/ miércoles 15 de septiembre de 2021

Napoleón sigue vivo

El bicentenario del fallecimiento de Napoleón I, ocurrido el 5 de mayo de 1821 en la isla de Santa Elena, ha dado lugar a múltiples conmemoraciones a lo largo de todo el año. A pesar del paso del tiempo la figura de Napoleón sigue suscitando admiración y hasta fanatismo.

Al día de hoy, para una buena parte de los franceses la época vivida durante el mando del general y emperador es la era gloriosa de la grandeza de Francia, hablan de sus batallas y triunfos bélicos con tanta pasión como nostalgia.

Tras tomar el poder, Napoleón Bonaparte atravesó los Alpes para enfrentarse a los austriacos en Italia; su gran victoria en Marengo fue la primera en su carrera por el dominio de Europa.

Estas campañas en Italia, serían de inmediato objeto de estudio en las academias militares, Napoleón manifestó una insuperable visión de los principios tácticos y estratégicos que habían de regir la movilización en campo abierto de grandes contingentes humanos, aspecto esencial y característico de las guerras de la época, con lo que reformó y refinó la composición y funcionalidades de las distintas unidades y cuerpos de sus ejércitos hasta convertirlos, siempre bajo su dirección personal, en una perfecta maquinaria de guerra.

En 1812, Napoleón invadió Rusia sólo con 500 mil hombres, derrotó a los rusos en Borodino y llegó a Moscú el 14 de septiembre de 1812, pero los rusos habían arrasado completamente la ciudad para impedir al ejército enemigo establecer allí cuarteles de invierno, las tropas francesas hubieron de retirarse a causa del frío, el hambre y los ataques de la guerrilla rusa, lo que provocó la muerte de la mayoría de los soldados.

El 27 de agosto de 1813, Napoleón consiguió su última victoria importante en la batalla de Dresde, donde el ejército francés derrotó a las fuerzas conjuntas de Austria, Prusia y Rusia, sin embargo, en octubre se vio obligado a replegarse sobre el Rin tras la batalla de Leipzig, quedando liberados los estados alemanes. Los ejércitos rusos, austriacos y prusianos invadieron Francia desde el norte al año siguiente y tomaron París en marzo de 1814; Napoleón abdicó y hubo de exiliarse en la isla de Elba.

No obstante, Bonaparte consiguió escapar de Elba y se dirigió a Francia, donde se apresuró a formar un ejército, venció en Ligny, pero el 18 de junio de 1815 hubo un enfrentamiento armado entre el ejército imperial francés de Napoleón Bonaparte y la Séptima Coalición, en las proximidades de Waterloo, Bélgica.

Dos siglos después, poco más de 6 mil figurantes representaron los sucesos del 18 de junio de 1815 en el mismo lugar, en el que el público europeo pudo seguir la epopeya napoleónica que tuvo su final con esa derrota.

Los hechos fueron representados de acuerdo con los más estrictos testimonios de la época: se buscó y encontró a un doble idéntico al Napoleón, lo mismo se hizo con los generales y mariscales que lo rodeaban, movimientos de las tropas, los uniformes copiados idénticos a los usados entonces, así como las armas y cañones. La representación de la batalla se hizo dos veces: el 18 y el 19 de junio.

Ahora, el emperador francés salió victorioso de estas festividades y pareciera que hubiese ganado en Waterloo, que no hubiera abdicado ni fuese exiliado. Los franceses evocaron la vida y el destino de este hombre que cambió la faz del planeta con la idea de una Europa unida, en la cual se hallaría la base de la unión europea de nuestros días y así, Napoleón sigue vivo.

El bicentenario del fallecimiento de Napoleón I, ocurrido el 5 de mayo de 1821 en la isla de Santa Elena, ha dado lugar a múltiples conmemoraciones a lo largo de todo el año. A pesar del paso del tiempo la figura de Napoleón sigue suscitando admiración y hasta fanatismo.

Al día de hoy, para una buena parte de los franceses la época vivida durante el mando del general y emperador es la era gloriosa de la grandeza de Francia, hablan de sus batallas y triunfos bélicos con tanta pasión como nostalgia.

Tras tomar el poder, Napoleón Bonaparte atravesó los Alpes para enfrentarse a los austriacos en Italia; su gran victoria en Marengo fue la primera en su carrera por el dominio de Europa.

Estas campañas en Italia, serían de inmediato objeto de estudio en las academias militares, Napoleón manifestó una insuperable visión de los principios tácticos y estratégicos que habían de regir la movilización en campo abierto de grandes contingentes humanos, aspecto esencial y característico de las guerras de la época, con lo que reformó y refinó la composición y funcionalidades de las distintas unidades y cuerpos de sus ejércitos hasta convertirlos, siempre bajo su dirección personal, en una perfecta maquinaria de guerra.

En 1812, Napoleón invadió Rusia sólo con 500 mil hombres, derrotó a los rusos en Borodino y llegó a Moscú el 14 de septiembre de 1812, pero los rusos habían arrasado completamente la ciudad para impedir al ejército enemigo establecer allí cuarteles de invierno, las tropas francesas hubieron de retirarse a causa del frío, el hambre y los ataques de la guerrilla rusa, lo que provocó la muerte de la mayoría de los soldados.

El 27 de agosto de 1813, Napoleón consiguió su última victoria importante en la batalla de Dresde, donde el ejército francés derrotó a las fuerzas conjuntas de Austria, Prusia y Rusia, sin embargo, en octubre se vio obligado a replegarse sobre el Rin tras la batalla de Leipzig, quedando liberados los estados alemanes. Los ejércitos rusos, austriacos y prusianos invadieron Francia desde el norte al año siguiente y tomaron París en marzo de 1814; Napoleón abdicó y hubo de exiliarse en la isla de Elba.

No obstante, Bonaparte consiguió escapar de Elba y se dirigió a Francia, donde se apresuró a formar un ejército, venció en Ligny, pero el 18 de junio de 1815 hubo un enfrentamiento armado entre el ejército imperial francés de Napoleón Bonaparte y la Séptima Coalición, en las proximidades de Waterloo, Bélgica.

Dos siglos después, poco más de 6 mil figurantes representaron los sucesos del 18 de junio de 1815 en el mismo lugar, en el que el público europeo pudo seguir la epopeya napoleónica que tuvo su final con esa derrota.

Los hechos fueron representados de acuerdo con los más estrictos testimonios de la época: se buscó y encontró a un doble idéntico al Napoleón, lo mismo se hizo con los generales y mariscales que lo rodeaban, movimientos de las tropas, los uniformes copiados idénticos a los usados entonces, así como las armas y cañones. La representación de la batalla se hizo dos veces: el 18 y el 19 de junio.

Ahora, el emperador francés salió victorioso de estas festividades y pareciera que hubiese ganado en Waterloo, que no hubiera abdicado ni fuese exiliado. Los franceses evocaron la vida y el destino de este hombre que cambió la faz del planeta con la idea de una Europa unida, en la cual se hallaría la base de la unión europea de nuestros días y así, Napoleón sigue vivo.