/ martes 19 de abril de 2022

México, ¿En qué has caído?

Ante los acontecimientos pasado domingo, del sainete legislativo y ante la autocracia del ejecutivo y su séquito, frenados democráticamente por la oposición legislativa, he pensado que hay una gran diferencia entre lo que nosotros queremos para México y el modo en que la vemos. ¿Tenemos miedo a México los mexicanos? Quizá sí. Nos asusta nuestra historia, y no sólo la reciente. Nos asusta nuestra responsabilidad actual de mexicanos frente a todos los mexicanos muertos y frente a todos los mexicanos por nacer.

Tenemos miedo a ser solamente mexicanos y, también, a ser definitivamente como los que no lo son, porque sentimos que al «homologarnos», al ser democracia sin habernos consultado, tendremos que dejar atrás importantísimas partes de nuestra personalidad. Siempre que pienso en esto, en los muchos miedos que tenemos tanto a ser como a dejar de ser lo que somos, no tengo más remedio que recordar al hombre frustrado, al pobre enfermo que quiere y teme a la vez y queda bloqueado, pasivo, quieto, campo inerte de todos los miedos y de todas las luchas. ¿A que hay algo de esto en el comportamiento de México?

México como frustración, condenada a destructora pasividad, empeñada en negar su propia realidad y hasta su esencia. Querer y no poder. Querer y no atreverse. ¿Pero qué es lo que quiere México hoy? Ser México. Y así hay que aceptarlo: como una de las claves del problema de la Patria.

Me parece muy de tenerse en cuenta el esfuerzo del mexicano por hacerse una Patria a lo largo de los siglos, formando una característica básica en nosotros: la alternancia entre las épocas de liberales y las de los conservadores. Ese esfuerzo continuado no parece habernos dado, con su práctica, ni el don de la voluntad ni el de la constancia, sino la periódica tentación de caer en la exaltación autocracia y en el pesimismo. ¿Por qué? ¿Quizá por lo que ahora se llama fatiga de combate y no es más que miedo? ¿Por un exceso de tensión vital que está devorando las energías nacionales? Lo que sí es seguro es que México oscila entre ambas actitudes, entre el sueño y la vigilia apasionada, y que no pocas veces olvidar el ser de México se debe a no tener ya nuevos sueños, nuevas ilusiones, grandes objetivos.

Y es terrible vivir en la desesperanza. Seamos respetuosos de nuestras instituciones, respetemos las reglas de la democracia impuestas por nosotros pusimos - si no- vendrá el México de la desesperanza. “Sin embargo creo en ti, porque escribes tu nombre con la X, que algo tiene de cruz y de calvario, porque el águila brava de tu escudo se divierte jugando a los volados, con la vida y a veces con la muerte. Tú hueles a tragedia tierra mía, y sin embargo ríes demasiado, acaso porque sabes que la risa, es la envoltura de un dolor callado” - Palabras del poeta… Jóvenes a La Lucha Política. Potius sero quam nunquam. “Más vale tarde que nunca.


Correo electrónico:tomymx@hotmail.com


Ante los acontecimientos pasado domingo, del sainete legislativo y ante la autocracia del ejecutivo y su séquito, frenados democráticamente por la oposición legislativa, he pensado que hay una gran diferencia entre lo que nosotros queremos para México y el modo en que la vemos. ¿Tenemos miedo a México los mexicanos? Quizá sí. Nos asusta nuestra historia, y no sólo la reciente. Nos asusta nuestra responsabilidad actual de mexicanos frente a todos los mexicanos muertos y frente a todos los mexicanos por nacer.

Tenemos miedo a ser solamente mexicanos y, también, a ser definitivamente como los que no lo son, porque sentimos que al «homologarnos», al ser democracia sin habernos consultado, tendremos que dejar atrás importantísimas partes de nuestra personalidad. Siempre que pienso en esto, en los muchos miedos que tenemos tanto a ser como a dejar de ser lo que somos, no tengo más remedio que recordar al hombre frustrado, al pobre enfermo que quiere y teme a la vez y queda bloqueado, pasivo, quieto, campo inerte de todos los miedos y de todas las luchas. ¿A que hay algo de esto en el comportamiento de México?

México como frustración, condenada a destructora pasividad, empeñada en negar su propia realidad y hasta su esencia. Querer y no poder. Querer y no atreverse. ¿Pero qué es lo que quiere México hoy? Ser México. Y así hay que aceptarlo: como una de las claves del problema de la Patria.

Me parece muy de tenerse en cuenta el esfuerzo del mexicano por hacerse una Patria a lo largo de los siglos, formando una característica básica en nosotros: la alternancia entre las épocas de liberales y las de los conservadores. Ese esfuerzo continuado no parece habernos dado, con su práctica, ni el don de la voluntad ni el de la constancia, sino la periódica tentación de caer en la exaltación autocracia y en el pesimismo. ¿Por qué? ¿Quizá por lo que ahora se llama fatiga de combate y no es más que miedo? ¿Por un exceso de tensión vital que está devorando las energías nacionales? Lo que sí es seguro es que México oscila entre ambas actitudes, entre el sueño y la vigilia apasionada, y que no pocas veces olvidar el ser de México se debe a no tener ya nuevos sueños, nuevas ilusiones, grandes objetivos.

Y es terrible vivir en la desesperanza. Seamos respetuosos de nuestras instituciones, respetemos las reglas de la democracia impuestas por nosotros pusimos - si no- vendrá el México de la desesperanza. “Sin embargo creo en ti, porque escribes tu nombre con la X, que algo tiene de cruz y de calvario, porque el águila brava de tu escudo se divierte jugando a los volados, con la vida y a veces con la muerte. Tú hueles a tragedia tierra mía, y sin embargo ríes demasiado, acaso porque sabes que la risa, es la envoltura de un dolor callado” - Palabras del poeta… Jóvenes a La Lucha Política. Potius sero quam nunquam. “Más vale tarde que nunca.


Correo electrónico:tomymx@hotmail.com