/ domingo 19 de enero de 2020

Morena sin cabeza ni pies en Durango

La calma “chicha” que impera en Morena, terminará después del 27 del mes en curso, luego de que se lleve a cabo el Congreso Nacional, en el que se tomará la decisión si se reforman o no los estatutos relacionados con los procedimientos que se apliquen para la renovación de los cuadros directivos, nacional, estatales y municipales.

La definición sobre el tema, clarificará el panorama, que el menos en Durango por ahora luce en penumbras, y es que luego del frustrado proceso interno para elegir a sus dirigentes locales, el partido y la militancia quedaron en la orfandad política: no hay nada ni nadie que oficialmente mande, por lo que cada quien jala de acuerdo a sus particulares intereses.

El pleito que sucede a nivel nacional entre los grandes personajes que pretenden dirigir Morena, como es el caso de Yeidckol Polevnski, aún como dirigente del CEN, y Bertha Luján, presidenta de la mesa directiva del Consejo Nacional, así como Martí Batres con Ricardo Monreal, se refleja en Durango, donde prevalece la anarquía por falta de directivos oficiales.

Aunque a decir de algunos de los morenistas, pareciera que es mejor el desorden existente, para que no se socialicen los pleitos entre los grupos y corrientes que esperan los tiempos y las formas, para emprender de nuevo la lucha abierta por manejar al partido.

Pareciera, al menos hacia la sociedad, que en Morena no pasa nada, y sin embargo, dicen la mayoría de sus militantes, que “pasa de todo”, ya que mientras no haya quien o quienes manden línea oficial, cada quien estira conforme les beneficie.

Un ejemplo patente es lo que sucede con el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que al menos en Durango, los morenistas no hacen eco a las declaraciones diarias que realiza en la rueda de prensa, lo que se traduce en manifestaciones de un solo lado.

El líder moral de Morena, y ahora ocupado en la silla presidencial, en Durango carece de apoyo partidista a lo que lleva a cabo, y no se trata de defenderlo, sino que al menos sus correligionarios fundamentaran las acciones que anuncia casi a diario en las ruedas de prensa mañaneras. Las legisladoras federales son las que han tratado, sino mucha efectividad, de salir al quite.

Tal vez los morenistas duranguenses, estén ocupados en sus proyectos personales, pero no deben olvidar, comenta uno de los personajes de más arraigo en ese partido, que AMLO fue y es el artífice del encumbramiento de Morena, por lo que andarían errados los “que creen que fueron sus personas las que los llevaron a los cargos que ocupan”.

Hay tristeza y decepción de los morenistas de a deveras por lo que sucede en el partido, sobre todo porque no hay quien salga, no a defender, sino a complementar y argumentar las acciones emprendidas por López Obrador al frente de la Presidencia de la República.

El escenario luce incierto para Morena, en relación a lo que sucede a nivel nacional, ya que los personajes que se pelean el partido, impactan con sus militantes locales, y eso hace que prevalezca el desorden, cuando lo que deberían es cerrar filas con los liderazgos naturales.

De haberse validado la elección por asambleas, como fue el procedimiento que sí se llevó a cabo en Durango, los resultados hubieran legitimado las fuerzas morenistas a la vanguardia: Iván Ramírez, sumó la mayor cantidad de votos, con 123, cifra con la cual se hubiera ubicado como el dirigente estatal.

Más atrás quedaron Aldo Pacho y Gustavo Pedro Cortez con 85 sufragios, con lo que también les daba un peso político específico en el partido. Aunque al segundo se le siguen achacando irregularidades en el manejo de los programas de Bienestar, y al parecer ni así pudo alcanzar los beneficios de la militancia que supuestamente benefició con los padrones a su favor.

La sorpresa fue Aldo Pacheco, a quien deben voltear a ver para las medidas que se lleven a cabo para sino relanzar, si efectuar una depuración en el partido, comentan los personajes que monitorean todo lo que sucede en el morenismo.

La decepción fue con Silvestre Flores, que ni siquiera sus familiares votaron por el. Entonces en Morena ya se sabe quién es quién” entre los militantes, y dicen, que eso no habrá de cambiar para cuando se lleve a cabo la elección, que tendrá que ser antes del primer semestre del 2020, de lo contrario, de irse más allá, existe el riesgo de que se contamine con el proceso electoral del próximo año.

En Morena tienen la decisión, si quieren que sigan las asambleas como método para elegir a sus directivos, o se modifican sus documentos para sea por las encuestas. El escenario está preparado para resurgir, o quedarse a la zaga.

La calma “chicha” que impera en Morena, terminará después del 27 del mes en curso, luego de que se lleve a cabo el Congreso Nacional, en el que se tomará la decisión si se reforman o no los estatutos relacionados con los procedimientos que se apliquen para la renovación de los cuadros directivos, nacional, estatales y municipales.

La definición sobre el tema, clarificará el panorama, que el menos en Durango por ahora luce en penumbras, y es que luego del frustrado proceso interno para elegir a sus dirigentes locales, el partido y la militancia quedaron en la orfandad política: no hay nada ni nadie que oficialmente mande, por lo que cada quien jala de acuerdo a sus particulares intereses.

El pleito que sucede a nivel nacional entre los grandes personajes que pretenden dirigir Morena, como es el caso de Yeidckol Polevnski, aún como dirigente del CEN, y Bertha Luján, presidenta de la mesa directiva del Consejo Nacional, así como Martí Batres con Ricardo Monreal, se refleja en Durango, donde prevalece la anarquía por falta de directivos oficiales.

Aunque a decir de algunos de los morenistas, pareciera que es mejor el desorden existente, para que no se socialicen los pleitos entre los grupos y corrientes que esperan los tiempos y las formas, para emprender de nuevo la lucha abierta por manejar al partido.

Pareciera, al menos hacia la sociedad, que en Morena no pasa nada, y sin embargo, dicen la mayoría de sus militantes, que “pasa de todo”, ya que mientras no haya quien o quienes manden línea oficial, cada quien estira conforme les beneficie.

Un ejemplo patente es lo que sucede con el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que al menos en Durango, los morenistas no hacen eco a las declaraciones diarias que realiza en la rueda de prensa, lo que se traduce en manifestaciones de un solo lado.

El líder moral de Morena, y ahora ocupado en la silla presidencial, en Durango carece de apoyo partidista a lo que lleva a cabo, y no se trata de defenderlo, sino que al menos sus correligionarios fundamentaran las acciones que anuncia casi a diario en las ruedas de prensa mañaneras. Las legisladoras federales son las que han tratado, sino mucha efectividad, de salir al quite.

Tal vez los morenistas duranguenses, estén ocupados en sus proyectos personales, pero no deben olvidar, comenta uno de los personajes de más arraigo en ese partido, que AMLO fue y es el artífice del encumbramiento de Morena, por lo que andarían errados los “que creen que fueron sus personas las que los llevaron a los cargos que ocupan”.

Hay tristeza y decepción de los morenistas de a deveras por lo que sucede en el partido, sobre todo porque no hay quien salga, no a defender, sino a complementar y argumentar las acciones emprendidas por López Obrador al frente de la Presidencia de la República.

El escenario luce incierto para Morena, en relación a lo que sucede a nivel nacional, ya que los personajes que se pelean el partido, impactan con sus militantes locales, y eso hace que prevalezca el desorden, cuando lo que deberían es cerrar filas con los liderazgos naturales.

De haberse validado la elección por asambleas, como fue el procedimiento que sí se llevó a cabo en Durango, los resultados hubieran legitimado las fuerzas morenistas a la vanguardia: Iván Ramírez, sumó la mayor cantidad de votos, con 123, cifra con la cual se hubiera ubicado como el dirigente estatal.

Más atrás quedaron Aldo Pacho y Gustavo Pedro Cortez con 85 sufragios, con lo que también les daba un peso político específico en el partido. Aunque al segundo se le siguen achacando irregularidades en el manejo de los programas de Bienestar, y al parecer ni así pudo alcanzar los beneficios de la militancia que supuestamente benefició con los padrones a su favor.

La sorpresa fue Aldo Pacheco, a quien deben voltear a ver para las medidas que se lleven a cabo para sino relanzar, si efectuar una depuración en el partido, comentan los personajes que monitorean todo lo que sucede en el morenismo.

La decepción fue con Silvestre Flores, que ni siquiera sus familiares votaron por el. Entonces en Morena ya se sabe quién es quién” entre los militantes, y dicen, que eso no habrá de cambiar para cuando se lleve a cabo la elección, que tendrá que ser antes del primer semestre del 2020, de lo contrario, de irse más allá, existe el riesgo de que se contamine con el proceso electoral del próximo año.

En Morena tienen la decisión, si quieren que sigan las asambleas como método para elegir a sus directivos, o se modifican sus documentos para sea por las encuestas. El escenario está preparado para resurgir, o quedarse a la zaga.