/ jueves 21 de febrero de 2019

La renuncia de Alicia Gamboa a la Secretaría General del PRI

Hoy están de moda en el tricolor estatal las renuncias por motivos personales o de salud para irse a Morena. Y otros ya de plano no quieren seguir militando en ese partido, porque ya se dieron cuenta que el otrora invencible cumplió su ciclo, y de acuerdo a las leyes de la dialéctica surja el nuevo, que será para las futuras generaciones.

La decisión de la diputada Alicia Gamboa no es una renuncia del montón. Si Ali hubiera renunciado para buscar ser candidata de su partido a la Presidencia Municipal tendría otro significado, pero no es el caso. Los políticos nunca renuncian por motivos personales, eso es un mito. Todos conocemos la carrera política de la diputada, el grupo al que pertenece, el que en poco la encumbró y ahora tiene huéspedes distinguidos en Morena con el objeto de recobrar aunque sea algo del poder perdido.

Dice un refrán: El problema de la mazorca es que se caiga el primer grano y los demás caen solos. Para que esto no suceda en el PRI tienen que hacer, por primera vez en su historia, las cosas bien. En Lerdo, por ejemplo, la actual presidente municipal quería reelegirse, pero se dieron cuenta que ni en su casilla tenía posibilidades de ganar.

Parafraseando a Karl Marx, un nuevo fantasma recorre el territorio del PRI: La rebelión de sus militantes. Otro ejemplo es Mezquital, Osvaldo Santillán, conocido como “El Güero”, siempre fue arriba en las encuestas, muy por encima de Nicolás Rodríguez Luna y Refugio Ibarra Rodríguez. Osvaldo no era el candidato de la familia que por muchos años ha decidido la vida política de ese municipio.

Rodríguez Luna, y también Ibarra Rodríguez, eran los prospectos de esa familia. Osvaldo Santillán se registró en tiempo y forma como precandidato a la Presidencia Municipal de Mezquital. Ya en plena precampaña, el lunes 19 de febrero se reunieron con Enrique Benítez y el delegado nacional con líderes indígenas, expresidentes municipales, expresidentes del PRI Municipal y exlíderes de ese partido para exigirle a Enrique Benítez que le retirara la candidatura a Osvaldo y que pusiera a Nicolás Rodríguez o a Refugio Ibarra Rodríguez. Cosa que lograron.

Hay el fuerte rumor de que de un momento a otro la excenecista Coco Ramírez, con más de 30 años de militancia en el PRI, en una conferencia de prensa anunciará su renuncia al tricolor, y se comenta también que la nativa de San Juan del Río no se irá sola a otro partido: Morena. Pero independientemente de ello, en próximos días el PRI podría salir muy raspado. Salvo un milagro, pero en política no existe.

El mal ejemplo en ocasiones se hace viral. Muchos jóvenes con más de 10 años de militancia en el PRI y que han hecho talacha por tierra, casa por casa, seccional por seccional, ya están pensando en salirse del tricolor, porque a la hora de la repartición los dejan chiflando en la loma y ya se cansaron de ser utilizados por las cúpulas y grupos de interés de ese Partido, que sólo buscan el poder, aunque sea de regidoras o regidores, porque lo importante es seguir estando en la nómina para no vivir en el error.

Hoy están de moda en el tricolor estatal las renuncias por motivos personales o de salud para irse a Morena. Y otros ya de plano no quieren seguir militando en ese partido, porque ya se dieron cuenta que el otrora invencible cumplió su ciclo, y de acuerdo a las leyes de la dialéctica surja el nuevo, que será para las futuras generaciones.

La decisión de la diputada Alicia Gamboa no es una renuncia del montón. Si Ali hubiera renunciado para buscar ser candidata de su partido a la Presidencia Municipal tendría otro significado, pero no es el caso. Los políticos nunca renuncian por motivos personales, eso es un mito. Todos conocemos la carrera política de la diputada, el grupo al que pertenece, el que en poco la encumbró y ahora tiene huéspedes distinguidos en Morena con el objeto de recobrar aunque sea algo del poder perdido.

Dice un refrán: El problema de la mazorca es que se caiga el primer grano y los demás caen solos. Para que esto no suceda en el PRI tienen que hacer, por primera vez en su historia, las cosas bien. En Lerdo, por ejemplo, la actual presidente municipal quería reelegirse, pero se dieron cuenta que ni en su casilla tenía posibilidades de ganar.

Parafraseando a Karl Marx, un nuevo fantasma recorre el territorio del PRI: La rebelión de sus militantes. Otro ejemplo es Mezquital, Osvaldo Santillán, conocido como “El Güero”, siempre fue arriba en las encuestas, muy por encima de Nicolás Rodríguez Luna y Refugio Ibarra Rodríguez. Osvaldo no era el candidato de la familia que por muchos años ha decidido la vida política de ese municipio.

Rodríguez Luna, y también Ibarra Rodríguez, eran los prospectos de esa familia. Osvaldo Santillán se registró en tiempo y forma como precandidato a la Presidencia Municipal de Mezquital. Ya en plena precampaña, el lunes 19 de febrero se reunieron con Enrique Benítez y el delegado nacional con líderes indígenas, expresidentes municipales, expresidentes del PRI Municipal y exlíderes de ese partido para exigirle a Enrique Benítez que le retirara la candidatura a Osvaldo y que pusiera a Nicolás Rodríguez o a Refugio Ibarra Rodríguez. Cosa que lograron.

Hay el fuerte rumor de que de un momento a otro la excenecista Coco Ramírez, con más de 30 años de militancia en el PRI, en una conferencia de prensa anunciará su renuncia al tricolor, y se comenta también que la nativa de San Juan del Río no se irá sola a otro partido: Morena. Pero independientemente de ello, en próximos días el PRI podría salir muy raspado. Salvo un milagro, pero en política no existe.

El mal ejemplo en ocasiones se hace viral. Muchos jóvenes con más de 10 años de militancia en el PRI y que han hecho talacha por tierra, casa por casa, seccional por seccional, ya están pensando en salirse del tricolor, porque a la hora de la repartición los dejan chiflando en la loma y ya se cansaron de ser utilizados por las cúpulas y grupos de interés de ese Partido, que sólo buscan el poder, aunque sea de regidoras o regidores, porque lo importante es seguir estando en la nómina para no vivir en el error.