/ miércoles 23 de enero de 2019

Nuevas reglas en PRI evitarán imposición de candidatos

Con un “chip” sobrepuesto a las reglas tradicionales, los priistas, o al menos sus dirigentes formales, pretenden sacar al partido del deshonroso tercer lugar de las preferencias electorales en Durango, bajo la premisa (¿real o ficticia?) de que las decisiones para elegir a sus candidatos a los 39 Ayuntamientos, surjan de la base y no de imposiciones caciquiles avaladas por las cúpulas.

El presidente del Comité Directivo Estatal, Luis Enrique Benítez, y el delegado del CEN, Roberto Padilla se han autoconstruido un escenario ideal en que el voto duro priista, ese que renegó en las dos últimas elecciones al sufragar por otras opciones, regresa al ruedo del Revolucionario Institucional, a fin de recuperar espacios perdidos en buena parte de los municipios, entre ellos el de la capital duranguense.

Y según pregonan los directivos ante quien los escucha, la primera señal de que el PRI se “reconfigura”, la darán desde la estructura territorial, donde empezarán a delinearse las candidaturas, no solamente las que se verán fortalecidas por el procedimiento de voto directo a las bases, sino también de cualquiera de los otros métodos estatutarios que se aplicarán.

En la imaginaria, Benítez y Padilla afirman que los priistas de siempre, aquellos que renegaron porque no se les incorporó a la toma de las decisiones, regresarán luego de darse cuenta del “error que cometieron al votar por quienes han demostrado que no saben gobernar”.

En reunión con “opinadores” de los medios de comunicación, el enviado del Comité Ejecutivo Nacional, oriundo de Aguascalientes, se dice sorprendido gratamente por el priismo duranguense, y manifiesta seguridad de que al participar los militantes de abajo hacia arriba en los procesos internos, no habrá equivocación en elegir a los mejores hombres y mujeres que representarán al partido el próximo primero de junio.

Hay instrucciones de la lidereza nacional, Claudia Ruiz Massieu, en el sentido de ahora sí dar espacios de participación a los militantes, de tal manera que los personajes que supuestamente controlan a organizaciones y sectores, no impongan a candidatos afines, situación que en el pasado ocasionó las derrotas electorales y la desunión, según comenta el delegado.

Para hacer más creíble lo que manifiestan los directivos, y remachar que ahora sí la transformación del partido va en serio, pero sin necesidad de cambiarle de nombre ni de salirse de los documentos básico que lo originaron, afirman que “el PRI no tiene dueños”. No es cierto que las decisiones a tomar lleven la línea o el visto bueno de ex gobernadores, u otros distinguidos priistas. “Ahora las decisiones son colegiadas”, sentencian.

Y sin embargo, hay contradicciones a lo que afirman, con escenarios en lo específico, como sucede en Gómez Palacio, donde todo depende de lo que haga o deje de hacer Leticia Herrera Ale, la actual presidenta municipal.

Inclusive, el propio Luis Enrique explica que efectivamente en el municipio lagunero el partido fue entregado a la “jefa” del clan familiar de los Herrera Ale. Y solamente ella decidirá si busca la reelección, o deja que sea otro de sus afines el abanderado priista que busque conservar el Ayuntamiento gomezpalatino para el PRI.

Ni el CEN, y menos la dirigencia estatal, como tampoco los militantes de abajo, han incursionado, como en la mayoría de los municipios, para sondear los perfiles de los aspirantes a la Presidencia Municipal. Y Leticia Herrera no ha determinado qué hará, lo que mantiene incierto el panorama, al acercarse los tiempos para la elección interna.

Por lo pronto, en el caso de Durango capital, la baraja de aspirantes crece, además de que hay cabildeo intenso para ver la posibilidad de que la candidatura sea ocupada por un miembro de la Iniciativa Privada, u de la sociedad civil. Pero “las bases lo decidirán, y no habrá injerencia de exgobernadores”, reiteraron.

Varios priistas de cepa como Gustavo Lugo y Arturo Yáñez, levantaron la mano. Pueden solicitar su registro entre otros más: Jorge Herrera Castro, Alicia Gamboa, Yolanda de la Torre, Carlos Matuk, Alfonso Díez, Jesús Díez. Tratan de convencer a Javier Pérez Gavilán y/o Jorge Saravia.

También hay priistas distinguidos que han optado por ver “los toros desde la barrera” y abstenerse de tener una participación activa, como es el caso del vetusto líder popular Pedro Ávila Nevárez, quien socializa que no están las condiciones en la dirigencia para apoyar la causa.

Con un “chip” sobrepuesto a las reglas tradicionales, los priistas, o al menos sus dirigentes formales, pretenden sacar al partido del deshonroso tercer lugar de las preferencias electorales en Durango, bajo la premisa (¿real o ficticia?) de que las decisiones para elegir a sus candidatos a los 39 Ayuntamientos, surjan de la base y no de imposiciones caciquiles avaladas por las cúpulas.

El presidente del Comité Directivo Estatal, Luis Enrique Benítez, y el delegado del CEN, Roberto Padilla se han autoconstruido un escenario ideal en que el voto duro priista, ese que renegó en las dos últimas elecciones al sufragar por otras opciones, regresa al ruedo del Revolucionario Institucional, a fin de recuperar espacios perdidos en buena parte de los municipios, entre ellos el de la capital duranguense.

Y según pregonan los directivos ante quien los escucha, la primera señal de que el PRI se “reconfigura”, la darán desde la estructura territorial, donde empezarán a delinearse las candidaturas, no solamente las que se verán fortalecidas por el procedimiento de voto directo a las bases, sino también de cualquiera de los otros métodos estatutarios que se aplicarán.

En la imaginaria, Benítez y Padilla afirman que los priistas de siempre, aquellos que renegaron porque no se les incorporó a la toma de las decisiones, regresarán luego de darse cuenta del “error que cometieron al votar por quienes han demostrado que no saben gobernar”.

En reunión con “opinadores” de los medios de comunicación, el enviado del Comité Ejecutivo Nacional, oriundo de Aguascalientes, se dice sorprendido gratamente por el priismo duranguense, y manifiesta seguridad de que al participar los militantes de abajo hacia arriba en los procesos internos, no habrá equivocación en elegir a los mejores hombres y mujeres que representarán al partido el próximo primero de junio.

Hay instrucciones de la lidereza nacional, Claudia Ruiz Massieu, en el sentido de ahora sí dar espacios de participación a los militantes, de tal manera que los personajes que supuestamente controlan a organizaciones y sectores, no impongan a candidatos afines, situación que en el pasado ocasionó las derrotas electorales y la desunión, según comenta el delegado.

Para hacer más creíble lo que manifiestan los directivos, y remachar que ahora sí la transformación del partido va en serio, pero sin necesidad de cambiarle de nombre ni de salirse de los documentos básico que lo originaron, afirman que “el PRI no tiene dueños”. No es cierto que las decisiones a tomar lleven la línea o el visto bueno de ex gobernadores, u otros distinguidos priistas. “Ahora las decisiones son colegiadas”, sentencian.

Y sin embargo, hay contradicciones a lo que afirman, con escenarios en lo específico, como sucede en Gómez Palacio, donde todo depende de lo que haga o deje de hacer Leticia Herrera Ale, la actual presidenta municipal.

Inclusive, el propio Luis Enrique explica que efectivamente en el municipio lagunero el partido fue entregado a la “jefa” del clan familiar de los Herrera Ale. Y solamente ella decidirá si busca la reelección, o deja que sea otro de sus afines el abanderado priista que busque conservar el Ayuntamiento gomezpalatino para el PRI.

Ni el CEN, y menos la dirigencia estatal, como tampoco los militantes de abajo, han incursionado, como en la mayoría de los municipios, para sondear los perfiles de los aspirantes a la Presidencia Municipal. Y Leticia Herrera no ha determinado qué hará, lo que mantiene incierto el panorama, al acercarse los tiempos para la elección interna.

Por lo pronto, en el caso de Durango capital, la baraja de aspirantes crece, además de que hay cabildeo intenso para ver la posibilidad de que la candidatura sea ocupada por un miembro de la Iniciativa Privada, u de la sociedad civil. Pero “las bases lo decidirán, y no habrá injerencia de exgobernadores”, reiteraron.

Varios priistas de cepa como Gustavo Lugo y Arturo Yáñez, levantaron la mano. Pueden solicitar su registro entre otros más: Jorge Herrera Castro, Alicia Gamboa, Yolanda de la Torre, Carlos Matuk, Alfonso Díez, Jesús Díez. Tratan de convencer a Javier Pérez Gavilán y/o Jorge Saravia.

También hay priistas distinguidos que han optado por ver “los toros desde la barrera” y abstenerse de tener una participación activa, como es el caso del vetusto líder popular Pedro Ávila Nevárez, quien socializa que no están las condiciones en la dirigencia para apoyar la causa.