/ lunes 28 de diciembre de 2020

La Sección 44 es nido de simulaciones

Este día de Los Santos Inocentes, me había propuesto hacer una inocentada a los nobles maestros jubilados, pero reculé cuando recordé que para bromas ahí están sus líderes, que no se cansan de tomarles el pelo y ellos a dejarse peinar hasta que el cepillo tumbe el poco que les queda.

La dirigencia de la Sección 44, cada vez que hace ruido para anunciar que su nido de simulación está vigente, toma la bandera de la tontería, como la que en los días pasados enarboló, para exigir el adelanto del pago de quincena y el pago del bono navideño. Trivialidades que no ameritaban exhibir su falta de liderazgo, mucho menos un falso protagonismo que siempre ha fluido sin interrupción, pero con los tropiezos a flor de piel por los absurdos planteamientos y la orquesta de la simulación.

Lo que sin duda ha dado vuelo a las especulaciones. La mayoría, fieras y negativas, por tratar de retardar el bono. Lo que volvió a encender la hoguera de las delicadas vísceras de los afectados. Cosa que nada pronostica, porque ya es costumbre que los jubilados sufran esa serie de atropellos, que dada su edad y de muchos su estado de salud, ya no pueden responder con un golpe fulminante, pero sí, con muchos agradecimientos y bendiciones a sus abusadores.

Sin embargo, existe la contraparte analítica que sigue los pasos del secretario general, cada vez que se lanza a hacer un movimiento, en el que logra generar de ésta, comentarios ácidos y deliberadamente adversos a su deteriorada imagen, la que a base de ensayos deshonestos pretende maquillar, pero hasta el piso sufre pena ajena, por la mancha que le causa su desprestigio del que sus corifeos no lo han podido levantar.

Y cuando lo intentan aquellos buscabullas, su pobre actitud lo vuelve a tumbar, cuando literalmente expone que en la negociación lo añejo y costoso, lo deja para después y abandona la mesa cuando la negativa latiga la urgencia que ahí lo sentara. Entonces a qué fue y que arregló? Los afectados tienen la respuesta.

La actuación del actual secretario general, con su pobre y caótica manera de plantear y conducir los asuntos sindicales, han sido una pesadilla para gran parte del magisterio. La organización ha estado atrapada en todos esos absurdos y exabruptos. A tal grado que algunos miembros del mismo comité, que vieron en un principio a un líder que apoyarían, a la fecha han tomado sana distancia de sus veleidades, ligerezas y descarados modos de entregarse al gobierno.

Con dichas actitudes no nos queda duda, que el aludido no sabe negociar con el patrón; pero tampoco sabe convencer a las bases. De ahí el caos que se ha empoderado de su liderazgo, cuya falta de carácter ha dado lugar a que el gobierno le falte al respeto y los grupos lo rebasen y es ahí donde tiene explicación el desorden que se arma cada fin de año, porque este aprendiz de líder no desquita lo que le pagan para que defienda, sino ahora su pésima investidura es defendida por aquellos que le hacen el trabajo sucio, pero sin que les permita la plana corregirle.

Su beligerancia con que ha tratado las demandas más sentidas del magisterio, es parte del legado desastroso que va a heredar a la organización, a la que le será difícil borrar la afrenta de quien la ha representado de la peor manera. Desafortunadamente todavía le quedan seguidores que le acompañan en sus actos de lucha simulada, donde la convicción no es respaldarlo, sino ir juntando las piedras con que se tropieza, para ser los primeros en arrojárselas cuando ya no esté en el poder, porque esos son también los ingratos que se avergüenzan del favor recibido.

No obstante, es necesario que en el magisterio mismo se genere una conciencia digna, desde la cual la falta de cumplimiento de las obligaciones sindicales, resulte no ser un motivo de éxito y reconocimiento, sino una conducta inaceptable y repudiable, porque la falta de respeto con que tratan a los maestros jubilados, no son méritos para premiarlos por el espectáculo de la necesidad, cansancio y frío que protagonizan a la intemperie del exterior de Pensiones.

Este día de Los Santos Inocentes, me había propuesto hacer una inocentada a los nobles maestros jubilados, pero reculé cuando recordé que para bromas ahí están sus líderes, que no se cansan de tomarles el pelo y ellos a dejarse peinar hasta que el cepillo tumbe el poco que les queda.

La dirigencia de la Sección 44, cada vez que hace ruido para anunciar que su nido de simulación está vigente, toma la bandera de la tontería, como la que en los días pasados enarboló, para exigir el adelanto del pago de quincena y el pago del bono navideño. Trivialidades que no ameritaban exhibir su falta de liderazgo, mucho menos un falso protagonismo que siempre ha fluido sin interrupción, pero con los tropiezos a flor de piel por los absurdos planteamientos y la orquesta de la simulación.

Lo que sin duda ha dado vuelo a las especulaciones. La mayoría, fieras y negativas, por tratar de retardar el bono. Lo que volvió a encender la hoguera de las delicadas vísceras de los afectados. Cosa que nada pronostica, porque ya es costumbre que los jubilados sufran esa serie de atropellos, que dada su edad y de muchos su estado de salud, ya no pueden responder con un golpe fulminante, pero sí, con muchos agradecimientos y bendiciones a sus abusadores.

Sin embargo, existe la contraparte analítica que sigue los pasos del secretario general, cada vez que se lanza a hacer un movimiento, en el que logra generar de ésta, comentarios ácidos y deliberadamente adversos a su deteriorada imagen, la que a base de ensayos deshonestos pretende maquillar, pero hasta el piso sufre pena ajena, por la mancha que le causa su desprestigio del que sus corifeos no lo han podido levantar.

Y cuando lo intentan aquellos buscabullas, su pobre actitud lo vuelve a tumbar, cuando literalmente expone que en la negociación lo añejo y costoso, lo deja para después y abandona la mesa cuando la negativa latiga la urgencia que ahí lo sentara. Entonces a qué fue y que arregló? Los afectados tienen la respuesta.

La actuación del actual secretario general, con su pobre y caótica manera de plantear y conducir los asuntos sindicales, han sido una pesadilla para gran parte del magisterio. La organización ha estado atrapada en todos esos absurdos y exabruptos. A tal grado que algunos miembros del mismo comité, que vieron en un principio a un líder que apoyarían, a la fecha han tomado sana distancia de sus veleidades, ligerezas y descarados modos de entregarse al gobierno.

Con dichas actitudes no nos queda duda, que el aludido no sabe negociar con el patrón; pero tampoco sabe convencer a las bases. De ahí el caos que se ha empoderado de su liderazgo, cuya falta de carácter ha dado lugar a que el gobierno le falte al respeto y los grupos lo rebasen y es ahí donde tiene explicación el desorden que se arma cada fin de año, porque este aprendiz de líder no desquita lo que le pagan para que defienda, sino ahora su pésima investidura es defendida por aquellos que le hacen el trabajo sucio, pero sin que les permita la plana corregirle.

Su beligerancia con que ha tratado las demandas más sentidas del magisterio, es parte del legado desastroso que va a heredar a la organización, a la que le será difícil borrar la afrenta de quien la ha representado de la peor manera. Desafortunadamente todavía le quedan seguidores que le acompañan en sus actos de lucha simulada, donde la convicción no es respaldarlo, sino ir juntando las piedras con que se tropieza, para ser los primeros en arrojárselas cuando ya no esté en el poder, porque esos son también los ingratos que se avergüenzan del favor recibido.

No obstante, es necesario que en el magisterio mismo se genere una conciencia digna, desde la cual la falta de cumplimiento de las obligaciones sindicales, resulte no ser un motivo de éxito y reconocimiento, sino una conducta inaceptable y repudiable, porque la falta de respeto con que tratan a los maestros jubilados, no son méritos para premiarlos por el espectáculo de la necesidad, cansancio y frío que protagonizan a la intemperie del exterior de Pensiones.