/ viernes 23 de octubre de 2020

México el trampolín y EEUU la alberca

La frase dicha por el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz en los años 60’s, hoy, en pleno siglo XXI, tiene vigencia.

Y no se diga la de Porfirio Díaz: “México, tan lejos de Dios, y tan cerca de Estados Unidos”. Mario Moreno “Cantinflas” no se queda atrás, México es el cuerno de la abundancia, pero unos cuantos se llevaron la abundancia y nos dejaron el cuerno.

Gustavo Díaz Ordaz, que también será recordado por la matanza de Tlatelolco, se refería al trasiego de drogas de México al vecino país del norte, que culpaba al nuestro de inundar los millones de consumidores que hasta la fecha hay en Estados Unidos.

Desde aquellos años, el gobierno norteamericano comenzó a tomar cartas en el asunto.

En la llamada 4T, para bien o para mal, hemos visto cosas que jamás imaginamos que sucederían. Durante muchos años el eje central del discurso del presidente de la República fue “acabar con la corrupción”.

Sabemos que eso es imposible, pero sí se le puede bajar como está sucediendo. Personajes de la élite política y empresarial hoy enfrentan serios problemas legales por los daños causados al patrimonio del Estado.

En México sólo los que pueden comprar la impunidad pueden hacer negocios ilícitos. El crimen organizado, el de cuello blanco y el de los carteles de la droga, no puede tener una industria en ese contexto sin haber corrompido a los más altos niveles del Estado mexicano, en especial los encargados de la seguridad nacional, como es el caso de Genaro García Luna, y los nombres que pronto se darán a conocer.

El caso del general Salvador Cienfuegos Zepeda es, sin duda, un duro golpe al prestigio histórico del que ha gozado siempre el Ejército Mexicano. No es la primera vez que altos oficiales de las fuerzas armadas se ven envueltos en problemas judiciales.

En este contexto, podemos mencionar al general Acosta Chaparro, uno de los protagonistas de la guerra sucia en los tiempos de Luis Echeverria Álvarez. Lo mismo el caso del general Rebollo y otros oficiales de alto rango involucrados con organizaciones criminales.

Sin embargo, el asunto del ex secretario de la Defensa Nacional reviste una gran importancia por lo que representa en las fuerzas armadas. De ahí sólo podría haber un paso para que algún ex presidente de México pueda ser juzgado en su relación a los negocios hechos con algún cartel, por ejemplo, darle protección.

Por supuesto que el general Cienfuegos Zepeda goza de la presunción de la inocencia, y será el gobierno de Estados Unidos el responsable de demostrar su culpabilidad.

Otro tema que llama la atención en este torbellino político y mediático es que el gobierno mexicano fue “chamaqueado” por no informarle de “la operación padrino”. Diría Martín Urieta, qué de raro tiene. Desde hace muchos años, la DEA ha operado en México como en su casa. En muchas ocasiones han hecho funciones de policías y labores de inteligencia, junto con el FBI y la CIA.

Claro que esto no se acepta de manera oficial. El ejemplo más visible, aunque hay otros, es el de Enrique Camarena, agente de la DEA, quien infiltró al cartel de Guadalajara, de Rafael Caro Quintero y Félix Gallardo. En fin, historias como las del general Cienfuegos Zepeda han cimbrado las estructuras del gobierno mexicano, por lo que representa dicho personaje.

Por favor, no deje de ver otra vez la trilogía de la película El Padrino para que se explique lo que es la política mexicana.

La frase dicha por el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz en los años 60’s, hoy, en pleno siglo XXI, tiene vigencia.

Y no se diga la de Porfirio Díaz: “México, tan lejos de Dios, y tan cerca de Estados Unidos”. Mario Moreno “Cantinflas” no se queda atrás, México es el cuerno de la abundancia, pero unos cuantos se llevaron la abundancia y nos dejaron el cuerno.

Gustavo Díaz Ordaz, que también será recordado por la matanza de Tlatelolco, se refería al trasiego de drogas de México al vecino país del norte, que culpaba al nuestro de inundar los millones de consumidores que hasta la fecha hay en Estados Unidos.

Desde aquellos años, el gobierno norteamericano comenzó a tomar cartas en el asunto.

En la llamada 4T, para bien o para mal, hemos visto cosas que jamás imaginamos que sucederían. Durante muchos años el eje central del discurso del presidente de la República fue “acabar con la corrupción”.

Sabemos que eso es imposible, pero sí se le puede bajar como está sucediendo. Personajes de la élite política y empresarial hoy enfrentan serios problemas legales por los daños causados al patrimonio del Estado.

En México sólo los que pueden comprar la impunidad pueden hacer negocios ilícitos. El crimen organizado, el de cuello blanco y el de los carteles de la droga, no puede tener una industria en ese contexto sin haber corrompido a los más altos niveles del Estado mexicano, en especial los encargados de la seguridad nacional, como es el caso de Genaro García Luna, y los nombres que pronto se darán a conocer.

El caso del general Salvador Cienfuegos Zepeda es, sin duda, un duro golpe al prestigio histórico del que ha gozado siempre el Ejército Mexicano. No es la primera vez que altos oficiales de las fuerzas armadas se ven envueltos en problemas judiciales.

En este contexto, podemos mencionar al general Acosta Chaparro, uno de los protagonistas de la guerra sucia en los tiempos de Luis Echeverria Álvarez. Lo mismo el caso del general Rebollo y otros oficiales de alto rango involucrados con organizaciones criminales.

Sin embargo, el asunto del ex secretario de la Defensa Nacional reviste una gran importancia por lo que representa en las fuerzas armadas. De ahí sólo podría haber un paso para que algún ex presidente de México pueda ser juzgado en su relación a los negocios hechos con algún cartel, por ejemplo, darle protección.

Por supuesto que el general Cienfuegos Zepeda goza de la presunción de la inocencia, y será el gobierno de Estados Unidos el responsable de demostrar su culpabilidad.

Otro tema que llama la atención en este torbellino político y mediático es que el gobierno mexicano fue “chamaqueado” por no informarle de “la operación padrino”. Diría Martín Urieta, qué de raro tiene. Desde hace muchos años, la DEA ha operado en México como en su casa. En muchas ocasiones han hecho funciones de policías y labores de inteligencia, junto con el FBI y la CIA.

Claro que esto no se acepta de manera oficial. El ejemplo más visible, aunque hay otros, es el de Enrique Camarena, agente de la DEA, quien infiltró al cartel de Guadalajara, de Rafael Caro Quintero y Félix Gallardo. En fin, historias como las del general Cienfuegos Zepeda han cimbrado las estructuras del gobierno mexicano, por lo que representa dicho personaje.

Por favor, no deje de ver otra vez la trilogía de la película El Padrino para que se explique lo que es la política mexicana.