/ martes 2 de marzo de 2021

¡No renuncio y no renuncio!

Busco la manera de hacer llegar a David Colmenares Páramo, la “Aritmética Instantánea” de Ann Cutler (Editorial Azteca, 1969) en su portada anuncia: Sistema rápido para las matemáticas básicas. Aritmética hecha con facilidad.

Multiplique sin tablas; sume largas columnas de números en segundos; un sorprendente nuevo sistema para hacer del trabajo con los números un excitante juego. Para niños de ocho a ochenta años. Sin duda, la obra le va a caer como anillo al dedo a quién se cree el “Rey David”, que no obstante su pifia y garrafal error, muy sácalepunta salió a decir que no dejará su puesto, pero me late que eso está por verse. Lo más seguro es que el man (saludos hermanos colombianos), se convierta en desempleado y todo por ser tan duro de caletre para eso de las cuentas.

El colmo de colmenares fue que al filtrar a la opinión pública los datos, aseguró que al haberse interrumpido las obras del aeropuerto de Texcoco, se había perdido una millonada, no digo la cantidad para no equivocarme como él. Como al hermano Andrés Manuel no se le escapa ni una, lo agarró en la mentirota y ni tardo ni perezoso dictó oficio para la dulce DULCE MARIA SAURI, presidenta de la Cámara Baja, órgano que dicho sea de paso pronto será diezmado y rasurado ya que hay muchos, mucho ruido y pocas nueces y sobran doscientos aviadores que dicen ser diputados.

Bien, en su epístola, López Obrador con mesura reprocha la barbaridad de David Colmenares, a quien, como colmena se le amontonaron los números, se le fueron las cabras y se equivocó con cientos de millones, que para la Auditoría Superior de la Federación son minucias; más para la raza de bronce y de a pie, representan días guisando con aceitito y comiendo tortillitas.

¡Ah!; eso sí, el calvo auditor asomó la cara, que para nada le ardió de vergüenza. Aceptó que en la danza de dígitos se le hizo bolas el engrudo y sí la habían regado. ¡Claro!, culpó a los subalternos y prometió imponerles un ejemplar castigo. Se comprometió a estudiar las tablas de multiplicar, darle un repaso a las sumas, restas, divisiones y a los quebrados, usando el ábaco. Juró que acudiría a unas pasantías.

Para demostrarlo enseñó un cuaderno marca “polito” que en su anverso efectivamente trae las tablas. Me enterneció el detalle y me remitió a mis párvulos días porque esas libretas me encargaba mi añorada y querida maestra María Ruiz Sánchez, a quién envío un fervoroso saludo y a su esposo el paisano Varo Rosales. Pero volviendo a Colmenares que no mostró nada de colmillo, pidió indulto; pero eso sí, exclamó: ¡NO RENUNCIO Y NO RENUNCIO!

En otro orden de ideas, en qué cabeza de vaca cabe, andar de soflamero, pendenciero, buscabullas o trifúlquero a sabiendas que arrastra una cauda de negros antecedentes cometidos en su delincuencial adolescencia en el vecino país del norte.

El hombrecillo con apellido de rumiante no ha desmentido las publicaciones que lo muestran ficha en pecho en una de sus remisiones a las ergástulas de Mc Allen, Texas. Francisco García Cabeza de Vaca, es parte del elenco de gobernadores que juntaron codos para debatir el quehacer del compañero presidente y su consigna fue tirarle a todo cuanto haga y diga. Engendraron un ente denominado “alianza federalista”, que bien a bien nunca se ha sabido qué pitos toca. La ocurrencia salió de la chihuahuense testa de Javier Corral, sólo que al estilo de Mónico de Luna, a los primeros madrazos fue el primero que corrió.

Y es que el gobernador de Tamaulipas con apelativo de bovino, muy picudo arrebataba el micrófono en cualquier foro para echarle la caballería al buen AMLO, enarbolando como estandarte la bandera de la demagogia para dar a entender que él, junto con otros colegas, estaban llamados a ser los próceres de México con ideas que nunca brillaron ni fueron esbozadas. Quien ya se sentía candidato a la presidencia hablaba, hablaba y hablaba luciendo sus mofletes según él para dar más rigor a sus alocuciones, que en un principio eran envalentonadas hasta que afloraron las fechorías que Pancho cometió en otros tiempos.

¿Que los señores tienen derecho a disentir, nadie se lo regatea; que pueden controvertir medidas gubernamentales, convenimos en esto? Pero cuando se hace por hacerse sin otro basamento que la lucha por el poder y eternizarse en cargos públicos, es deleznable por donde quiera que se le mire.

Se han filtrado documentos, videos, audios y muchas otras pruebas que colocan a García Cabeza de Vaca, no como solapador de la delincuencia organizada, sino como parte de ella. Aunque lo niega y lo reniega está claro que el politicastro es sucesor en el “Cartel de Golfo”, de Juan Nepomuceno Guerra, el cacique tamaulipeco a quien la literatura del narcotráfico ubica como tatarabuelo de ese grupo y sus adláteres.

Lo anterior está sustentado en los veintisiete tomos de pruebas que la Fiscalía General de la República depositó en la Cámara de Diputados, para que inicie juicio de procedencia contra el panista. Tal etapa incuestionablemente va a proceder, no porque haya mayoría morenista, sino porque las acusaciones en su contra van sobradamente obesas.

A esto me refiero cuando digo que lo mejor que pudo haber hecho era agazaparse para esconder la estela de podredumbre y hedor dejado por sus más de novecientos millones de pesos acumulados en un lapso que ni Carlos Slim pudo haber acumulado, sin otra explicación que se trata del producto de un descarado acarreo de drogas. Es el primer caso que se da, pero hacemos votos por que no sea el último y que si de vacas se junta un hato, en manada las manden a los centros de readaptación que al parecer fueron construidos para ellos.

Busco la manera de hacer llegar a David Colmenares Páramo, la “Aritmética Instantánea” de Ann Cutler (Editorial Azteca, 1969) en su portada anuncia: Sistema rápido para las matemáticas básicas. Aritmética hecha con facilidad.

Multiplique sin tablas; sume largas columnas de números en segundos; un sorprendente nuevo sistema para hacer del trabajo con los números un excitante juego. Para niños de ocho a ochenta años. Sin duda, la obra le va a caer como anillo al dedo a quién se cree el “Rey David”, que no obstante su pifia y garrafal error, muy sácalepunta salió a decir que no dejará su puesto, pero me late que eso está por verse. Lo más seguro es que el man (saludos hermanos colombianos), se convierta en desempleado y todo por ser tan duro de caletre para eso de las cuentas.

El colmo de colmenares fue que al filtrar a la opinión pública los datos, aseguró que al haberse interrumpido las obras del aeropuerto de Texcoco, se había perdido una millonada, no digo la cantidad para no equivocarme como él. Como al hermano Andrés Manuel no se le escapa ni una, lo agarró en la mentirota y ni tardo ni perezoso dictó oficio para la dulce DULCE MARIA SAURI, presidenta de la Cámara Baja, órgano que dicho sea de paso pronto será diezmado y rasurado ya que hay muchos, mucho ruido y pocas nueces y sobran doscientos aviadores que dicen ser diputados.

Bien, en su epístola, López Obrador con mesura reprocha la barbaridad de David Colmenares, a quien, como colmena se le amontonaron los números, se le fueron las cabras y se equivocó con cientos de millones, que para la Auditoría Superior de la Federación son minucias; más para la raza de bronce y de a pie, representan días guisando con aceitito y comiendo tortillitas.

¡Ah!; eso sí, el calvo auditor asomó la cara, que para nada le ardió de vergüenza. Aceptó que en la danza de dígitos se le hizo bolas el engrudo y sí la habían regado. ¡Claro!, culpó a los subalternos y prometió imponerles un ejemplar castigo. Se comprometió a estudiar las tablas de multiplicar, darle un repaso a las sumas, restas, divisiones y a los quebrados, usando el ábaco. Juró que acudiría a unas pasantías.

Para demostrarlo enseñó un cuaderno marca “polito” que en su anverso efectivamente trae las tablas. Me enterneció el detalle y me remitió a mis párvulos días porque esas libretas me encargaba mi añorada y querida maestra María Ruiz Sánchez, a quién envío un fervoroso saludo y a su esposo el paisano Varo Rosales. Pero volviendo a Colmenares que no mostró nada de colmillo, pidió indulto; pero eso sí, exclamó: ¡NO RENUNCIO Y NO RENUNCIO!

En otro orden de ideas, en qué cabeza de vaca cabe, andar de soflamero, pendenciero, buscabullas o trifúlquero a sabiendas que arrastra una cauda de negros antecedentes cometidos en su delincuencial adolescencia en el vecino país del norte.

El hombrecillo con apellido de rumiante no ha desmentido las publicaciones que lo muestran ficha en pecho en una de sus remisiones a las ergástulas de Mc Allen, Texas. Francisco García Cabeza de Vaca, es parte del elenco de gobernadores que juntaron codos para debatir el quehacer del compañero presidente y su consigna fue tirarle a todo cuanto haga y diga. Engendraron un ente denominado “alianza federalista”, que bien a bien nunca se ha sabido qué pitos toca. La ocurrencia salió de la chihuahuense testa de Javier Corral, sólo que al estilo de Mónico de Luna, a los primeros madrazos fue el primero que corrió.

Y es que el gobernador de Tamaulipas con apelativo de bovino, muy picudo arrebataba el micrófono en cualquier foro para echarle la caballería al buen AMLO, enarbolando como estandarte la bandera de la demagogia para dar a entender que él, junto con otros colegas, estaban llamados a ser los próceres de México con ideas que nunca brillaron ni fueron esbozadas. Quien ya se sentía candidato a la presidencia hablaba, hablaba y hablaba luciendo sus mofletes según él para dar más rigor a sus alocuciones, que en un principio eran envalentonadas hasta que afloraron las fechorías que Pancho cometió en otros tiempos.

¿Que los señores tienen derecho a disentir, nadie se lo regatea; que pueden controvertir medidas gubernamentales, convenimos en esto? Pero cuando se hace por hacerse sin otro basamento que la lucha por el poder y eternizarse en cargos públicos, es deleznable por donde quiera que se le mire.

Se han filtrado documentos, videos, audios y muchas otras pruebas que colocan a García Cabeza de Vaca, no como solapador de la delincuencia organizada, sino como parte de ella. Aunque lo niega y lo reniega está claro que el politicastro es sucesor en el “Cartel de Golfo”, de Juan Nepomuceno Guerra, el cacique tamaulipeco a quien la literatura del narcotráfico ubica como tatarabuelo de ese grupo y sus adláteres.

Lo anterior está sustentado en los veintisiete tomos de pruebas que la Fiscalía General de la República depositó en la Cámara de Diputados, para que inicie juicio de procedencia contra el panista. Tal etapa incuestionablemente va a proceder, no porque haya mayoría morenista, sino porque las acusaciones en su contra van sobradamente obesas.

A esto me refiero cuando digo que lo mejor que pudo haber hecho era agazaparse para esconder la estela de podredumbre y hedor dejado por sus más de novecientos millones de pesos acumulados en un lapso que ni Carlos Slim pudo haber acumulado, sin otra explicación que se trata del producto de un descarado acarreo de drogas. Es el primer caso que se da, pero hacemos votos por que no sea el último y que si de vacas se junta un hato, en manada las manden a los centros de readaptación que al parecer fueron construidos para ellos.