/ jueves 24 de octubre de 2019

Morena no está muerta, anda de parranda

Quienes en Durango tomaron a Morena como un negocio privado, el próximo mes de noviembre se les acabará su minita de oro.

El descalabro de este partido en las pasadas elecciones, se debe a este tipo de personajes, la razón: Les llegaba dinero de todas partes, prerrogativas, vendían candidaturas y recibían recursos de un grupo que infiltró a Morena, con la esperanza, de regresar a los días de vino y rosas, a través, de distinguidos exmilitantes del tricolor.

Por cierto, ya sin operadores al interior de Morena no tienen nada que hacer y ya, no podrán ser candidatos en el 2021 porque el dueño de Morena en Durango por varios años se irá por donde vino.

Si bien es cierto, han tenido problemas para realizar asambleas en algunas partes del estado, éstas fueron reventadas con violencia por quienes se aferran a seguir manejando el partido como patrimonio personal, quedarse con las prerrogativas, seguir vendiendo candidaturas, quitar candidatas y candidatos cuando estos, no representaban sus intereses.

Algo más grave, seguir al servicio de un grupo de interés que sueña con regresar al Bicentenario, al Congreso del Estado y mínimo, a las principales presidencias municipales. Si la nueva dirigencia de Morena logra extirpar ese tumor canceroso, sin duda alguna, tienen posibilidades de regresar con la frente en alto y mirar a la sociedad a la que tanto decepcionaron, en el pasado proceso electoral. Si Morena presume de ser un partido de izquierda, debe expulsar a los oportunistas que llegaron de otros partidos para apoderarse de Morena.

Al parecer, Yeidckol Polevnsky no tiene futuro en ese partido. A nivel nacional, por su soberbia y falta de oficio político, sembró adversarios y enemigos en todo el país, creyó, que por ser amiga de AMLO se le olvidó que la política mexicana, está llena de traiciones y deslealtades. Las políticas y políticos mexicanos, no tienen amigas o amigos como los “gringos”, sólo tienen intereses. Les sirven un tiempo y después, los olvidan.

A Yeidckol Polevnsky sólo le queda una cosa: Contratar al trío Los Tecolines para que le canten al oído: “Conocí una linda morenita, y la quise mucho”. Y también puede, contratar a “Todos los mariachis de Jalisco” para que le canten las “Golondrinas”.

Por fortuna, en Morena también existen cuadros con experiencia, honestos y operadores políticos como Leonel Godoy, para llevar a buen puerto las asambleas que se suspendieron en días pasados.

Sería muy saludable, que los morenistas dejen de pensar que Andrés Manuel les va seguir resolviendo sus problemas, y que en 2021 y 2024 repetirán, la victoria histórica de 2018. Los verdaderos militantes de Morena, deben demostrarle a AMLO que sin él pueden obtener victorias en los próximos comicios electorales. Están obligados a demostrarle a la sociedad que no son un partido de estado, que el presidente de la República no es el presidente de Morena. Si quieren gobernar este país, por varios años, deben verse en el espejo del PAN y del PRI. No cometer los mismos errores, de lo contrario, podrían ser un partido de debut y despedida.

Quienes en Durango tomaron a Morena como un negocio privado, el próximo mes de noviembre se les acabará su minita de oro.

El descalabro de este partido en las pasadas elecciones, se debe a este tipo de personajes, la razón: Les llegaba dinero de todas partes, prerrogativas, vendían candidaturas y recibían recursos de un grupo que infiltró a Morena, con la esperanza, de regresar a los días de vino y rosas, a través, de distinguidos exmilitantes del tricolor.

Por cierto, ya sin operadores al interior de Morena no tienen nada que hacer y ya, no podrán ser candidatos en el 2021 porque el dueño de Morena en Durango por varios años se irá por donde vino.

Si bien es cierto, han tenido problemas para realizar asambleas en algunas partes del estado, éstas fueron reventadas con violencia por quienes se aferran a seguir manejando el partido como patrimonio personal, quedarse con las prerrogativas, seguir vendiendo candidaturas, quitar candidatas y candidatos cuando estos, no representaban sus intereses.

Algo más grave, seguir al servicio de un grupo de interés que sueña con regresar al Bicentenario, al Congreso del Estado y mínimo, a las principales presidencias municipales. Si la nueva dirigencia de Morena logra extirpar ese tumor canceroso, sin duda alguna, tienen posibilidades de regresar con la frente en alto y mirar a la sociedad a la que tanto decepcionaron, en el pasado proceso electoral. Si Morena presume de ser un partido de izquierda, debe expulsar a los oportunistas que llegaron de otros partidos para apoderarse de Morena.

Al parecer, Yeidckol Polevnsky no tiene futuro en ese partido. A nivel nacional, por su soberbia y falta de oficio político, sembró adversarios y enemigos en todo el país, creyó, que por ser amiga de AMLO se le olvidó que la política mexicana, está llena de traiciones y deslealtades. Las políticas y políticos mexicanos, no tienen amigas o amigos como los “gringos”, sólo tienen intereses. Les sirven un tiempo y después, los olvidan.

A Yeidckol Polevnsky sólo le queda una cosa: Contratar al trío Los Tecolines para que le canten al oído: “Conocí una linda morenita, y la quise mucho”. Y también puede, contratar a “Todos los mariachis de Jalisco” para que le canten las “Golondrinas”.

Por fortuna, en Morena también existen cuadros con experiencia, honestos y operadores políticos como Leonel Godoy, para llevar a buen puerto las asambleas que se suspendieron en días pasados.

Sería muy saludable, que los morenistas dejen de pensar que Andrés Manuel les va seguir resolviendo sus problemas, y que en 2021 y 2024 repetirán, la victoria histórica de 2018. Los verdaderos militantes de Morena, deben demostrarle a AMLO que sin él pueden obtener victorias en los próximos comicios electorales. Están obligados a demostrarle a la sociedad que no son un partido de estado, que el presidente de la República no es el presidente de Morena. Si quieren gobernar este país, por varios años, deben verse en el espejo del PAN y del PRI. No cometer los mismos errores, de lo contrario, podrían ser un partido de debut y despedida.