/ viernes 28 de agosto de 2020

Los niños de Winton

Faltaba un año para que estallara la segunda guerra mundial. Un joven y exitoso agente de bolsa británico, se preparaba para unas merecidas vacaciones en los alpes suizos. Pero una llamada de un amigo que vivía en Chekoslovaquia cambió radicalmente su propósito de vida: “Tengo una propuesta muy interesante para ti, no te molestes en traer los esquíes”.

Al llegar a Praga, conoció los campos de refugiados donde miles de niños judíos vivían en condiciones infrahumanas. Al ver semejante drama comenzó a elaborar un plan para sacar del país a tantos niños como fuera posible. Gran Bretaña prometió aceptar a los que fueran menores de dieciocho años, pero sólo si antes encontraba a familias dispuestas a acogerlos.

De regreso a Londres creó una pequeña organización, consiguió el dinero necesario que le pedía el gobierno británico y las familias para recibir a los niños. Fueron siete viajes, el octavo nunca se concretó, fue el día que estalló la guerra. Sin embargo fueron seiscientos sesenta y nueve los niños judíos que se salvaron de la muerte y tuvieron una familia y un futuro gracias a la intervención de este hombre.

Esta historia permaneció oculta por cincuenta años. Hasta que un día, la esposa de este anónimo protagonista, limpiando el ático de su casa encontró un viejo maletín de cuero escondido que contenía las fotos de todos los niños y algunas cartas de sus padres. El hombre no tuvo más remedio que explicarle. Ella la compartió con un periodista y fue en 1988 cuando en un programa de televisión de la BBC lo sorprendieron varios de esos niños que ya eran adultos mayores y fueron personalmente a darle las gracias.

Nicholas Winton es un nombre desconocido para la mayoría de nosotros, pero no lo es para aquel que puede hacer que nuestra vida sea significativa, y unas posibles vacaciones cambien nuestro destino: “Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa, o te vimos enfermos o en prisión y te visitamos”? Y el Rey dirá: “Les digo la verdad cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de estos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí! ((Mateo 25.37-40)

Deja que Dios irrumpa en tu agenda, como Nicholas, conviértete en un anónimo protagonista. Los niños de Winton y sus descendientes, viven hoy en Gran Bretaña, Israel, Canadá y los Estados Unidos, y suman más de siete mil personas con sus familias.

Faltaba un año para que estallara la segunda guerra mundial. Un joven y exitoso agente de bolsa británico, se preparaba para unas merecidas vacaciones en los alpes suizos. Pero una llamada de un amigo que vivía en Chekoslovaquia cambió radicalmente su propósito de vida: “Tengo una propuesta muy interesante para ti, no te molestes en traer los esquíes”.

Al llegar a Praga, conoció los campos de refugiados donde miles de niños judíos vivían en condiciones infrahumanas. Al ver semejante drama comenzó a elaborar un plan para sacar del país a tantos niños como fuera posible. Gran Bretaña prometió aceptar a los que fueran menores de dieciocho años, pero sólo si antes encontraba a familias dispuestas a acogerlos.

De regreso a Londres creó una pequeña organización, consiguió el dinero necesario que le pedía el gobierno británico y las familias para recibir a los niños. Fueron siete viajes, el octavo nunca se concretó, fue el día que estalló la guerra. Sin embargo fueron seiscientos sesenta y nueve los niños judíos que se salvaron de la muerte y tuvieron una familia y un futuro gracias a la intervención de este hombre.

Esta historia permaneció oculta por cincuenta años. Hasta que un día, la esposa de este anónimo protagonista, limpiando el ático de su casa encontró un viejo maletín de cuero escondido que contenía las fotos de todos los niños y algunas cartas de sus padres. El hombre no tuvo más remedio que explicarle. Ella la compartió con un periodista y fue en 1988 cuando en un programa de televisión de la BBC lo sorprendieron varios de esos niños que ya eran adultos mayores y fueron personalmente a darle las gracias.

Nicholas Winton es un nombre desconocido para la mayoría de nosotros, pero no lo es para aquel que puede hacer que nuestra vida sea significativa, y unas posibles vacaciones cambien nuestro destino: “Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa, o te vimos enfermos o en prisión y te visitamos”? Y el Rey dirá: “Les digo la verdad cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de estos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí! ((Mateo 25.37-40)

Deja que Dios irrumpa en tu agenda, como Nicholas, conviértete en un anónimo protagonista. Los niños de Winton y sus descendientes, viven hoy en Gran Bretaña, Israel, Canadá y los Estados Unidos, y suman más de siete mil personas con sus familias.

ÚLTIMASCOLUMNAS