/ sábado 7 de septiembre de 2019

Los informes siguen dando mucho de qué hablar

No hace mucho, los informes de los Presidentes de la República y Gobernadores dejaron de ser una fiesta nacional, estatal, día inhábil, fiestas con el cuerpo diplomático acreditado en México y la propaganda inundaba todo el país. Todo era color de rosa, como decía José Alfredo Jiménez: “Pero todo, todo se acaba, la dicha grande también se va”. Si la dicha se acaba ¿Por qué no los informes donde todo estaba bien, todo cambiaba para que todo siguiera igual? Tal vez, para acabar con esta cultura del poder Porfirio Muñoz Ledo fue el pionero cuando interrumpió el informe presidencial de Miguel de la Madrid. Se atrevió, y ahora se puede aplaudir pero también criticar a quienes rinden sus informes.

¿Qué deberían decir los informes? Sin duda alguna una crónica de las promesas de campaña, de lo que se hizo y se dejó de hacer. Cómo estaba antes un distrito y cómo se encuentra ahora. Por ejemplo las diputadas federales actuales por Durango, algunas se gastaron mucho dinero en informar nada, salvo, anunciar que ya andan en campaña “porque ya están preparadas para grandes retos”. No olvidar que dichos informes es algo que está establecido en la Constitución, pero no se trata sólo de cumplir con este requisito.

“Hiaga como haiga sido “el gobernador del Estado, José Rosas Aispuro Torres, le ha dado a sus informes un nueve estilo. Primero envía el informe por escrito y después acude al Congreso del Estado, para que los diputados le cuestionen lo que les parece mal del informe del ejecutivo. Sólo faltaría afinar algunos detalles, para que un día este se convierta en un debate como en los parlamentos europeos.

En el tema local, los llamados diputados pluris no tienen la obligación de informar, en cambio, los que se ganaron su curul en las urnas sí, como sería el caso de la diputada del tercer distrito Sandra Amaya. Hasta donde sabemos la diputada local por Morena ha sabido manejarse dentro y fuera del partido, y hace bien. En las condiciones actuales del canibalismo político que en ese partido se practica, la diputada Amaya tal vez piense que de lejos se ven más bonitos. Citando otra vez al clásico: “Haiga como haiga sido”, Sandra Amaya pasó a la historia, como la primera mujer en presidir la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado. No se puede decir, que la diputada haya sido del montón; uno de sus ejes en el Congreso ha sido la defensa de las mujeres a las que por cierto, les seguimos debiendo mucho.

Ya que hablamos de mujeres y traiciones, las diputadas locales de todos los partidos políticos sería bueno que hicieran un frente común, para presentar una iniciativa en el tema de las pensiones alimenticias. Hasta hoy, sólo ha habido intentos para resolver ese problema que tanto afecta el derecho superior de las niñas y los niños, víctimas de la irresponsabilidad de sus padres. No se requieren sólo reformas al código civil, también al código penal del estado para que todo aquel padre que incumpla dos meses seguidos sin dar pensión se le prive de su libertad y no salga hasta que cumpla. Así sucede en otros países, en Estados Unidos para no ir más lejos.

No hace mucho, los informes de los Presidentes de la República y Gobernadores dejaron de ser una fiesta nacional, estatal, día inhábil, fiestas con el cuerpo diplomático acreditado en México y la propaganda inundaba todo el país. Todo era color de rosa, como decía José Alfredo Jiménez: “Pero todo, todo se acaba, la dicha grande también se va”. Si la dicha se acaba ¿Por qué no los informes donde todo estaba bien, todo cambiaba para que todo siguiera igual? Tal vez, para acabar con esta cultura del poder Porfirio Muñoz Ledo fue el pionero cuando interrumpió el informe presidencial de Miguel de la Madrid. Se atrevió, y ahora se puede aplaudir pero también criticar a quienes rinden sus informes.

¿Qué deberían decir los informes? Sin duda alguna una crónica de las promesas de campaña, de lo que se hizo y se dejó de hacer. Cómo estaba antes un distrito y cómo se encuentra ahora. Por ejemplo las diputadas federales actuales por Durango, algunas se gastaron mucho dinero en informar nada, salvo, anunciar que ya andan en campaña “porque ya están preparadas para grandes retos”. No olvidar que dichos informes es algo que está establecido en la Constitución, pero no se trata sólo de cumplir con este requisito.

“Hiaga como haiga sido “el gobernador del Estado, José Rosas Aispuro Torres, le ha dado a sus informes un nueve estilo. Primero envía el informe por escrito y después acude al Congreso del Estado, para que los diputados le cuestionen lo que les parece mal del informe del ejecutivo. Sólo faltaría afinar algunos detalles, para que un día este se convierta en un debate como en los parlamentos europeos.

En el tema local, los llamados diputados pluris no tienen la obligación de informar, en cambio, los que se ganaron su curul en las urnas sí, como sería el caso de la diputada del tercer distrito Sandra Amaya. Hasta donde sabemos la diputada local por Morena ha sabido manejarse dentro y fuera del partido, y hace bien. En las condiciones actuales del canibalismo político que en ese partido se practica, la diputada Amaya tal vez piense que de lejos se ven más bonitos. Citando otra vez al clásico: “Haiga como haiga sido”, Sandra Amaya pasó a la historia, como la primera mujer en presidir la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado. No se puede decir, que la diputada haya sido del montón; uno de sus ejes en el Congreso ha sido la defensa de las mujeres a las que por cierto, les seguimos debiendo mucho.

Ya que hablamos de mujeres y traiciones, las diputadas locales de todos los partidos políticos sería bueno que hicieran un frente común, para presentar una iniciativa en el tema de las pensiones alimenticias. Hasta hoy, sólo ha habido intentos para resolver ese problema que tanto afecta el derecho superior de las niñas y los niños, víctimas de la irresponsabilidad de sus padres. No se requieren sólo reformas al código civil, también al código penal del estado para que todo aquel padre que incumpla dos meses seguidos sin dar pensión se le prive de su libertad y no salga hasta que cumpla. Así sucede en otros países, en Estados Unidos para no ir más lejos.