/ domingo 3 de noviembre de 2019

Morena se recompone o puede “despeñarse”

Aunque la sentencia del Tribunal, de anular el proceso de renovación interna de Morena, de alguna manera le da la oportunidad al partido de recomponer y reordenar el “cochinero” y anarquía en que se encuentra, lo cierto es que todo dependerá de la voluntad política de quienes se disputan la dirigencia nacional, para lograr acuerdos consensuados, despojados de objetivos del y por el poder gubernamental.

Y es que la amenaza del líder moral de Morena, desde la mismísima Presidencia de la República, de renunciar al partido en caso de que no se pusieran de acuerdo para arreglar al partido y llevarlo a buen puerto, en un carril diferente por el que transita el Gobierno, indudablemente que les “movió el tapete” a quienes desde el Poder Público, pretendían manipular a favor de sus intereses el proceso interno, sin importarles atropellar y desplazar los derechos de militantes auténticos que luchan por reencauzar al organismo.

El fallo de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, invalida el padrón de militantes, y revoca la Convocatoria al III Congreso Nacional, y por ende anula todos los actos llevados a cabo en el procedimiento electoral, “por carecer de los principios esenciales de confiabilidad, certeza y certidumbre”.

Y le da tres meses al Consejo Nacional, para que elabore y apruebe una nueva convocatoria para la renovación del proceso interno, que deberá ser socializada por el CEN, con un padrón totalmente depurado, que le de confiabilidad y certidumbre.

Y ahora la expectativa que se ha generado, es que el procedimiento de las asambleas para elegir a las próximas dirigencias, puede cambiar por el de las encuestas, como lo demandaban dos de los tres candidatos: Yeidckol Polevnsky y Mario Delgado. La tercera en la contienda, Bertha Luján, siempre se pronunció a favor del método señalado en la convocatoria.

Las repercusiones en Morena Durango, aún son impredecibles, ya que el proceso de renovación estatal, también tendrá que aplazarse y supeditarse a lo que establezca la nueva convocatoria nacional, a emitirse en un plazo de tres meses.

Y uno de los impactos inmediatos a nivel local, es que se recorre la fecha del registro de militantes con derecho a voz y voto en el proceso interno, del 20 de noviembre de 2017, que estaba en la anterior convocatoria, al mes de agosto de 2018, con lo que se dará oportunidad de participar a quienes habían sido relegado por supuestas consignas de personajes non gratos para el morenismo duranguense con arraigo.

Con lo anterior, el escenario en pos de la dirigencia estatal del Movimiento de Regeneración Nacional, como partido en Durango, puede modificarse, ya que con las nuevas reglas, que saldrían a la luz pública después de los próximos 90 días, podrían surgir más “tiradores”, para sumarse a los dos que se abrieron en la fallida elección que se realizaría el 10 de noviembre próximo: Iván Ramírez y Aldo Pacheco.

Y si en el ámbito nacional Morena sufre la lucha por el poder, que lo mantiene con riesgo de resquebrajarse, en Durango, el panorama es más complicado porque el partido está acéfalo, y con enfrentamientos entre los personajes que han liderado el movimiento.

Ostentado como el dirigente formal, Armando Navarro renunció a la cartera directiva que lo mantenía al frente, para poder participar en las asambleas municipal y estatal. Y además enfrenta severos cuestionamientos y denuncias de supuesta corrupción, por parte de otros militantes. El panorama es opaco en el partido.

De acuerdo a opiniones de algunos de los militantes, que están decepcionados por lo que sucede, tendría que llegar un delegado especial, con atribuciones para dar la cara por el partido, y organizar el proceso interno, a partir de llevar a cabo una labor de saneamiento a fondo, y recomponer el caos existente.

Tanto Iván Ramírez, como Aldo Pacheco, a últimas fechas empezaron a dialogar con el fin de encontrar una candidatura de unidad, que le vendría muy bien al partido en aras del reordenamiento y una especie de relanzamiento que se tendría que registrar. Y han confiado que se mantendrán en su intento, con el mecanismo electoral que decidan a nivel central.

No obstante, ahora tendrán que esperar para ver si al abrirse el abanico de participación de los militantes, al recorrerse casi un año la fecha del registro, hay otros aspirantes que le entren a la competencia. No obstante, tienen 3 meses para fortalecer su propuesta.

Paralelo al proceso partidista, y aunque se busca precisamente que no se cruce con Morena como partido, está la incertidumbre que rodea al nombramiento de un titular a la súper delegación federal, ya que la controvertida llegada de Manuel Espino se ha pospuesto, aunque los que saben, afirman que está más fuerte que nunca su incorporación próxima al cargo.

Pero el alargamiento en la designación oficial, le imbuye todo tipo de especulaciones, y da mayor oportunidad a los detractores del puesto elegido, para criticar lo que sucede, y todo ello, por ende, afecta al partido.

Aunque la sentencia del Tribunal, de anular el proceso de renovación interna de Morena, de alguna manera le da la oportunidad al partido de recomponer y reordenar el “cochinero” y anarquía en que se encuentra, lo cierto es que todo dependerá de la voluntad política de quienes se disputan la dirigencia nacional, para lograr acuerdos consensuados, despojados de objetivos del y por el poder gubernamental.

Y es que la amenaza del líder moral de Morena, desde la mismísima Presidencia de la República, de renunciar al partido en caso de que no se pusieran de acuerdo para arreglar al partido y llevarlo a buen puerto, en un carril diferente por el que transita el Gobierno, indudablemente que les “movió el tapete” a quienes desde el Poder Público, pretendían manipular a favor de sus intereses el proceso interno, sin importarles atropellar y desplazar los derechos de militantes auténticos que luchan por reencauzar al organismo.

El fallo de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, invalida el padrón de militantes, y revoca la Convocatoria al III Congreso Nacional, y por ende anula todos los actos llevados a cabo en el procedimiento electoral, “por carecer de los principios esenciales de confiabilidad, certeza y certidumbre”.

Y le da tres meses al Consejo Nacional, para que elabore y apruebe una nueva convocatoria para la renovación del proceso interno, que deberá ser socializada por el CEN, con un padrón totalmente depurado, que le de confiabilidad y certidumbre.

Y ahora la expectativa que se ha generado, es que el procedimiento de las asambleas para elegir a las próximas dirigencias, puede cambiar por el de las encuestas, como lo demandaban dos de los tres candidatos: Yeidckol Polevnsky y Mario Delgado. La tercera en la contienda, Bertha Luján, siempre se pronunció a favor del método señalado en la convocatoria.

Las repercusiones en Morena Durango, aún son impredecibles, ya que el proceso de renovación estatal, también tendrá que aplazarse y supeditarse a lo que establezca la nueva convocatoria nacional, a emitirse en un plazo de tres meses.

Y uno de los impactos inmediatos a nivel local, es que se recorre la fecha del registro de militantes con derecho a voz y voto en el proceso interno, del 20 de noviembre de 2017, que estaba en la anterior convocatoria, al mes de agosto de 2018, con lo que se dará oportunidad de participar a quienes habían sido relegado por supuestas consignas de personajes non gratos para el morenismo duranguense con arraigo.

Con lo anterior, el escenario en pos de la dirigencia estatal del Movimiento de Regeneración Nacional, como partido en Durango, puede modificarse, ya que con las nuevas reglas, que saldrían a la luz pública después de los próximos 90 días, podrían surgir más “tiradores”, para sumarse a los dos que se abrieron en la fallida elección que se realizaría el 10 de noviembre próximo: Iván Ramírez y Aldo Pacheco.

Y si en el ámbito nacional Morena sufre la lucha por el poder, que lo mantiene con riesgo de resquebrajarse, en Durango, el panorama es más complicado porque el partido está acéfalo, y con enfrentamientos entre los personajes que han liderado el movimiento.

Ostentado como el dirigente formal, Armando Navarro renunció a la cartera directiva que lo mantenía al frente, para poder participar en las asambleas municipal y estatal. Y además enfrenta severos cuestionamientos y denuncias de supuesta corrupción, por parte de otros militantes. El panorama es opaco en el partido.

De acuerdo a opiniones de algunos de los militantes, que están decepcionados por lo que sucede, tendría que llegar un delegado especial, con atribuciones para dar la cara por el partido, y organizar el proceso interno, a partir de llevar a cabo una labor de saneamiento a fondo, y recomponer el caos existente.

Tanto Iván Ramírez, como Aldo Pacheco, a últimas fechas empezaron a dialogar con el fin de encontrar una candidatura de unidad, que le vendría muy bien al partido en aras del reordenamiento y una especie de relanzamiento que se tendría que registrar. Y han confiado que se mantendrán en su intento, con el mecanismo electoral que decidan a nivel central.

No obstante, ahora tendrán que esperar para ver si al abrirse el abanico de participación de los militantes, al recorrerse casi un año la fecha del registro, hay otros aspirantes que le entren a la competencia. No obstante, tienen 3 meses para fortalecer su propuesta.

Paralelo al proceso partidista, y aunque se busca precisamente que no se cruce con Morena como partido, está la incertidumbre que rodea al nombramiento de un titular a la súper delegación federal, ya que la controvertida llegada de Manuel Espino se ha pospuesto, aunque los que saben, afirman que está más fuerte que nunca su incorporación próxima al cargo.

Pero el alargamiento en la designación oficial, le imbuye todo tipo de especulaciones, y da mayor oportunidad a los detractores del puesto elegido, para criticar lo que sucede, y todo ello, por ende, afecta al partido.