/ miércoles 18 de noviembre de 2020

¡No me olviden…que Arrieta vive!

Este día 18 de noviembre, en el preludio de la conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, recordamos el aniversario luctuoso del general Domingo Arrieta León, quien falleciera un día como hoy, pero de 1962, es decir, hace 58 años en la Ciudad de Durango, Dgo.

Esta fecha es propicia para recordar a este duranguense que surgió de las entrañas del pueblo, en lo más abrupto de la sierra durangueña, para reivindicar el honor de los olvidados y hacer justicia al lado de los suyos, de los más desprotegidos, esos del huarache de tres agujeros. Seguramente este día, el Congreso del Estado honrará a dicho personaje, toda vez que durante su gestión como gobernador promulgó la Constitución local que hoy nos rige, aunque parchada y mutilada, pero el mérito nadie se lo niega a Domingo Arrieta.

Domingo Arrieta hace su aparición para la historia de Durango el mes de noviembre de 1910, en Canelas, al lado de Pantaleón, Martín y Guillermo García Cárdenas; Tiburcio Cuevas, Matías Pazuengo, Sergio Pazuengo y Conrado Antuna. Domingo Arrieta y sus hermanos, difundieron sus ideas acerca de la naciente Revolución y se organizaron, sobresaliendo Domingo como líder natural del movimiento en la zona serrana de Durango.

El contingente humano de los Arrieta se multiplicó con rapidez; su carisma y don de gente le permitió reclutar una tropa bajo su mando, logrando el respeto de los revolucionarios que operaban en el estado de Durango.

El 9 de mayo de 1911, con 600 hombres, Ramón F. Iturbe, Domingo y Mariano Arrieta arremeten sobre Topia, triunfando para la causa maderista.

Esta fue la última acción revolucionaria que librarían juntos estos revolucionarios, ya que Domingo con su gente se marchó hacia Durango y Ramón Iturbe a Sinaloa. Después del triunfo de Topia, Arrieta toma Santiago Papasquiaro.

A través de este escrito, recordamos al hombre que encabezó su tropa durante la toma de Durango del 18 de junio de 1913, aquel que ignoró la fusilería federal situándose el cerro Los Remedios, que era una de las zonas más peligrosas del fuego cruzado de las balas, que dicho sea de paso, es un hecho histórico olvidado por los guías turísticos del teleférico, toda vez que no referencian que tanto el general Domingo Arrieta como Tomás Urbina, desafiaron las balas enemigas durante la toma de Durango, desde ese cerro de Los Remedios, resultando dicho asalto, la conquista de la revolución constitucionalista.

Ya no está entre nosotros Enrique Arrieta, hijo del citado revolucionario, pero su herencia y testimonio para los duranguenses son los libros de su autoría y amplias investigaciones respecto a su padre, mismos que nos hacen reflexionar que no debemos olvidar la importancia histórica de Domingo Arrieta.

Este día 18 de noviembre, en el preludio de la conmemoración del inicio de la Revolución Mexicana, recordamos el aniversario luctuoso del general Domingo Arrieta León, quien falleciera un día como hoy, pero de 1962, es decir, hace 58 años en la Ciudad de Durango, Dgo.

Esta fecha es propicia para recordar a este duranguense que surgió de las entrañas del pueblo, en lo más abrupto de la sierra durangueña, para reivindicar el honor de los olvidados y hacer justicia al lado de los suyos, de los más desprotegidos, esos del huarache de tres agujeros. Seguramente este día, el Congreso del Estado honrará a dicho personaje, toda vez que durante su gestión como gobernador promulgó la Constitución local que hoy nos rige, aunque parchada y mutilada, pero el mérito nadie se lo niega a Domingo Arrieta.

Domingo Arrieta hace su aparición para la historia de Durango el mes de noviembre de 1910, en Canelas, al lado de Pantaleón, Martín y Guillermo García Cárdenas; Tiburcio Cuevas, Matías Pazuengo, Sergio Pazuengo y Conrado Antuna. Domingo Arrieta y sus hermanos, difundieron sus ideas acerca de la naciente Revolución y se organizaron, sobresaliendo Domingo como líder natural del movimiento en la zona serrana de Durango.

El contingente humano de los Arrieta se multiplicó con rapidez; su carisma y don de gente le permitió reclutar una tropa bajo su mando, logrando el respeto de los revolucionarios que operaban en el estado de Durango.

El 9 de mayo de 1911, con 600 hombres, Ramón F. Iturbe, Domingo y Mariano Arrieta arremeten sobre Topia, triunfando para la causa maderista.

Esta fue la última acción revolucionaria que librarían juntos estos revolucionarios, ya que Domingo con su gente se marchó hacia Durango y Ramón Iturbe a Sinaloa. Después del triunfo de Topia, Arrieta toma Santiago Papasquiaro.

A través de este escrito, recordamos al hombre que encabezó su tropa durante la toma de Durango del 18 de junio de 1913, aquel que ignoró la fusilería federal situándose el cerro Los Remedios, que era una de las zonas más peligrosas del fuego cruzado de las balas, que dicho sea de paso, es un hecho histórico olvidado por los guías turísticos del teleférico, toda vez que no referencian que tanto el general Domingo Arrieta como Tomás Urbina, desafiaron las balas enemigas durante la toma de Durango, desde ese cerro de Los Remedios, resultando dicho asalto, la conquista de la revolución constitucionalista.

Ya no está entre nosotros Enrique Arrieta, hijo del citado revolucionario, pero su herencia y testimonio para los duranguenses son los libros de su autoría y amplias investigaciones respecto a su padre, mismos que nos hacen reflexionar que no debemos olvidar la importancia histórica de Domingo Arrieta.