/ lunes 5 de octubre de 2020

¿Lucha inútil de mujeres por unidad en Morena?

La polarización de opiniones que genera la política comunicacional presidencial, se ha trasladado a la lucha por la dirigencia nacional de Morena, con tribus y corrientes de militantes enfrascados en pleitos.

Sin embargo, también se refleja ya en manifestaciones positivas que de persistir, pueden llevar a la armonización y unidad del morenismo.

En medio de esa apuesta de política comunicacional, basada en la premisa de “divide y vencerás”, y que se ha trasladado con mayor visceralidad al Movimiento de Regeneración Nacional, surge una especie de reagrupamiento de representantes del mal llamado “género débil”, bajo los liderazgos de Marina Vitela, Sandra Amaya y Margarita Valdez.

El protagonismo de las féminas, no ha pasado desapercibido para los morenistas, con la aprobación de algunos, pero también, las críticas descalificadoras de otros, que en medio de la lucha por el poder, las ven como obstáculos para avanzar en proyectos políticos, que en su gran mayoría responden a intereses unipersonales y de grupos particulares.

A las tres se les vio activas durante la visita del candidato a la presidencia de Morena, el actual diputado federal, Mario Delgado, con quien llevan relación de amistad.

Con su estilo frontal de hacer política, Marina Vitela se ha generado la simpatía de los gomezpalatinos y militantes de Morena, que ya la empiezan a vislumbrar como una de las cartas fuertes de este partido para el 2022, en que se renovará la gubernatura.

Margarita Valdez, ha resultado toda una sorpresa como legisladora, con activismo en varias de las comisiones, lo que le ha permitido fortalecer su influencia en varios sectores de la sociedad duranguense, sobre todo el universitario, en donde realiza trabajo para impulsar la incorporación de nuevos cuadros al partido.

Sandra Amaya, se consolida al frente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, y ya refleja el liderazgo al interior de su bancada, pero también en los cabildeos que lleva a cabo con las otras fracciones de diputados, y hacia el exterior con los demás poderes. Cuenta con influencia en la militancia de Morena, y se perfila para abanderar al partido en alguno de los espacios en disputa en el 2021.

La polarización de opiniones que genera la política comunicacional presidencial, se ha trasladado a la lucha por la dirigencia nacional de Morena, con tribus y corrientes de militantes enfrascados en pleitos.

Sin embargo, también se refleja ya en manifestaciones positivas que de persistir, pueden llevar a la armonización y unidad del morenismo.

En medio de esa apuesta de política comunicacional, basada en la premisa de “divide y vencerás”, y que se ha trasladado con mayor visceralidad al Movimiento de Regeneración Nacional, surge una especie de reagrupamiento de representantes del mal llamado “género débil”, bajo los liderazgos de Marina Vitela, Sandra Amaya y Margarita Valdez.

El protagonismo de las féminas, no ha pasado desapercibido para los morenistas, con la aprobación de algunos, pero también, las críticas descalificadoras de otros, que en medio de la lucha por el poder, las ven como obstáculos para avanzar en proyectos políticos, que en su gran mayoría responden a intereses unipersonales y de grupos particulares.

A las tres se les vio activas durante la visita del candidato a la presidencia de Morena, el actual diputado federal, Mario Delgado, con quien llevan relación de amistad.

Con su estilo frontal de hacer política, Marina Vitela se ha generado la simpatía de los gomezpalatinos y militantes de Morena, que ya la empiezan a vislumbrar como una de las cartas fuertes de este partido para el 2022, en que se renovará la gubernatura.

Margarita Valdez, ha resultado toda una sorpresa como legisladora, con activismo en varias de las comisiones, lo que le ha permitido fortalecer su influencia en varios sectores de la sociedad duranguense, sobre todo el universitario, en donde realiza trabajo para impulsar la incorporación de nuevos cuadros al partido.

Sandra Amaya, se consolida al frente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, y ya refleja el liderazgo al interior de su bancada, pero también en los cabildeos que lleva a cabo con las otras fracciones de diputados, y hacia el exterior con los demás poderes. Cuenta con influencia en la militancia de Morena, y se perfila para abanderar al partido en alguno de los espacios en disputa en el 2021.