/ miércoles 24 de octubre de 2018

Los adioses

“Los Adioses” de Natalia Beristáin es una película que establece un vínculo a partir de las experiencias de las mujeres, ya que a pesar de que retrata una faceta de la vida de Rosario Castellanos, resulta sumamente actual porque las problemáticas a las que se enfrentó la escritora mexicana en la segunda mitad del siglo XX no distan mucho de las actuales.

Rosario Castellanos fue una narradora y poetista mexicana, considerada en este segundo género la más importante del siglo XX, ya que manifiesta a través de su obra una absoluta sinceridad para poner de manifiesto su vida interior, la inadaptación del espíritu femenino en un mundo dominado por los hombres, la experiencia del psicoanálisis y una melancolía meditabunda.

Durante su infancia vivió en Comitán, Chiapas de donde procedía su familia, cursó estudios de letras Universidad Nacional Autónoma de México; en Madrid complementaría su formación con cursos de estética y estilística. Trabajó en el Instituto Indigenista Nacional en Chiapas y en Ciudad de México, preocupándose de las condiciones de vida de los indígenas y de las mujeres en su país.

En 1961 obtuvo un puesto de profesora en la Universidad Autónoma de México, donde enseñó filosofía y literatura; posteriormente desarrolló su labor docente en la Universidad Iberoamericana y en las universidades de Wisconsin, Colorado e Indiana, y fue secretaria del Pen Club de México. Dedicada a la docencia y a la promoción de la cultura en diversas instituciones oficiales, en 1971 fue nombrada embajadora en Israel, donde falleció al cabo de tres años.

Así, Rosario Castellanos se convierte en una figura tan compleja como fascinante: su obra hace un recuento sobre la división de clases, el papel de la mujer y la conservación de estructuras tradicionales en la familia, lo que la directora mexicana Natalia Beristáin trata de conciliar en su segundo largometraje, “Los Adioses”.

Cabe destacar que esta película no es una reseña biográfica de Castellanos, sino un filme que problematiza el devenir histórico y social de la condición femenina; en este sentido, su figura representa las batallas de las mujeres a lo largo del siglo XX en el ámbito tanto público como privado y retrata la complejidad de las múltiples facetas de una mujer que se adelantó a su tiempo debido a que decidió ejercer la escritura y la enseñanza como profesión mientras que también decidió ser esposa y madre.

Así, da cuenta de cómo surgen obras como “Balún Canán”, “Oficio de tinieblas”, “Álbum de familia” o “Poesía no eres tú” que ahora son indispensables en la literatura mexicana, al mostrar en la pantalla dos aspectos que hasta entonces no habían sido tratados literariamente o se habían trabajado con una perspectiva sesgada: la mujer y lo indígena.

Al mismo tiempo, profundiza en el personaje de la escritora mexicana para mostrarla, como una mujer llena de contradicciones, las cuales la dotan de una sinceridad brutal, al hablar de su experiencia vital, los tranquilizantes y la sumisión a que se vio obligada desde la infancia por el hecho de ser mujer.

Estos contrapuntos son visibles en el tratamiento de su relación con Ricardo Guerra, el cual es representado como un hombre que si bien amó a Rosario, la inteligencia de su esposa logró intimidarlo a tal punto que ejerció la violencia tratando de impedir que continuara con su trabajo e increpándola con comentarios crueles en torno a su condición de escritora, al grado de romper su máquina de escribir.

Llama la atención que en una de las escenas de la película, el personaje de Castellanos increpa a su esposo, Ricardo Guerra, con una frase que resulta dolorosamente actual: “No voy a dejar de ser mamá, no voy a dejar de ser maestra y no voy a dejar de escribir”.

Novedosa dentro de la producción de biopics en México, esta película es un recuento fragmentado en flashbacks con un diseño de arte, peinado y maquillaje que acentúan más el carácter de la escritora, para liberarse de los cartabones y sumergirse en escenarios casi idílicos para contar su turbulenta historia de amor con Ricardo Guerra, en dos temporalidades.

Al igual que en su ópera prima “No quiero dormir sola”, Natalia Beristáin toma a la mujer como eje de su trabajo, y ahora nos muestra la conexión entre la profesión, la maternidad y el debe ser, en un mundo donde quienes tienen el poder son los hombres, por lo que ver esta perspectiva femenina de una mujer nos lleva a replantear a partir de la experiencia de Rosario Castellanos, qué hemos hecho como sociedad desde entonces.

“Los Adioses” de Natalia Beristáin es una película que establece un vínculo a partir de las experiencias de las mujeres, ya que a pesar de que retrata una faceta de la vida de Rosario Castellanos, resulta sumamente actual porque las problemáticas a las que se enfrentó la escritora mexicana en la segunda mitad del siglo XX no distan mucho de las actuales.

Rosario Castellanos fue una narradora y poetista mexicana, considerada en este segundo género la más importante del siglo XX, ya que manifiesta a través de su obra una absoluta sinceridad para poner de manifiesto su vida interior, la inadaptación del espíritu femenino en un mundo dominado por los hombres, la experiencia del psicoanálisis y una melancolía meditabunda.

Durante su infancia vivió en Comitán, Chiapas de donde procedía su familia, cursó estudios de letras Universidad Nacional Autónoma de México; en Madrid complementaría su formación con cursos de estética y estilística. Trabajó en el Instituto Indigenista Nacional en Chiapas y en Ciudad de México, preocupándose de las condiciones de vida de los indígenas y de las mujeres en su país.

En 1961 obtuvo un puesto de profesora en la Universidad Autónoma de México, donde enseñó filosofía y literatura; posteriormente desarrolló su labor docente en la Universidad Iberoamericana y en las universidades de Wisconsin, Colorado e Indiana, y fue secretaria del Pen Club de México. Dedicada a la docencia y a la promoción de la cultura en diversas instituciones oficiales, en 1971 fue nombrada embajadora en Israel, donde falleció al cabo de tres años.

Así, Rosario Castellanos se convierte en una figura tan compleja como fascinante: su obra hace un recuento sobre la división de clases, el papel de la mujer y la conservación de estructuras tradicionales en la familia, lo que la directora mexicana Natalia Beristáin trata de conciliar en su segundo largometraje, “Los Adioses”.

Cabe destacar que esta película no es una reseña biográfica de Castellanos, sino un filme que problematiza el devenir histórico y social de la condición femenina; en este sentido, su figura representa las batallas de las mujeres a lo largo del siglo XX en el ámbito tanto público como privado y retrata la complejidad de las múltiples facetas de una mujer que se adelantó a su tiempo debido a que decidió ejercer la escritura y la enseñanza como profesión mientras que también decidió ser esposa y madre.

Así, da cuenta de cómo surgen obras como “Balún Canán”, “Oficio de tinieblas”, “Álbum de familia” o “Poesía no eres tú” que ahora son indispensables en la literatura mexicana, al mostrar en la pantalla dos aspectos que hasta entonces no habían sido tratados literariamente o se habían trabajado con una perspectiva sesgada: la mujer y lo indígena.

Al mismo tiempo, profundiza en el personaje de la escritora mexicana para mostrarla, como una mujer llena de contradicciones, las cuales la dotan de una sinceridad brutal, al hablar de su experiencia vital, los tranquilizantes y la sumisión a que se vio obligada desde la infancia por el hecho de ser mujer.

Estos contrapuntos son visibles en el tratamiento de su relación con Ricardo Guerra, el cual es representado como un hombre que si bien amó a Rosario, la inteligencia de su esposa logró intimidarlo a tal punto que ejerció la violencia tratando de impedir que continuara con su trabajo e increpándola con comentarios crueles en torno a su condición de escritora, al grado de romper su máquina de escribir.

Llama la atención que en una de las escenas de la película, el personaje de Castellanos increpa a su esposo, Ricardo Guerra, con una frase que resulta dolorosamente actual: “No voy a dejar de ser mamá, no voy a dejar de ser maestra y no voy a dejar de escribir”.

Novedosa dentro de la producción de biopics en México, esta película es un recuento fragmentado en flashbacks con un diseño de arte, peinado y maquillaje que acentúan más el carácter de la escritora, para liberarse de los cartabones y sumergirse en escenarios casi idílicos para contar su turbulenta historia de amor con Ricardo Guerra, en dos temporalidades.

Al igual que en su ópera prima “No quiero dormir sola”, Natalia Beristáin toma a la mujer como eje de su trabajo, y ahora nos muestra la conexión entre la profesión, la maternidad y el debe ser, en un mundo donde quienes tienen el poder son los hombres, por lo que ver esta perspectiva femenina de una mujer nos lleva a replantear a partir de la experiencia de Rosario Castellanos, qué hemos hecho como sociedad desde entonces.