Segunda parte.
Tierra entrañable para mi familia, me interesa sobremanera por mi historia personal, familiar y profesional.
Tres razones de peso mantienen vivo mi nexo espiritual con los istmeños, desde diciembre de 1968 que llegué a Juchitán con la encomienda del gobernador Víctor Bravo Ahuja de establecer el Instituto Tecnológico Regional del Istmo (ITRI) en Juchitán, que se logró en 1969, es la primera razón. Me tocó ser director fundador.
Vinculado a éste, surgió el Centro de Estudios Tecnológicos de Salina Cruz, Oaxaca en 1970. Se justificaron considerando la perspectiva de desarrollo y el reconocido valor estratégico del Istmo en el entorno nacional e internacional. El Istmo de Tehuantepec es la parte más estrecha del territorio nacional, solo 300 kilómetros separan los litorales de Oaxaca y Veracruz.
La segunda razón, el nacimiento en Juchitán, ese año, de mi hija Eunice. En esa comunidad orgullosamente zapoteca, se fortaleció mi familia durangueña y crecieron mis primeros hijos durante los años de 1969 a 1971. Pero mi vínculo con la tierra de Juárez, se hizo más fuerte en los años 1971 a 1976, en que tuve el honor de dirigir el Instituto Tecnológico de Oaxaca. En esa inolvidable ciudad nació Marcia, mi otra hija oaxaqueña.
El tercer elemento, que estos días me ha reconectado con los asuntos y posibilidades solidas de desarrollo del Istmo, es una reunión que el 19 de marzo de 1970, se organizó en el ITRI con el candidato presidencial Luis Echeverría Álvarez, (LEA) de la que di testimonio en alguno de los libros de mi autoría.
De este encuentro, que tuvo como eje cardinal la Asamblea del Consejo Nacional de directores de Institutos Tecnológicos Regionales, que presidía el doctor Héctor Mayagoitia Domínguez, recuperé tres temas. Uno, el planteamiento que le hizo Bravo Ahuja sobre la necesaria Reforma Educativa, que luego le tocó operar como titular de la SEP (1970-1976); Dos, la demanda que le hicieron los líderes estudiantiles de “liberar a los presos políticos del 68”, y tres, el planteamiento de las autoridades y liderazgos locales sobre diversos problemas y proyectos de desarrollo regional con énfasis en la industrialización y el aprovechamiento del campo y el mar, para que se generara empleos.
Muchos oaxaqueños emigraban a otras latitudes en busca de oportunidades de educación profesional y gran cantidad laboraban en la industria petrolera de Veracruz. Entonces se mencionó la refinería de Salina Cruz que se estableció hasta 1979.
En el contexto de los temas de la reunión con la comunidad técnica, se le habló de la posible reactivación de históricos proyectos de infraestructura para la interconexión de los océanos Pacifico y Atlántico y se le entregó un documento de Vicente Sáenz con el título “Nuestras Vías de Comunicación Interoceánicas Tehuantepec, Nicaragua y Panamá”. Sobre el canal de Tehuantepec, el candidato presidencial, respondió NO, vamos a partir el territorio nacional. Sobre la reforma a la educación, las carreteras y la industrialización dijo SÍ. Más contundente fue su compromiso de impulsar la educación técnica y superior de Oaxaca y del Istmo. El ITRI fue el primero en ubicarse en una pequeña comunidad de 30 mil habitantes orgullosos de sus raíces indígenas regionales (zapotecas, huaves, mixes, zoques y chontales). El candidato Echeverría nos dijo que había una deuda histórica con Oaxaca y que el Istmo por su ubicación geográfica era un polo de desarrollo nacional estratégico en el entorno mundial que propiciaba la comunicación y el comercio internacional.
En ese marco de referencias históricas apunto, que los temas, aspiraciones y proyectos de desarrollo económico y social de hace medio siglo, cobran vigencia en los compromisos del presidente AMLO de poner en marcha el Programa para el Desarrollo Regional del Istmo de Tehuantepec que incluye grandes obras de infraestructura de comunicaciones y para la industrialización.
De estos episodios históricos hablé con mi amigo Rodolfo Echeverría Ruiz, a propósito de un artículo que, en 2005, publicó en el Universal, en el que señala “Urge un gran proyecto cuyas magnitudes políticas y tecnológicas, comerciales y financieras entusiasmen a todos”. En un profundo análisis del tema precisa “Vivimos ahora otros tiempos… La cultura, la densidad histórica, la localización geográfica del país, su prestancia y el tamaño de su economía son elementos básicos para poner en marcha con imaginación y audacia las creadoras energías mexicanas”.
“La erección de un moderno y complejo sistema portuario y aeroportuario enlazado con una ultramoderna red de vías férreas y carreteras”. Es una vertiente del Plan Estratégico de desarrollo de AMLO para el Istmo de Tehuantepec.