/ martes 10 de agosto de 2021

Narrativa retórica

El presidente López Obrador llegó al poder bajo la narrativa de una Cuarta Transformación (4T) que regeneraría la vida pública del país y en donde la prioridad serían los pobres.

A prácticamente la mitad del sexenio la transformación se ha quedado en eso, en una simple narrativa retórica. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2020, las personas que se ubican en situación de pobreza son 55.7 millones, lo que representa el 43.9% de la población. Es dable señalar que se observa un incremento en relación a 2018 de 3.8 millones de “nuevos” pobres.

Durante el gobierno que le daría prioridad a los pobres tenemos que 10.8 millones de personas se ubican en condición de pobreza extrema, esto es, el 8.5% de la población total. En este caso también se observa un incremento de 2.1 millones de personas en relación a 2018.

Sin dejar de lado los estragos causados por la pandemia de Covid-19, la falta de una estrategia por parte del gobierno federal provocó que el repunte de la pobreza fuera en tales proporciones, al presidente sólo le alcanzó la mira para adelantar el dinero que les da a los adultos mayores y a los jóvenes, lo que en los hechos fue un rotundo fracaso.

Me explico. Dentro de los resultados de la Medición Multidimensional de la Pobreza en México, la población vulnerable por ingresos pasó de 9.9 millones de personas que había en 2018, a 11.2 millones en 2020. Este hecho trae de nuevo a la palestra de la discusión la conveniencia de los programas sociales del presidente.

La pregunta surge por simple reflejo: ¿En qué gastan el dinero?

Al bote pronto podríamos suponer que en servicios de salud, dada la saturación de hospitales públicos por la pandemia, pero no, en la medición de la pobreza se muestra que en el gobierno de la 4T se incrementó el número de personas que presentaron carencia por acceso a los servicios de salud, Coneval reporta 15.6 millones de personas más en relación a 2018, lo que significa que 35.7 millones de mexicanos no tienen acceso a los servicios de salud en plena contingencia sanitaria por la tercera ola de Covid-19.

Para el autodenominado gobierno de la 4T las cosas podrían haber sido peor, ¿se imagina cómo estarían los índices de pobreza si no hubieran llegado los 40,606 millones de dólares que los connacionales que trabajan en Estados Unidos enviaron a México? Que viva el sueño americano!!!, grita la 4T a todo pulmón desde el balcón central de Palacio Nacional.

El presidente López Obrador llegó al poder bajo la narrativa de una Cuarta Transformación (4T) que regeneraría la vida pública del país y en donde la prioridad serían los pobres.

A prácticamente la mitad del sexenio la transformación se ha quedado en eso, en una simple narrativa retórica. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2020, las personas que se ubican en situación de pobreza son 55.7 millones, lo que representa el 43.9% de la población. Es dable señalar que se observa un incremento en relación a 2018 de 3.8 millones de “nuevos” pobres.

Durante el gobierno que le daría prioridad a los pobres tenemos que 10.8 millones de personas se ubican en condición de pobreza extrema, esto es, el 8.5% de la población total. En este caso también se observa un incremento de 2.1 millones de personas en relación a 2018.

Sin dejar de lado los estragos causados por la pandemia de Covid-19, la falta de una estrategia por parte del gobierno federal provocó que el repunte de la pobreza fuera en tales proporciones, al presidente sólo le alcanzó la mira para adelantar el dinero que les da a los adultos mayores y a los jóvenes, lo que en los hechos fue un rotundo fracaso.

Me explico. Dentro de los resultados de la Medición Multidimensional de la Pobreza en México, la población vulnerable por ingresos pasó de 9.9 millones de personas que había en 2018, a 11.2 millones en 2020. Este hecho trae de nuevo a la palestra de la discusión la conveniencia de los programas sociales del presidente.

La pregunta surge por simple reflejo: ¿En qué gastan el dinero?

Al bote pronto podríamos suponer que en servicios de salud, dada la saturación de hospitales públicos por la pandemia, pero no, en la medición de la pobreza se muestra que en el gobierno de la 4T se incrementó el número de personas que presentaron carencia por acceso a los servicios de salud, Coneval reporta 15.6 millones de personas más en relación a 2018, lo que significa que 35.7 millones de mexicanos no tienen acceso a los servicios de salud en plena contingencia sanitaria por la tercera ola de Covid-19.

Para el autodenominado gobierno de la 4T las cosas podrían haber sido peor, ¿se imagina cómo estarían los índices de pobreza si no hubieran llegado los 40,606 millones de dólares que los connacionales que trabajan en Estados Unidos enviaron a México? Que viva el sueño americano!!!, grita la 4T a todo pulmón desde el balcón central de Palacio Nacional.