/ jueves 28 de febrero de 2019

Morena, en peligro de perder la elección

Dicen que Morena es el partido de moda, y las modas pasan, son efímeras. Algo así como un cantante que por una interpretación llega a la fama y con el tiempo nadie se acuerda de él. Morena, en lugar de practicar la democracia partidista, le apuesta a la anarquía, es decir, que todos se puedan registrar como precandidatos a la presidencia municipal de Durango.

Nada más alejado de la realidad, los registros en este partido son algo así como pan y circo. Los militantes del partido de moda pecan de ilusos, de soñadores o idealistas al creer que podrían elegir a sus candidatos. En pocos días se darán cuenta que les impondrán la candidatura y será un personaje ajeno, el que en unas cuantas horas se convirtió en el candidato de las cúpulas del poder morenista. Para decirlo con todas sus letras, al parecer Andrés Manuel ya decidió quién se convertirá en candidato.

Hablando de los cuatro posibles finalistas de Morena, se puede mencionar a Nacho Aguado, Fernando Rosas Palafox, José Ramón Enríquez Herrera, Héctor Vela o Sandra Amaya, la que depende de varias combinaciones. Los demás que se registraron solo les doraron la píldora y solo obtendrán un diploma por su participación. Pero una cosa es ser el candidato de Morena a la presidencia municipal y otra ganarla.

Hasta hace unos días se comentaba que Morena era tan fuerte que con cualquier candidata y candidato, fuera o no del partido, triunfaba. Pero esa hipótesis el pasado martes se vino abajo. La sociedad a los partidos les perdona los errores, pero no los olvida.

El PRI, por ejemplo, imponía a sus candidatos, el tricolor fue tan fuerte que las campañas solo eran cuestión de trámite. Las prácticas del “dedazo”, el autoritarismo presidencial en turno, el centralismo y los excesos en que incurrieron los tienen ahora heridos de muerte.

Si Morena sigue así, practicando la cultura priista en poco tiempo puede suceder que su paso por Palacio Nacional solo sea un intento de la llamada Cuarta Transformación. Mucho tememos que las cúpulas de Morena se pueden equivocar al querer imponer la candidatura a la presidencia municipal de Durango. Los morenistas da la impresión que aún creen en los Santos Reyes o que un día la selección mexicana de futbol se convierta en la campeona del mundo.

La convocatoria establece que serán solo cuatro, pero antes habrá que pasar un riguroso “análisis” y examinarán sus “perfiles”. Después de esto, vendrá la segunda farsa morenista: las encuestas. Estas se harán a la militancia y a la sociedad para que “decidan” quién será la candidata o el candidato. De Nacho Aguado, Fernando Rosas Palafox, José Ramón Enríquez y Héctor Vela, ¿quién cree que pueda ganar la encuesta?, ¿cuál de ellos tiene varios años saliendo en los medios de comunicación todos los días?

Si ya decidieron en México la candidatura, lo decente y lo correcto es que ya no realicen dicha encuesta. Si la burocracia autoritaria de Morena se equivoca de candidato, desde ahora las apuestas en Las Vegas están 3 a 1 a que pierde la presidencia municipal.

Los que andan felices por el desenlace que tendría Morena son las palomitas blancas vestidas de azul; ellos no querían que fuera Nacho Aguado y se les puede conceder. Los partidos como Morena se hacen el harakiri y después le echan la culpa de su derrota a los “fifís”. ¿Qué pasó con Gonzalo?, ¿dónde quedó su “entrañable” amistad con López Obrador, que no lo escuchó? Gonzalo ya fijó su posición en un comunicado, el que por cierto cimbró a la opinión pública. “Si José Ramón Enríquez es el candidato a la presidencia municipal, no vamos con Morena”. Desde ahora los morenistas locales andan buscando al Chapulín Colorado para que los salve de lo que ya se conoce como una posible crónica de una derrota anunciada.

Dicen que Morena es el partido de moda, y las modas pasan, son efímeras. Algo así como un cantante que por una interpretación llega a la fama y con el tiempo nadie se acuerda de él. Morena, en lugar de practicar la democracia partidista, le apuesta a la anarquía, es decir, que todos se puedan registrar como precandidatos a la presidencia municipal de Durango.

Nada más alejado de la realidad, los registros en este partido son algo así como pan y circo. Los militantes del partido de moda pecan de ilusos, de soñadores o idealistas al creer que podrían elegir a sus candidatos. En pocos días se darán cuenta que les impondrán la candidatura y será un personaje ajeno, el que en unas cuantas horas se convirtió en el candidato de las cúpulas del poder morenista. Para decirlo con todas sus letras, al parecer Andrés Manuel ya decidió quién se convertirá en candidato.

Hablando de los cuatro posibles finalistas de Morena, se puede mencionar a Nacho Aguado, Fernando Rosas Palafox, José Ramón Enríquez Herrera, Héctor Vela o Sandra Amaya, la que depende de varias combinaciones. Los demás que se registraron solo les doraron la píldora y solo obtendrán un diploma por su participación. Pero una cosa es ser el candidato de Morena a la presidencia municipal y otra ganarla.

Hasta hace unos días se comentaba que Morena era tan fuerte que con cualquier candidata y candidato, fuera o no del partido, triunfaba. Pero esa hipótesis el pasado martes se vino abajo. La sociedad a los partidos les perdona los errores, pero no los olvida.

El PRI, por ejemplo, imponía a sus candidatos, el tricolor fue tan fuerte que las campañas solo eran cuestión de trámite. Las prácticas del “dedazo”, el autoritarismo presidencial en turno, el centralismo y los excesos en que incurrieron los tienen ahora heridos de muerte.

Si Morena sigue así, practicando la cultura priista en poco tiempo puede suceder que su paso por Palacio Nacional solo sea un intento de la llamada Cuarta Transformación. Mucho tememos que las cúpulas de Morena se pueden equivocar al querer imponer la candidatura a la presidencia municipal de Durango. Los morenistas da la impresión que aún creen en los Santos Reyes o que un día la selección mexicana de futbol se convierta en la campeona del mundo.

La convocatoria establece que serán solo cuatro, pero antes habrá que pasar un riguroso “análisis” y examinarán sus “perfiles”. Después de esto, vendrá la segunda farsa morenista: las encuestas. Estas se harán a la militancia y a la sociedad para que “decidan” quién será la candidata o el candidato. De Nacho Aguado, Fernando Rosas Palafox, José Ramón Enríquez y Héctor Vela, ¿quién cree que pueda ganar la encuesta?, ¿cuál de ellos tiene varios años saliendo en los medios de comunicación todos los días?

Si ya decidieron en México la candidatura, lo decente y lo correcto es que ya no realicen dicha encuesta. Si la burocracia autoritaria de Morena se equivoca de candidato, desde ahora las apuestas en Las Vegas están 3 a 1 a que pierde la presidencia municipal.

Los que andan felices por el desenlace que tendría Morena son las palomitas blancas vestidas de azul; ellos no querían que fuera Nacho Aguado y se les puede conceder. Los partidos como Morena se hacen el harakiri y después le echan la culpa de su derrota a los “fifís”. ¿Qué pasó con Gonzalo?, ¿dónde quedó su “entrañable” amistad con López Obrador, que no lo escuchó? Gonzalo ya fijó su posición en un comunicado, el que por cierto cimbró a la opinión pública. “Si José Ramón Enríquez es el candidato a la presidencia municipal, no vamos con Morena”. Desde ahora los morenistas locales andan buscando al Chapulín Colorado para que los salve de lo que ya se conoce como una posible crónica de una derrota anunciada.