/ lunes 28 de enero de 2019

Los aspirantes morenistas

De los tres Partidos políticos con capacidad de postular candidato y contender a la presidencia municipal de la capital del Estado de Durango, Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) es para muchos el que mayores posibilidades tiene de ganar, consideran que el efecto AMLO está vivo y les alcanzará –a los morenistas- para ganar no sólo la alcaldía capitalina, sino buena parte de los Ayuntamientos en disputa.

Sin embargo, me parece que las cosas no están tan sencillas en MORENA como se piensa, deben tener cuidado de que ese excesivo estado de confianza que hoy los embriaga no se transforme en una verdadera resaca, tan severa que pueda hacerles trastabillar en su camino rumbo a la elección que se realizará en 2022 para elegir gobernador del estado.

Uno de los principales problemas que tiene el partido de la 4ta transformación es que son muchos los personajes que quieren la candidatura, no porque se sientan buenos candidatos sino porque piensan -insisto- que el efecto AMLO los hará ganar sin mayores complicaciones.

Desde mi muy particular punto de vista, el candidato de MORENA debe reunir una sola condición: No tener un pasado priista.

No son pocas las voces de militantes y simpatizantes de MORENA que reclaman la incorporación de algunos distinguidos priistas en las filas de ese Partido; no olvidan que en el discurso de AMLO ellos son los responsables de todas las desgracias de este país y que el rostro de la corrupción es priista. No debemos perder de vista que la victoria de AMLO en 2018 y la de Aispuro en 2016 se cimentó en buena medida bajo tales argumentos.

Uno de los más fuertes posibles candidatos es Alejandro González Yáñez, mejor conocido como “Gonzalo”. Actualmente es senador de la República, dueño del Partido del Trabajo (PT) en Durango y un muy cercano interlocutor del presidente de México. Es justamente esto último lo que haría cuestionar si arriesgaría eso que tiene por venir a bregar en un municipio sin dinero, endeudado y con miles de problemas que no se podrán resolver justamente porque no tiene dinero y está endeudado.

Bien podría Gonzalo seguir tejiendo fino en la capital del país, evitar el desgaste de una campaña en la que le pueden resultar ciertos trapitos no muy limpios y, de llegar el caso, de un gobierno municipal con las características apuntadas en el párrafo anterior, y llegar fresco en 2022 a jugar la gubernatura. Como quiera que sea el buen Gonzalo siempre cae parado.

Otro aspirante es Héctor Vela Valenzuela, un personaje con amplia trayectoria en la administración pública estatal, ha sido secretario de las tres secretarias más importantes: obras públicas, educación y general de gobierno, también fue diputado; todos estas responsabilidades las obtuvo cuando militaba bajo la marca PRI.

En 2018 Vela Valenzuela se cansó de permanecer en la banca y ante las pocas posibilidades de obtener algo en el PRI, lo abandonó después de muchos años de militancia para sumarse al proyecto de AMLO, en donde no obtuvo -dicen algunos- un espacio acorde a su trayectoria, lo mandaron como secretario general del Congreso del Estado. No suena tan descabellada la idea de que ese cargo era como una especie de espérame tantito, que la verdadera recompensa vendría en este 2019 con la candidatura al municipio.

Algo similar se pudiera decir de Otniel García Navarro, quien después de haber sido encumbrado en muy poco tiempo en la arena política por Ismael Hernández, quien inclusive lo apoyó sobremanera en aquella etapa complicada que vivió Otniel en su vida personal, sorpresivamente renunció al PRI para sumarse a MORENA. No creo que la recompensa ofrecida haya sido la diputación local que ahora tiene.

Estos dos personajes -Vela y Otniel- tienen el único inconveniente que podría tener el candidato de MORENA: Haber sido priistas. Es indudable que la gente los identificados con ese Partido, fueron militantes destacados y operadores de las corruptelas que se le atribuyen al PRI, a pesar de que tuvieron la absolución de AMLO. Además, quien traiciona una vez traiciona dos, tres y hasta cuatro veces, dicen los sabios decires.

Quien podría tener posibilidades de ganar es Nacho Aguado, joven que en 2016 sentó un precedente en Durango cuando contendió en forma por demás decorosa como candidato independiente al V distrito local; luego de perder se destacó como un gestor de iniciativas ante el Congreso. Nacho en apariencia sigue siendo independiente a cualquier partido político, pero en 2017 se sumó al proyecto de AMLO, fue su coordinador de campaña en Durango, lo que para muchos fue una especie de consolación porque no le cumplieron con la candidatura al IV distrito federal que le habían prometido.

De los aspirantes de Morena es el que menos “pasado” tiene, la gente lo ve como un político nuevo, tiene discurso y a pesar de su juventud se le ven tablas. El punto en contrario es que siendo independiente luchó por la disminución de los recursos públicos a los partidos al 50%, y ahora sería, en su caso, un candidato que gastaría en campaña una buena cantidad de ese dinero que no debería dárseles, según lo dijo el mismo Nacho Aguado.

Pero la candidata ideal para Morena era sin duda Sandra Amaya Rosales, la diputada se perfilaba al inicio de la actual legislatura local como una seria aspirante, tenía muchos elementos que la hacían ser la mejor opción: Ganadora de la diputación por el distrito 03, presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, y por si fuera poco, mujer. Pero el vuelo le duró solo unos meses, tres para ser precisos, la cúpula de Morena decidió removerla del cargo de presidenta de la Junta de Coordinación Política por dos razones: 1. Poco oficio; y 2. Por presuntas deslealtades al Partido.

Estos son sólo algunos de los aspirantes de MORENA, por razón de espacio no se puede incluir a todos los demás. Veremos qué decide finalmente el ‘Partido sensación’ en México, si va con un petista, con un expriista o con un cuasi independiente.

De los tres Partidos políticos con capacidad de postular candidato y contender a la presidencia municipal de la capital del Estado de Durango, Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) es para muchos el que mayores posibilidades tiene de ganar, consideran que el efecto AMLO está vivo y les alcanzará –a los morenistas- para ganar no sólo la alcaldía capitalina, sino buena parte de los Ayuntamientos en disputa.

Sin embargo, me parece que las cosas no están tan sencillas en MORENA como se piensa, deben tener cuidado de que ese excesivo estado de confianza que hoy los embriaga no se transforme en una verdadera resaca, tan severa que pueda hacerles trastabillar en su camino rumbo a la elección que se realizará en 2022 para elegir gobernador del estado.

Uno de los principales problemas que tiene el partido de la 4ta transformación es que son muchos los personajes que quieren la candidatura, no porque se sientan buenos candidatos sino porque piensan -insisto- que el efecto AMLO los hará ganar sin mayores complicaciones.

Desde mi muy particular punto de vista, el candidato de MORENA debe reunir una sola condición: No tener un pasado priista.

No son pocas las voces de militantes y simpatizantes de MORENA que reclaman la incorporación de algunos distinguidos priistas en las filas de ese Partido; no olvidan que en el discurso de AMLO ellos son los responsables de todas las desgracias de este país y que el rostro de la corrupción es priista. No debemos perder de vista que la victoria de AMLO en 2018 y la de Aispuro en 2016 se cimentó en buena medida bajo tales argumentos.

Uno de los más fuertes posibles candidatos es Alejandro González Yáñez, mejor conocido como “Gonzalo”. Actualmente es senador de la República, dueño del Partido del Trabajo (PT) en Durango y un muy cercano interlocutor del presidente de México. Es justamente esto último lo que haría cuestionar si arriesgaría eso que tiene por venir a bregar en un municipio sin dinero, endeudado y con miles de problemas que no se podrán resolver justamente porque no tiene dinero y está endeudado.

Bien podría Gonzalo seguir tejiendo fino en la capital del país, evitar el desgaste de una campaña en la que le pueden resultar ciertos trapitos no muy limpios y, de llegar el caso, de un gobierno municipal con las características apuntadas en el párrafo anterior, y llegar fresco en 2022 a jugar la gubernatura. Como quiera que sea el buen Gonzalo siempre cae parado.

Otro aspirante es Héctor Vela Valenzuela, un personaje con amplia trayectoria en la administración pública estatal, ha sido secretario de las tres secretarias más importantes: obras públicas, educación y general de gobierno, también fue diputado; todos estas responsabilidades las obtuvo cuando militaba bajo la marca PRI.

En 2018 Vela Valenzuela se cansó de permanecer en la banca y ante las pocas posibilidades de obtener algo en el PRI, lo abandonó después de muchos años de militancia para sumarse al proyecto de AMLO, en donde no obtuvo -dicen algunos- un espacio acorde a su trayectoria, lo mandaron como secretario general del Congreso del Estado. No suena tan descabellada la idea de que ese cargo era como una especie de espérame tantito, que la verdadera recompensa vendría en este 2019 con la candidatura al municipio.

Algo similar se pudiera decir de Otniel García Navarro, quien después de haber sido encumbrado en muy poco tiempo en la arena política por Ismael Hernández, quien inclusive lo apoyó sobremanera en aquella etapa complicada que vivió Otniel en su vida personal, sorpresivamente renunció al PRI para sumarse a MORENA. No creo que la recompensa ofrecida haya sido la diputación local que ahora tiene.

Estos dos personajes -Vela y Otniel- tienen el único inconveniente que podría tener el candidato de MORENA: Haber sido priistas. Es indudable que la gente los identificados con ese Partido, fueron militantes destacados y operadores de las corruptelas que se le atribuyen al PRI, a pesar de que tuvieron la absolución de AMLO. Además, quien traiciona una vez traiciona dos, tres y hasta cuatro veces, dicen los sabios decires.

Quien podría tener posibilidades de ganar es Nacho Aguado, joven que en 2016 sentó un precedente en Durango cuando contendió en forma por demás decorosa como candidato independiente al V distrito local; luego de perder se destacó como un gestor de iniciativas ante el Congreso. Nacho en apariencia sigue siendo independiente a cualquier partido político, pero en 2017 se sumó al proyecto de AMLO, fue su coordinador de campaña en Durango, lo que para muchos fue una especie de consolación porque no le cumplieron con la candidatura al IV distrito federal que le habían prometido.

De los aspirantes de Morena es el que menos “pasado” tiene, la gente lo ve como un político nuevo, tiene discurso y a pesar de su juventud se le ven tablas. El punto en contrario es que siendo independiente luchó por la disminución de los recursos públicos a los partidos al 50%, y ahora sería, en su caso, un candidato que gastaría en campaña una buena cantidad de ese dinero que no debería dárseles, según lo dijo el mismo Nacho Aguado.

Pero la candidata ideal para Morena era sin duda Sandra Amaya Rosales, la diputada se perfilaba al inicio de la actual legislatura local como una seria aspirante, tenía muchos elementos que la hacían ser la mejor opción: Ganadora de la diputación por el distrito 03, presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, y por si fuera poco, mujer. Pero el vuelo le duró solo unos meses, tres para ser precisos, la cúpula de Morena decidió removerla del cargo de presidenta de la Junta de Coordinación Política por dos razones: 1. Poco oficio; y 2. Por presuntas deslealtades al Partido.

Estos son sólo algunos de los aspirantes de MORENA, por razón de espacio no se puede incluir a todos los demás. Veremos qué decide finalmente el ‘Partido sensación’ en México, si va con un petista, con un expriista o con un cuasi independiente.