/ miércoles 14 de octubre de 2020

Liderazgo populista y pandemia

Durante la pandemia se ha puesto a prueba la efectividad de los servicios de salud, la solidaridad entre las personas, entre otros aspectos, pero también los liderazgos para afrontarla.

El tipo de liderazgo es un elemento que puede hacer la diferencia entre los países.

La conducción de Estados de América Latina durante varios años del siglo pasado fue cuestionada debido a que no tenían legitimidad democrática quienes habían accedido al poder, por haber usado la fuerza bruta o fraudes electores. Afortunadamente esa etapa quedó atrás, aunque con sus deshonrosas excepciones.

Superar esa etapa costó sangre y tardó varios años, pero sí se pudo debido al avance del proceso de democratización. Partidos de derecha y de izquierda se han alternado en el poder, pero por los problemas no superados, como la injusta distribución de la riqueza, la crisis de la representación política, la corrupción, entre otros, arribaron al poder líderes populistas que portan un discurso de salvación del pueblo.

El populismo, como forma de hacer política, existe en diversos países, sin importar si se inclinan a la derecha o a la izquierda, y tienen elementos en común en el discurso y en el mantenimiento del contacto directo con el pueblo, sin intermediación.

Pues bien, durante la pandemia, se puede advertir que en países con líderes populistas ha aumentado considerablemente el número de contagios y de muertos como ha acontecido en los Estados Unidos de América, en Brasil e incluso en México. El error inicial fue minimizar la dimensión del problema, se subestimó la rapidez de los contagios y la letalidad de la Covid-19 que tiene sobre algunas personas.

Un factor que ha agravado el problema, es que se pasó por alto la opinión de expertos, por ejemplo, Mario Molina, el mexicano que obtuvo el Premio Nobel y que hace poco falleció, recomendó el uso del cubrebocas, pero hubo y sigue habiendo dentro de la clase política quienes no lo usan y rechazan poner el ejemplo.

Otro caso en el que no se escuchó la voz de expertos, consistió en no atender las recomendaciones de seis ex titulares de la Secretaría de Salud, y primero murió uno de ellos, el doctor Guillermo Soberón, quien fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, antes de que se les hiciera caso.

Dicha propuesta consiste en llevar a la práctica las siguientes acciones: realizar una campaña nacional de pruebas para detectar la Covid-19; llevar a cabo confinamientos localizados; usar cubrebocas; dar el mando al Consejo de Salubridad General, previsto constitucionalmente, y que sirva como instancia de coordinación entre el gobierno federal y los de las entidades federativas; evitar en lo posible estar en lugares cerrados y congestionados, pues es más fácil el contagio; crear un Comité de Evaluación de la política anticovid; expedir una Ley General de Cuarentena, entre otras.

En México, sin soslayar la responsabilidad que tenemos todas las personas frente a la pandemia, las autoridades deben poner el ejemplo, sean del ámbito federal, de las entidades federativas o de los municipios. Varias autoridades han hecho su tarea, pero otras salen reprobadas, así lo demuestran los miles de fallecimientos por la pandemia. No obstante, todavía se puede rectificar el rumbo, pero hay que seguir los consejos de las personas de ciencia.

Durante la pandemia se ha puesto a prueba la efectividad de los servicios de salud, la solidaridad entre las personas, entre otros aspectos, pero también los liderazgos para afrontarla.

El tipo de liderazgo es un elemento que puede hacer la diferencia entre los países.

La conducción de Estados de América Latina durante varios años del siglo pasado fue cuestionada debido a que no tenían legitimidad democrática quienes habían accedido al poder, por haber usado la fuerza bruta o fraudes electores. Afortunadamente esa etapa quedó atrás, aunque con sus deshonrosas excepciones.

Superar esa etapa costó sangre y tardó varios años, pero sí se pudo debido al avance del proceso de democratización. Partidos de derecha y de izquierda se han alternado en el poder, pero por los problemas no superados, como la injusta distribución de la riqueza, la crisis de la representación política, la corrupción, entre otros, arribaron al poder líderes populistas que portan un discurso de salvación del pueblo.

El populismo, como forma de hacer política, existe en diversos países, sin importar si se inclinan a la derecha o a la izquierda, y tienen elementos en común en el discurso y en el mantenimiento del contacto directo con el pueblo, sin intermediación.

Pues bien, durante la pandemia, se puede advertir que en países con líderes populistas ha aumentado considerablemente el número de contagios y de muertos como ha acontecido en los Estados Unidos de América, en Brasil e incluso en México. El error inicial fue minimizar la dimensión del problema, se subestimó la rapidez de los contagios y la letalidad de la Covid-19 que tiene sobre algunas personas.

Un factor que ha agravado el problema, es que se pasó por alto la opinión de expertos, por ejemplo, Mario Molina, el mexicano que obtuvo el Premio Nobel y que hace poco falleció, recomendó el uso del cubrebocas, pero hubo y sigue habiendo dentro de la clase política quienes no lo usan y rechazan poner el ejemplo.

Otro caso en el que no se escuchó la voz de expertos, consistió en no atender las recomendaciones de seis ex titulares de la Secretaría de Salud, y primero murió uno de ellos, el doctor Guillermo Soberón, quien fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, antes de que se les hiciera caso.

Dicha propuesta consiste en llevar a la práctica las siguientes acciones: realizar una campaña nacional de pruebas para detectar la Covid-19; llevar a cabo confinamientos localizados; usar cubrebocas; dar el mando al Consejo de Salubridad General, previsto constitucionalmente, y que sirva como instancia de coordinación entre el gobierno federal y los de las entidades federativas; evitar en lo posible estar en lugares cerrados y congestionados, pues es más fácil el contagio; crear un Comité de Evaluación de la política anticovid; expedir una Ley General de Cuarentena, entre otras.

En México, sin soslayar la responsabilidad que tenemos todas las personas frente a la pandemia, las autoridades deben poner el ejemplo, sean del ámbito federal, de las entidades federativas o de los municipios. Varias autoridades han hecho su tarea, pero otras salen reprobadas, así lo demuestran los miles de fallecimientos por la pandemia. No obstante, todavía se puede rectificar el rumbo, pero hay que seguir los consejos de las personas de ciencia.

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