y se situó en el cauce hacia la conservación de la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, y de paso, contribuir al triunfo de la mayoría de los estados y de las legislaturas que se disputarán el 6 de junio del 2021, pretensión que no es novedosa dado que siempre ha sido la meta de los presidentes a partir de 1991 de dominar la Cámara baja con miras a preservar “el poder de la bolsa”, y que no es otro más que la aprobación y distribución del presupuesto de la Federación.

La ruta es larga y plagada de diversos obstáculos, la mayoría de ellos derivada de la polarización que el mismo presidente planteó, en el sentido de delimitar los bandos entre conservadores y liberales, complementada con el planteamiento de “estás conmigo o estás en mi contra”, lo cual es una invitación hacia la polarización que podría alcanzar límites incontrolables dentro del diálogo y tendería hacia la violencia en diversos focos y regiones del país.

La fortaleza de AMLO para alcanzar sus objetivos políticos se sustenta en la fuerza de su discurso que persiste y que lo condujo al poder, cuyo contenido no es otro más que el del combate constante a la corrupción y atemperar la desigualdad lacerante dominante en el país desde la noche de los tiempos, pero que está más visible y creciente a partir de 1982, año este en el cual AMLO ha dicho que se inició el neoliberalismo que ha traído más males que bienes a la mayoría de los gobernado; discurso apoyado con sus programas sociales puestos en marcha y ya incorporados a la Constitución, al amparo del principio de “primero los pobres”.

Por otra parte, la fortaleza presidencial se acentúa en tanto que la oposición está dividida, y la realidad ha establecido que “la oposición dividida siempre será vencida”, la cual conservará tal calidad porque no existen visos de que se construya una alianza a nivel nacional hacia la próxima elección. Tal vez se dé en algunos estados pero no en todo el país.

Vayamos por partes. Los partidos nacionales que se tiene la certeza que estarán en la liza electoral del año que viene son: PAN, PRI, PRD, PT, PVEM, MC y Morena que es el partido gobernante.

Como en el 2018, es seguro que se conserve la alianza entre Morena y el PT, a la cual se sumará el PVEM fiel a su condición de partido veleta que cambia conforme a los vientos triunfales, por lo que será el nuevo aliado de AMLO..

Por su parte, la oposición, por conducto del PAN, ha planteado la alianza entre el PAN, el PRD y el MC. Éste de entrada no aceptó, mientras que el PRD, que está en extinción, sí aceptaría dado que sería la única manera de obtener los votos necesarios para conservar el registro.

El otrora partido dominante, el PRI, no ha dicho nada ni ha hecho algún pronunciamiento. Sin embargo, se considera que sería un error construir una alianza con el PAN, el cual, aparte de la división y del bajo perfil de sus dirigentes nacionales, tradicionalmente se ha identificado con el conservadurismo y la marca de nacimiento fue la de oponerse al Partido de la Revolución Mexicana, que ahora persiste bajo las siglas del PRI, el cual, en la mayor tiempo de su existencia, ha estado más cerca de la izquierda o del centro-izquierda, y si se aliara a la propuesta del PAN, en automático se reforzaría la calidad ya endilgada de ser un partido conservador, a tal grado que, junto con aquél, se le ha identificado con “el prianismo” que ha sido señalado como el causante de todos los males que heredó el gobierno de la 4T. O sea, la alianza nacería debilitada y le daría más fuerza al discurso de AMLO y a los partidarios de éste que por ahora constituyen más del cincuenta por ciento de las preferencias electorales puesto que rondan, según las últimas encuestas, en alrededor del 60 por ciento.

Para complementar la debilidad de la oposición, hoy no se identifica un liderazgo fuerte y con carisma, valga el pleonasmo, que pudiere competir con éxito en contra de AMLO y su fortaleza tanto popular como institucional. El gobernador de Jalisco que se proyectaba para serlo, quedó debilitado en su pretensión por los hechos recientes de Guadalajara, y más por la comparación, sin fundamento histórico, que hizo un conocido intelectual mexicano del gobernador de Jalisco, con el jurista liberal Mariano Otero, quien, junto con Crescencio Rejón, se consideran los padres del Juicio de Amparo que es uno de los cimientos de la protección de los derechos humanos en México, y cuya existencia y contenido se proyectó hacia otros países.

Por parte del PRI no sobresale nadie. Al parecer sus dirigentes y los doce gobernadores, están inmersos en una política que se podría identificar con “no hagan olas”. Además, algunos de ellos, tal vez los más, podrían estar más cerca de AMLO y la 4T que en contra de éstos.

Desde la perspectiva de los siete partidos que esperan la decisión del INE para obtener su registro, se podría valorar su futuro participación en las elecciones venideras, de la siguiente manera: Los partidos Encuentro Solidario y Fuerza Social por México simpatizan con AMLO, y podrían estar también en la misma sintonía: Redes Sociales Progresistas y Grupo Social Promotor de México, cuyo origen de ambos está en el SNTE y con suerte con militantes de la CNTE; mientras que México Libre, que proclama Libertad y responsabilidad por México, sólo serviría para debilitar al PAN.

De los otros dos partidos que solicitaron el registro, uno de ellos, Súmate, cuyo promotor es Manuel Espino, también, en su momento, apoyaría a AMLO y a Morena. El Partido Alternativa, promovido por un priista de los verdaderos, por hoy no se le ubica en alguna tendencia.

De los siete partidos en pos del registro, los cinco primeros casi lo tienen asegurado. Los dos últimos estarían en el terreno de la duda.

Ello no obsta para hacer saber que los partidos políticos resultantes no podrán aliarse con otros partidos ya que por sí solos tendrán que obtener el registro, y que cuatro de los cinco partidos que obtendrían el registro, los diputados ganados se sumarían a los proyectos legislativos e intereses de AMLO, de MORENA y de la 4T, de tal suerte que AMLO conservaría el control del “poder de la bolsa”. Tal vez no obtendría la mayoría calificada, pero ello es otra historia por su alcance y trascendencia.

El cómo se salven las crisis sanitaria, económica y de seguridad, incidirá en los resultados electorales del 2021.

ÚLTIMASCOLUMNAS
martes 14 de septiembre de 2021

La política es así

¿El regreso?

Juventino Rodarte Solís

martes 07 de septiembre de 2021

La política es así

Selección natural

Juventino Rodarte Solís

martes 03 de agosto de 2021

La política es así

Relevo generacional

Juventino Rodarte Solís

martes 27 de julio de 2021

La política es así

Al arte de gobernar

Juventino Rodarte Solís

martes 20 de julio de 2021

La política es así

Meritocracia

Juventino Rodarte Solís

Cargar Más