/ viernes 22 de marzo de 2019

La reforma educativa de la 4T

Sin duda que uno de los motores de la campaña política de AMLO rumbo a la Presidencia de la República, fue la esperanza de las y los maestros de México, por la abrogación de la Reforma laboral que introdujo con calzador y acorde al menú solicitado por José Ángel Gurría, exsecretario de Relaciones Exteriores de México y secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el extitular del Poder Ejecutivo Federal, Enrique Peña Nieto.

Reforma que -por cierto- ocasionó el distanciamiento entre el entonces recién electo presidente de México (EPN) y la entonces poderosa líder magisterial Elba Esther Gordillo, quien luego de la refriega en la cárcel por acusaciones obscuras y a todas luces confusas, ha regresado al escenario político por la puerta grande, tratando de conformar (de nueva cuenta) una nueva opción político-electoral, después de haber pagado el precio de enfrentarse con un inquilino de Los Pinos.

La justificada incomodidad de los maestros, se contraponía con la amarga realidad de buena parte de los maestros y las maestras de nuestro pobre país, sobre todo de aquellos que más que de salón de clases, son de mítines y más que de pintarrón son de machete, el lado oscuro de la educación nacional, en donde no se enseña más que los calzones, en donde los modelos educativos son términos que pueden asociarse con maestros que gustan de la cerveza en los recesos, una reforma que encontraba una comunión entre la evaluación y la permanencia en el empleo, estaba destinada a fracasar a como diera lugar y con el costo que fuere.

El nuevo modelo educativo que recién ha presentado la Cuarta Transformación de AMLO, elimina esa comunión o asociación entre la evaluación y la permanencia laboral y no se conforma con eso, sino que se atreve a declarar que se reinstalará a los y las docentes que hayan sido cesados en mérito de las evaluaciones presentadas por los propios docentes, también se elimina el tema de la obligatoriedad, algo que me parece inteligente, porque no puedes obligar a un maestro a superarse, por el simple hecho de hacerlo, la gran mayoría de los maestros y las maestras de la mitad del territorio nacional hacia abajo, apenas sí saben exponer una clase, no podrían presentar un examen de calidad estándar de tipo internacional, porque a diferencia de otras naciones, México no es solamente un país, sino varios, por el tipo de ideologías, idiosincrasias, diferencia de costumbres, hábitos, lenguajes o lenguas nativas y por supuesto, por sus estudiantes, jamás podrías comparar a un estudiante de Nuevo León a uno de Chiapas o Oaxaca y eso se debe a la calidad profesional de sus maestros.

A pesar de lo anterior, la contrarreforma de la 4T, desaparece un ente que nunca fue bien visto por el Magisterio, me refiero al Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) y abroga las leyes del tristemente mal entendido Servicio Profesional Docente, sin embargo, mantiene la promoción a los conocimientos de los docentes, así como a sus aptitudes y experiencia, es decir, en igualdad de condiciones ganará más quien tenga más años de servicio en un sistema educativo.

Me atrevo a reconocer que la contrarreforma educativa de AMLO, es mucho más educativa que laboral, aplica el Artículo 123 apartado “B” para todo lo que no es mejora en los derechos de los trabajadores, aporta el Sistema de Formación y Actualización Docente (por supuesto en forma gratuita), mantiene al maestro como agente de transformación social (sería un suicidio no hacerlo) e incorpora de nueva cuenta un programa bien recibido entre la docencia llamado Carrera Magisterial, mantiene a la educación superior como obligatoria (no era opción para el gobierno de AMLO eliminar su obligatoriedad), fortalece el pensamiento crítico (aunque no encuentro el punto que respalde tal cosa) y los valores cívicos (revive las clases de Civismo que Fox mandó a la tumba) y otro punto interesante a su favor es que comparte corresponsabilidad con la familia y la sociedad.

Esperemos que esta reforma de la reforma educativa tan esperada, no decepcione a las y los mexicanos, como decepcionó la iniciativa del entonces presidente Peña, en donde despilfarró buena parte de su aprobación ciudadana, con el costo de encarcelar a una líder magisterial sin el sustento jurídico, (antes de salir EPN se esfumaron las causales penales que mantenían a Elba Esther Gordillo en arresto domiciliario), pero sobre todo, deseamos que la nueva propuesta educativa del presidente López Obrador, confluya con los estándares internacionales, concluya con los déficits académicos, incluya en cuanto a la calidad educativa a todas y todos los maestros y restituya las externalidades negativas ocasionadas por una reforma que nunca fue docente.

Sin duda que uno de los motores de la campaña política de AMLO rumbo a la Presidencia de la República, fue la esperanza de las y los maestros de México, por la abrogación de la Reforma laboral que introdujo con calzador y acorde al menú solicitado por José Ángel Gurría, exsecretario de Relaciones Exteriores de México y secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el extitular del Poder Ejecutivo Federal, Enrique Peña Nieto.

Reforma que -por cierto- ocasionó el distanciamiento entre el entonces recién electo presidente de México (EPN) y la entonces poderosa líder magisterial Elba Esther Gordillo, quien luego de la refriega en la cárcel por acusaciones obscuras y a todas luces confusas, ha regresado al escenario político por la puerta grande, tratando de conformar (de nueva cuenta) una nueva opción político-electoral, después de haber pagado el precio de enfrentarse con un inquilino de Los Pinos.

La justificada incomodidad de los maestros, se contraponía con la amarga realidad de buena parte de los maestros y las maestras de nuestro pobre país, sobre todo de aquellos que más que de salón de clases, son de mítines y más que de pintarrón son de machete, el lado oscuro de la educación nacional, en donde no se enseña más que los calzones, en donde los modelos educativos son términos que pueden asociarse con maestros que gustan de la cerveza en los recesos, una reforma que encontraba una comunión entre la evaluación y la permanencia en el empleo, estaba destinada a fracasar a como diera lugar y con el costo que fuere.

El nuevo modelo educativo que recién ha presentado la Cuarta Transformación de AMLO, elimina esa comunión o asociación entre la evaluación y la permanencia laboral y no se conforma con eso, sino que se atreve a declarar que se reinstalará a los y las docentes que hayan sido cesados en mérito de las evaluaciones presentadas por los propios docentes, también se elimina el tema de la obligatoriedad, algo que me parece inteligente, porque no puedes obligar a un maestro a superarse, por el simple hecho de hacerlo, la gran mayoría de los maestros y las maestras de la mitad del territorio nacional hacia abajo, apenas sí saben exponer una clase, no podrían presentar un examen de calidad estándar de tipo internacional, porque a diferencia de otras naciones, México no es solamente un país, sino varios, por el tipo de ideologías, idiosincrasias, diferencia de costumbres, hábitos, lenguajes o lenguas nativas y por supuesto, por sus estudiantes, jamás podrías comparar a un estudiante de Nuevo León a uno de Chiapas o Oaxaca y eso se debe a la calidad profesional de sus maestros.

A pesar de lo anterior, la contrarreforma de la 4T, desaparece un ente que nunca fue bien visto por el Magisterio, me refiero al Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) y abroga las leyes del tristemente mal entendido Servicio Profesional Docente, sin embargo, mantiene la promoción a los conocimientos de los docentes, así como a sus aptitudes y experiencia, es decir, en igualdad de condiciones ganará más quien tenga más años de servicio en un sistema educativo.

Me atrevo a reconocer que la contrarreforma educativa de AMLO, es mucho más educativa que laboral, aplica el Artículo 123 apartado “B” para todo lo que no es mejora en los derechos de los trabajadores, aporta el Sistema de Formación y Actualización Docente (por supuesto en forma gratuita), mantiene al maestro como agente de transformación social (sería un suicidio no hacerlo) e incorpora de nueva cuenta un programa bien recibido entre la docencia llamado Carrera Magisterial, mantiene a la educación superior como obligatoria (no era opción para el gobierno de AMLO eliminar su obligatoriedad), fortalece el pensamiento crítico (aunque no encuentro el punto que respalde tal cosa) y los valores cívicos (revive las clases de Civismo que Fox mandó a la tumba) y otro punto interesante a su favor es que comparte corresponsabilidad con la familia y la sociedad.

Esperemos que esta reforma de la reforma educativa tan esperada, no decepcione a las y los mexicanos, como decepcionó la iniciativa del entonces presidente Peña, en donde despilfarró buena parte de su aprobación ciudadana, con el costo de encarcelar a una líder magisterial sin el sustento jurídico, (antes de salir EPN se esfumaron las causales penales que mantenían a Elba Esther Gordillo en arresto domiciliario), pero sobre todo, deseamos que la nueva propuesta educativa del presidente López Obrador, confluya con los estándares internacionales, concluya con los déficits académicos, incluya en cuanto a la calidad educativa a todas y todos los maestros y restituya las externalidades negativas ocasionadas por una reforma que nunca fue docente.

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