/ martes 8 de junio de 2021

La política es así

Tal y como sucede con las noticias, no hay elección más vieja que la anterior. En las elecciones pasadas, AMLO y la 4T ganó y perdió. Al pergeñar el presente artículo, AMLO y la 4T, según la proyección, al parecer irreversible, indicaba que obtendrían más de doscientos cincuenta diputados.

Lo cual implicaría que Morena y aliados podrán aprobar el presupuesto de egresos de la federación sin necesidad de consensuarlo con la alianza opositora, aun cuando lo inteligente sería que sí lo hicieren, puesto que en las democracias las mayorías gobiernan, pero deben indefectiblemente incluir a las minorías con sus programas de gobierno, habida cuenta que éstas, como aquéllas, deben satisfacer las expectativas de sus electores.

Luego pues, Morena, aliados y la 4T conservarían el poder de la bolsa y la facultad de aprobar por si y ante sí todas las iniciativas de leyes y reformas.

Por otra parte AMLO y la 4T habrían ganado espacio territorial el vencer en diez de las quince gubernaturas que se disputaron: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Tlaxcala y Zacatecas, más San Luis Potosí con sus aliados PVEM y PT. Sin embargo, en dos Estados, el triunfo podría requerir ser validado por el TRIFE.

Al espacio territorial ganado, habría que sumar el que ya se tenía: Tabasco, Veracruz, Puebla, Morelos, Ciudad de México y Chiapas (Baja California lo tenían y lo conservan).

El espacio territorial de las gubernaturas es muy importante con miras a las elecciones presidenciales de 2024, y al cual podría sumarse el de los estados que ganaren en las elecciones de gobernadores en 2022 y 2023.

Bajo la perspectiva del contexto “perdió”, se observan dos escenarios resultantes de los recientes procesos electorales.

El uno lo constituye el hecho nada marginal consistente en que Morena y aliados, y por ende, AMLO y la 4T, perdieron la mayoría calificada que tenían, la cual les permitía, entre otros objetivos, aprobar las reformas constitucionales que no pasaban en automático, dado que tenían que ser ratificadas en la Cámara de Senadores, en la cual no se tenía ni se tiene mayoría calificada, lo cual implicaba e implica que se tenía que negociar con el grupo de contención, todas las reformas constitucionales aprobadas por la cámara de origen, lo cual normalmente no le presentó problemas mayores al coordinador parlamentario de Morena quien, a la vez, era y es el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Senadores.

El otro lo constituye el hecho que por primera vez la izquierda, desde 1997 hasta 2018, había gobernado la mayoría de las dieciséis delegaciones, ahora alcaldías, del antiguo Distrito Federal, hoy Ciudad de México, lo cual no se dio en las pasadas elecciones, toda vez que, en principio, obtuvo mayoría sólo en seis de ellas y cuyo número podría aumentar a siete. Entre las perdidas está la alcaldía de Cuauhtémoc que podría ser la proveedora de más recursos para el erario de la Ciudad de México, y además, en la misma se ubica el Palacio Nacional en donde por ahora reside el presidente de la República. La candidata de Morena, a pesar de su larga trayectoria y su constante activismo en el medio político-electoral, no pudo alcanzar la victoria.

Nuevo León también fue una pérdida. El gran perdedor de la contienda podría ser el PRI, pues en los cuatro estados en los que ganó la alianza opositora, no participó como aliado pues lo hizo con candidatos propios. Los estados fueron Chihuahua y Querétaro que ganó el PAN; Nuevo León en donde venció el MC y en San Luis Potosí que obtuvo mayoría el candidato del PVEM-PT.

Tal y como sucede con las noticias, no hay elección más vieja que la anterior. En las elecciones pasadas, AMLO y la 4T ganó y perdió. Al pergeñar el presente artículo, AMLO y la 4T, según la proyección, al parecer irreversible, indicaba que obtendrían más de doscientos cincuenta diputados.

Lo cual implicaría que Morena y aliados podrán aprobar el presupuesto de egresos de la federación sin necesidad de consensuarlo con la alianza opositora, aun cuando lo inteligente sería que sí lo hicieren, puesto que en las democracias las mayorías gobiernan, pero deben indefectiblemente incluir a las minorías con sus programas de gobierno, habida cuenta que éstas, como aquéllas, deben satisfacer las expectativas de sus electores.

Luego pues, Morena, aliados y la 4T conservarían el poder de la bolsa y la facultad de aprobar por si y ante sí todas las iniciativas de leyes y reformas.

Por otra parte AMLO y la 4T habrían ganado espacio territorial el vencer en diez de las quince gubernaturas que se disputaron: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Tlaxcala y Zacatecas, más San Luis Potosí con sus aliados PVEM y PT. Sin embargo, en dos Estados, el triunfo podría requerir ser validado por el TRIFE.

Al espacio territorial ganado, habría que sumar el que ya se tenía: Tabasco, Veracruz, Puebla, Morelos, Ciudad de México y Chiapas (Baja California lo tenían y lo conservan).

El espacio territorial de las gubernaturas es muy importante con miras a las elecciones presidenciales de 2024, y al cual podría sumarse el de los estados que ganaren en las elecciones de gobernadores en 2022 y 2023.

Bajo la perspectiva del contexto “perdió”, se observan dos escenarios resultantes de los recientes procesos electorales.

El uno lo constituye el hecho nada marginal consistente en que Morena y aliados, y por ende, AMLO y la 4T, perdieron la mayoría calificada que tenían, la cual les permitía, entre otros objetivos, aprobar las reformas constitucionales que no pasaban en automático, dado que tenían que ser ratificadas en la Cámara de Senadores, en la cual no se tenía ni se tiene mayoría calificada, lo cual implicaba e implica que se tenía que negociar con el grupo de contención, todas las reformas constitucionales aprobadas por la cámara de origen, lo cual normalmente no le presentó problemas mayores al coordinador parlamentario de Morena quien, a la vez, era y es el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Senadores.

El otro lo constituye el hecho que por primera vez la izquierda, desde 1997 hasta 2018, había gobernado la mayoría de las dieciséis delegaciones, ahora alcaldías, del antiguo Distrito Federal, hoy Ciudad de México, lo cual no se dio en las pasadas elecciones, toda vez que, en principio, obtuvo mayoría sólo en seis de ellas y cuyo número podría aumentar a siete. Entre las perdidas está la alcaldía de Cuauhtémoc que podría ser la proveedora de más recursos para el erario de la Ciudad de México, y además, en la misma se ubica el Palacio Nacional en donde por ahora reside el presidente de la República. La candidata de Morena, a pesar de su larga trayectoria y su constante activismo en el medio político-electoral, no pudo alcanzar la victoria.

Nuevo León también fue una pérdida. El gran perdedor de la contienda podría ser el PRI, pues en los cuatro estados en los que ganó la alianza opositora, no participó como aliado pues lo hizo con candidatos propios. Los estados fueron Chihuahua y Querétaro que ganó el PAN; Nuevo León en donde venció el MC y en San Luis Potosí que obtuvo mayoría el candidato del PVEM-PT.

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