/ viernes 14 de junio de 2019

Nada de lo prometido

“Bienaventurado aquel que no promete, sino que hace y lo que hace lo hace con amor”.- Alejandro Jodorowsky

Tal vez ni siquiera tenía la mínima idea de que haría si llegara a la presidencia, así como tampoco creo que él y sus seguidores, puedan tener algo de conocimiento de cómo acabaría con la corrupción, con el hucachicoleo, con el crimen organizado y tantas otras cosas que prometió en su larga campaña de dieciocho años para poder llegar a la Presidencia de la República.


El día 18 de febrero de 2018, en un salón del Hotel Hilton Alameda, fecha y lugar en que el Partido de Morena aprobó la candidatura de AMLO, quien en su discurso de media hora, textualmente manifestó: “Soy terco, obcecado y con esa misma convicción actuaré como Presidente de la República. Con terquedad, con perseverancia, rayando en la locura, de manera obcecada, voy a terminar con la corrupción. Lo mismo, con intransigencia vamos a promover el desarrollo de México”.

Al igual que sus demás discursos acentuaba que no habría impunidad, que acabaría con la violencia y la inseguridad, pero enfatizó también, en el tema de la amnistía para los delincuentes, mencionado lo siguiente: “Someteré a debate, inclusive con las víctimas, la posibilidad de otorgar amnistía a los infractores que opten por la readaptación”.

Otra de sus promesas vertidas en esa ocasión, que incluso provocó un largo aplauso, fue cuando indicó: “Haremos todo lo que sea necesario, todo, para construir la paz; no podemos acostumbrarnos al horror de que pierdan la vida 70 mexicanos diario y que no se estén atendiendo las causas y no se actúe con responsabilidad. Me comprometo a darle paz y seguridad a los mexicanos”.

Dentro de tanta cosa que prometió en esa ocasión resalta la terminación de los gasolinazos y que no aplicaría impuestos nuevos durante su gobierno, con énfasis aseguró que no aumentaría el IVA y el ISR; vender el avión presidencial (que puede ser la cosa más fácil del mundo, lo importante es no perder en la inversión que de él se hizo, así como el costo de su mantenimiento y resguardo), no permitirá el amiguismo, nepotismo ni influyentísimo. (Más en la actualidad hasta ministras de Corte ha impuesto). Resaltó que no habrá tortura en el país, “ninguna de esas infamias se cometerá”. También, que acabará con los fraudes electorales.

Resaltó que aplicaría al pie de la letra lo que establecen la Constitución y las leyes, y que no se violarán derechos humanos “y se castigará con rigor a quienes los violen”. (En esto ahora no tiene pretexto, la prueba está en el memorándum por el cual ordenó violar la Constitución al señalar a los secretarios de Gobernación, Educación Pública y de Hacienda, “dejar sin efectos todas las medidas en la que se haya traducido la aplicación de la llamada reforma educativa”; y, por lo visto, hasta la fecha no se ha sabido que se haya castigado a alguien por las violaciones cometidas a nuestras leyes, pero además despiden de su trabajo a empleados federales con una antigüedad muy alta y sin darles indemnización alguna).

Pero algo muy de actualidad, fue cuando prometió que se opondrá a la construcción del muro en la frontera con Estados Unidos, y que con el gobierno de aquel país tendería una relación de amistad, cooperación y respeto mutuo, que los 50 consulados de México en Estados Unidos los convertiría en procuradurías de defensa de los migrantes.

Quinto Horacio Flaco, nos legó una frase: “Las muchas promesas disminuyen la confianza”, los que tenemos experiencia en los propósitos de los políticos, sabemos que muy pocas de ellas se cumplirán. Otto von Bismark, indicó: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”, y en el caso de las promesas emitidas por AMLO, cabe mencionar el dicho popular: “Quien tarda en dar lo que promete, de lo prometido, se arrepiente”; pero también, al no cumplir los políticos con todo aquello que ofrecieron, la dignidad de ellos va desapareciendo, no en vano el futbolista John Rooney señaló: “Un hombre de honor, siempre cumple sus promesas”.

Pero también “El prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila”. Sabemos que prometer y no cumplir es una de las estrategias, que se ha hecho costumbre por parte de la clase política, se usa como un gancho en busca del voto, es decir, un recibir, con la falsa ofrenda de luego dar. Solo que, de todos esos ofrecimientos llevados a cabo en la campaña de AMLO, nunca señaló como los cumpliría. Cuando le preguntaban qué, cómo acabaría con la delincuencia y con la corrupción, señalaba que con el ejemplo lo lograría. Pues si se trata de buenas intenciones, se equiparan a las de un párvulo de preprimaria, pues claramente nos percatamos que, en el primer trimestre de este año de 2019, se señalan 8,493 víctimas de homicidios dolosos, que es la mayor cifra en la historia de nuestro país, pero además vemos, que desgraciadamente va creciendo la delincuencia cada vez más. Y por cuanto al ejemplo que está manifestando, al solicitar a los secretarios de Gobernación, Educación Pública y de Hacienda, de violar la Constitución, porque le parece a él injusta. Y también, al dejar a miles de empleados federales sin trabajo y sin indemnización, al no aplicar la ley a quienes la violan, ahí está demostrada su deshonestidad.

Además de no haber cumplido con lo prometido, y demostrar su falta de honestidad, su incapacidad absoluta, todos los males en lugar de disminuir se agravan, y la gran mayoría de las veces es, precisamente por lo que él señaló en su discurso, de ser terco y obcecado, rayando en la locura, y que por su cerrazón no acepta la razón, como hemos visto que en sus pérdidas de tiempo en las conferencias mañaneras, donde deliberadamente ha contestado: Que él tiene otros datos; que no va a caer en provocaciones; que al diablo con las instituciones; que hará una consulta pública; que amor y paz; que es dueño de su silencio (no obstante, convoque a los medios para dar respuesta a las preguntas que le hagan), y todo lo que no le guste es información falsa, realizada por los contras, por los neoliberales, por el hampa del periodismo y prensa fifí, chayotera. Y en ocasiones cuando se le formulan preguntas incómodas, como todo un verdadero estadista, responde: “Lo que diga mi dedito” y, además, “Me canso ganso”. Distingue a las personas y las clasifica, lo que ha ocasionado dividir en lugar de unir. ¿Y de lo prometido?, absolutamente nada.

“Bienaventurado aquel que no promete, sino que hace y lo que hace lo hace con amor”.- Alejandro Jodorowsky

Tal vez ni siquiera tenía la mínima idea de que haría si llegara a la presidencia, así como tampoco creo que él y sus seguidores, puedan tener algo de conocimiento de cómo acabaría con la corrupción, con el hucachicoleo, con el crimen organizado y tantas otras cosas que prometió en su larga campaña de dieciocho años para poder llegar a la Presidencia de la República.


El día 18 de febrero de 2018, en un salón del Hotel Hilton Alameda, fecha y lugar en que el Partido de Morena aprobó la candidatura de AMLO, quien en su discurso de media hora, textualmente manifestó: “Soy terco, obcecado y con esa misma convicción actuaré como Presidente de la República. Con terquedad, con perseverancia, rayando en la locura, de manera obcecada, voy a terminar con la corrupción. Lo mismo, con intransigencia vamos a promover el desarrollo de México”.

Al igual que sus demás discursos acentuaba que no habría impunidad, que acabaría con la violencia y la inseguridad, pero enfatizó también, en el tema de la amnistía para los delincuentes, mencionado lo siguiente: “Someteré a debate, inclusive con las víctimas, la posibilidad de otorgar amnistía a los infractores que opten por la readaptación”.

Otra de sus promesas vertidas en esa ocasión, que incluso provocó un largo aplauso, fue cuando indicó: “Haremos todo lo que sea necesario, todo, para construir la paz; no podemos acostumbrarnos al horror de que pierdan la vida 70 mexicanos diario y que no se estén atendiendo las causas y no se actúe con responsabilidad. Me comprometo a darle paz y seguridad a los mexicanos”.

Dentro de tanta cosa que prometió en esa ocasión resalta la terminación de los gasolinazos y que no aplicaría impuestos nuevos durante su gobierno, con énfasis aseguró que no aumentaría el IVA y el ISR; vender el avión presidencial (que puede ser la cosa más fácil del mundo, lo importante es no perder en la inversión que de él se hizo, así como el costo de su mantenimiento y resguardo), no permitirá el amiguismo, nepotismo ni influyentísimo. (Más en la actualidad hasta ministras de Corte ha impuesto). Resaltó que no habrá tortura en el país, “ninguna de esas infamias se cometerá”. También, que acabará con los fraudes electorales.

Resaltó que aplicaría al pie de la letra lo que establecen la Constitución y las leyes, y que no se violarán derechos humanos “y se castigará con rigor a quienes los violen”. (En esto ahora no tiene pretexto, la prueba está en el memorándum por el cual ordenó violar la Constitución al señalar a los secretarios de Gobernación, Educación Pública y de Hacienda, “dejar sin efectos todas las medidas en la que se haya traducido la aplicación de la llamada reforma educativa”; y, por lo visto, hasta la fecha no se ha sabido que se haya castigado a alguien por las violaciones cometidas a nuestras leyes, pero además despiden de su trabajo a empleados federales con una antigüedad muy alta y sin darles indemnización alguna).

Pero algo muy de actualidad, fue cuando prometió que se opondrá a la construcción del muro en la frontera con Estados Unidos, y que con el gobierno de aquel país tendería una relación de amistad, cooperación y respeto mutuo, que los 50 consulados de México en Estados Unidos los convertiría en procuradurías de defensa de los migrantes.

Quinto Horacio Flaco, nos legó una frase: “Las muchas promesas disminuyen la confianza”, los que tenemos experiencia en los propósitos de los políticos, sabemos que muy pocas de ellas se cumplirán. Otto von Bismark, indicó: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”, y en el caso de las promesas emitidas por AMLO, cabe mencionar el dicho popular: “Quien tarda en dar lo que promete, de lo prometido, se arrepiente”; pero también, al no cumplir los políticos con todo aquello que ofrecieron, la dignidad de ellos va desapareciendo, no en vano el futbolista John Rooney señaló: “Un hombre de honor, siempre cumple sus promesas”.

Pero también “El prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila”. Sabemos que prometer y no cumplir es una de las estrategias, que se ha hecho costumbre por parte de la clase política, se usa como un gancho en busca del voto, es decir, un recibir, con la falsa ofrenda de luego dar. Solo que, de todos esos ofrecimientos llevados a cabo en la campaña de AMLO, nunca señaló como los cumpliría. Cuando le preguntaban qué, cómo acabaría con la delincuencia y con la corrupción, señalaba que con el ejemplo lo lograría. Pues si se trata de buenas intenciones, se equiparan a las de un párvulo de preprimaria, pues claramente nos percatamos que, en el primer trimestre de este año de 2019, se señalan 8,493 víctimas de homicidios dolosos, que es la mayor cifra en la historia de nuestro país, pero además vemos, que desgraciadamente va creciendo la delincuencia cada vez más. Y por cuanto al ejemplo que está manifestando, al solicitar a los secretarios de Gobernación, Educación Pública y de Hacienda, de violar la Constitución, porque le parece a él injusta. Y también, al dejar a miles de empleados federales sin trabajo y sin indemnización, al no aplicar la ley a quienes la violan, ahí está demostrada su deshonestidad.

Además de no haber cumplido con lo prometido, y demostrar su falta de honestidad, su incapacidad absoluta, todos los males en lugar de disminuir se agravan, y la gran mayoría de las veces es, precisamente por lo que él señaló en su discurso, de ser terco y obcecado, rayando en la locura, y que por su cerrazón no acepta la razón, como hemos visto que en sus pérdidas de tiempo en las conferencias mañaneras, donde deliberadamente ha contestado: Que él tiene otros datos; que no va a caer en provocaciones; que al diablo con las instituciones; que hará una consulta pública; que amor y paz; que es dueño de su silencio (no obstante, convoque a los medios para dar respuesta a las preguntas que le hagan), y todo lo que no le guste es información falsa, realizada por los contras, por los neoliberales, por el hampa del periodismo y prensa fifí, chayotera. Y en ocasiones cuando se le formulan preguntas incómodas, como todo un verdadero estadista, responde: “Lo que diga mi dedito” y, además, “Me canso ganso”. Distingue a las personas y las clasifica, lo que ha ocasionado dividir en lugar de unir. ¿Y de lo prometido?, absolutamente nada.