/ jueves 10 de diciembre de 2020

La política y el Covid-19

Hace un año cuando el mundo conoció del surgimiento de un nuevo coronavirus en China nadie imaginamos lo que habríamos de vivir en este 2020, lo primero que evidenció esta nueva pandemia fue la falta de previsión de los centros de inteligencia de las potencias económicas, así como la crisis de los organismos internacionales para su previsión y después para su gestión e incluso de entidades geopolíticas como la Unión Europea entre otros.

Al desplegarse por el mundo y sabedores de que tarde o temprano como un efecto de la globalización habría de llegar a todos los países,los gobiernos como el nuestro prefieren ignorar la amenaza antes que tomar precauciones y realizar escenarios y tomar medidas de política pública bajo una estrategia que sin poder evitar la llegada de la pandemia pudiera en diferentes frentes aminorar sus consecuencias primero para la población y después para el país; pero no fue así, en el caso de Mexico, con una irresponsabilidad que raya en un caso para estudio de otra índole el presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a afirmar que la pandemia a su gobierno “le caía como anillo al dedo”, hoy con un millón 200 mil contagios y casi 110 mil muertos conforme a las cifras oficiales y en una de las etapas más críticas de ambas (contagios y fallecimientos), el presidente continúa de giras en el país y sin usar mascarilla.

En la primera etapa se usó la amenaza de la pandemia y su llegada en los primeros casos en nuestro país para ligarla a la estrategia populista de polarización social al llegar incluso a la expresión del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, de que “a los pobres no les daría” Covid; o las declaraciones del tema de la pandemia en el gobierno federal de mostrarse hasta la ignominia con el presidente al decir que estaría a salvo por “su fuerza moral” y que los ricos habían traído la pandemia por tener la capacidad de viajar al extranjero, en un claro afán de culto a la personalidad a su jefe y abonar a la polarización política que mantienen los actuales dueños del poder en Palacio Nacional.

La siguiente fase de su actuar político del presidente, fue desoír los llamados a veces hasta clamor de los gobernadores que aún no se reponían de la desaparición del seguro popular y de la concentración de recursos financiero, humanos y de infraestructuras hospitalarias en manos del gobierno federal, y que ahora con la pandemia de Covid-19 comenzaban a sentir la presión por la demanda de servicios hospitalarios por parte de la población, la reunión de la Conago en San Luís Potosí no sólo no hizo que el presidente llegara a tiempo (apareció después de horas de haber iniciado la reunión), sino que no escuchó las posturas de los gobernadores y obvio no se obtuvo ningún acuerdo, vaya, no se fue capaz de coordinar un semáforo nacional, pero en la práctica después de esa reunión “aventó la bolita” a los gobiernos estatales y con ello muchas de sus responsabilidades para llegar hasta ahora a una situación anómala entre los diferentes niveles de gobierno y a evidenciar la ausencia de una estrategia estrategia nacional y racional.

La ausencia real en la gestión de la pandemia por parte del consejo general de salubridad ha permitido como en todo el quehacer gubernamental en estos dos últimos años que las decisiones unipersonales prevalezcan amén de mantener un discurso de mentiras o medias verdades para decir que “la pandemia está controlada”, que “hay un aplanamiento de la curva de contagios” y muchas etcéteras que una vez más evidencian la estrategia de la propaganda por encima de la responsabilidad o de la eficacia en la ejecución de políticas públicas relacionadas con el tema de la pandemia y para atacar a los medios de comunicación por no alinearse a la política mediática gubernamental para evadir la realidad.

La pandemia se ha usado por los demagogos y populistas para acrecentar su poder, asfixiar la democracia y evitar los contrapesos políticos, pero a la vez evidencia su incapacidad técnica, su menosprecio por la ciencia, ¿recuerdan el “detente” del presidente para supuestamente evitar el contagio?, y lo que han hecho es usar políticamente todos los recursos para tejer una estrategia clientelar a través de los programas sociales que en este tiempo de crisis económica derivada de la pandemia para mucha gente han sido los únicos ingresos, ahora con esa base y el uso que puede darse en esa lógica a la vacuna el próximo año en tiempos electorales entonces sí entenderíamos el verdadero significado de “como anillo al dedo”.

Hace un año cuando el mundo conoció del surgimiento de un nuevo coronavirus en China nadie imaginamos lo que habríamos de vivir en este 2020, lo primero que evidenció esta nueva pandemia fue la falta de previsión de los centros de inteligencia de las potencias económicas, así como la crisis de los organismos internacionales para su previsión y después para su gestión e incluso de entidades geopolíticas como la Unión Europea entre otros.

Al desplegarse por el mundo y sabedores de que tarde o temprano como un efecto de la globalización habría de llegar a todos los países,los gobiernos como el nuestro prefieren ignorar la amenaza antes que tomar precauciones y realizar escenarios y tomar medidas de política pública bajo una estrategia que sin poder evitar la llegada de la pandemia pudiera en diferentes frentes aminorar sus consecuencias primero para la población y después para el país; pero no fue así, en el caso de Mexico, con una irresponsabilidad que raya en un caso para estudio de otra índole el presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a afirmar que la pandemia a su gobierno “le caía como anillo al dedo”, hoy con un millón 200 mil contagios y casi 110 mil muertos conforme a las cifras oficiales y en una de las etapas más críticas de ambas (contagios y fallecimientos), el presidente continúa de giras en el país y sin usar mascarilla.

En la primera etapa se usó la amenaza de la pandemia y su llegada en los primeros casos en nuestro país para ligarla a la estrategia populista de polarización social al llegar incluso a la expresión del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, de que “a los pobres no les daría” Covid; o las declaraciones del tema de la pandemia en el gobierno federal de mostrarse hasta la ignominia con el presidente al decir que estaría a salvo por “su fuerza moral” y que los ricos habían traído la pandemia por tener la capacidad de viajar al extranjero, en un claro afán de culto a la personalidad a su jefe y abonar a la polarización política que mantienen los actuales dueños del poder en Palacio Nacional.

La siguiente fase de su actuar político del presidente, fue desoír los llamados a veces hasta clamor de los gobernadores que aún no se reponían de la desaparición del seguro popular y de la concentración de recursos financiero, humanos y de infraestructuras hospitalarias en manos del gobierno federal, y que ahora con la pandemia de Covid-19 comenzaban a sentir la presión por la demanda de servicios hospitalarios por parte de la población, la reunión de la Conago en San Luís Potosí no sólo no hizo que el presidente llegara a tiempo (apareció después de horas de haber iniciado la reunión), sino que no escuchó las posturas de los gobernadores y obvio no se obtuvo ningún acuerdo, vaya, no se fue capaz de coordinar un semáforo nacional, pero en la práctica después de esa reunión “aventó la bolita” a los gobiernos estatales y con ello muchas de sus responsabilidades para llegar hasta ahora a una situación anómala entre los diferentes niveles de gobierno y a evidenciar la ausencia de una estrategia estrategia nacional y racional.

La ausencia real en la gestión de la pandemia por parte del consejo general de salubridad ha permitido como en todo el quehacer gubernamental en estos dos últimos años que las decisiones unipersonales prevalezcan amén de mantener un discurso de mentiras o medias verdades para decir que “la pandemia está controlada”, que “hay un aplanamiento de la curva de contagios” y muchas etcéteras que una vez más evidencian la estrategia de la propaganda por encima de la responsabilidad o de la eficacia en la ejecución de políticas públicas relacionadas con el tema de la pandemia y para atacar a los medios de comunicación por no alinearse a la política mediática gubernamental para evadir la realidad.

La pandemia se ha usado por los demagogos y populistas para acrecentar su poder, asfixiar la democracia y evitar los contrapesos políticos, pero a la vez evidencia su incapacidad técnica, su menosprecio por la ciencia, ¿recuerdan el “detente” del presidente para supuestamente evitar el contagio?, y lo que han hecho es usar políticamente todos los recursos para tejer una estrategia clientelar a través de los programas sociales que en este tiempo de crisis económica derivada de la pandemia para mucha gente han sido los únicos ingresos, ahora con esa base y el uso que puede darse en esa lógica a la vacuna el próximo año en tiempos electorales entonces sí entenderíamos el verdadero significado de “como anillo al dedo”.