/ domingo 3 de octubre de 2021

Otra vez, los artistas independientes dan la cara

Cuando escuchamos hablar de los grupos independientes de artistas, se presta mucho a confusión. Por artistas o creadores independientes deberíamos entender que su trabajo es, de alguna manera, independiente de la política cultural del Estado. Ya que actúan con plena libertad, sin seguir dictados de instancias culturales. Como dijo Carlos Monsiváis, hay dos clases de culturas: la nacionalista y la nacional. Como si fuera una pandemia cultural, en todos los rincones del país surgen grupos y compañías de teatro independiente. Así como el Estado tiene las suyas, vemos grupos de creadores independientes que se organizan para presentar proyectos que nada tienen que ver con la cultura oficial.

Como usted sabe, derivado de las reformas a nuestra Constitución, hoy la cultura es un derecho humano como muchos otros considerados derechos fundamentales. Esto significa que el Estado tiene la obligación de garantizar a los mexicanos el acceso a la cultura. Pero este derecho humano, para ser sinceros, está muy lejos de ser una realidad, salvo que alguien nos diga lo contrario o nos lo demuestre. Para empezar, la austeridad de la 4T redujo el presupuesto en cultura en miles de millones de pesos. Esto a la comunidad cultural le cayó como agua fría. El argumento: corrupción y privilegios de la alta burocracia cultural, favoreciendo para variar a sus amigos. Al parecer, esa era la política que prevalecía en la Secretaría de Cultura. Como resultado es que en este momento los artistas están pagando la corrupción de los responsables de la cultura.

Pero también los creadores no están esperando que regresen el PRI o el PAN para tener presupuestos como en los días de vino y rosas. Como dijo el poeta: para muestra basta un botón, los demás a la camisa. Por la pandemia, la poca actividad cultural que teníamos en Durango prácticamente se redujo a cero. La cultura, por vía virtual, aunque estuvo llena de buenas intenciones, pasó desapercibida, pero eso sí, se gastaron varios millones de pesos entre el IMAC y el ICED.

Por lo pronto, el grupo teatral LABATeatro, una compañía integrada por actores, productores y directores independientes duranguenses, está activo. Este grupo teatral no se durmió en sus laureles, y a través del circuito nacional de las artes escénicas, en los espacios independientes, y en el marco del proyecto Chapultepec, naturaleza y cultura, está por iniciar una gira teatral con la obra: El silencio de Júpiter.

Ellos se presentarán en espacios independientes de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, y el estreno aquí en Durango será en el CORE el sábado 16 de octubre y el 23. El autor de la obra es Brian Smithe, que a la vez dirige la obra. El elenco está conformado por dos jóvenes actores con mucho futuro: Raymundo Rodríguez y Tristian Zavala.

Otro de los integrantes de la compañía LABATeatro, productor y responsable de la puesta teatral, es Joshi Madrid con amplia trayectoria en el teatro. Esta es una buena oportunidad para acudir al CORE de manera presencial. Por supuesto, con todas las medidas y protocolos que marcan las autoridades de salud. Pero más allá de la gira de estos talentosos artistas duranguenses, es una muestra del talento que se tiene a nivel local, y los bajos presupuestos de la cultura.

El Estado está en su derecho de tener sus políticas culturales. Pero debe partir de la premisa del derecho humano a la cultura. Nos han quedado a deber mucho. ¿O los artistas y creadores tendrán que ampararse junto con los ciudadanos para que este derecho se cumpla? Así como hay presupuesto para la partidocracia y partidos chatarra, elecciones y la democracia más cara del mundo, debería haber presupuesto suficiente para la cultura.

Cuando escuchamos hablar de los grupos independientes de artistas, se presta mucho a confusión. Por artistas o creadores independientes deberíamos entender que su trabajo es, de alguna manera, independiente de la política cultural del Estado. Ya que actúan con plena libertad, sin seguir dictados de instancias culturales. Como dijo Carlos Monsiváis, hay dos clases de culturas: la nacionalista y la nacional. Como si fuera una pandemia cultural, en todos los rincones del país surgen grupos y compañías de teatro independiente. Así como el Estado tiene las suyas, vemos grupos de creadores independientes que se organizan para presentar proyectos que nada tienen que ver con la cultura oficial.

Como usted sabe, derivado de las reformas a nuestra Constitución, hoy la cultura es un derecho humano como muchos otros considerados derechos fundamentales. Esto significa que el Estado tiene la obligación de garantizar a los mexicanos el acceso a la cultura. Pero este derecho humano, para ser sinceros, está muy lejos de ser una realidad, salvo que alguien nos diga lo contrario o nos lo demuestre. Para empezar, la austeridad de la 4T redujo el presupuesto en cultura en miles de millones de pesos. Esto a la comunidad cultural le cayó como agua fría. El argumento: corrupción y privilegios de la alta burocracia cultural, favoreciendo para variar a sus amigos. Al parecer, esa era la política que prevalecía en la Secretaría de Cultura. Como resultado es que en este momento los artistas están pagando la corrupción de los responsables de la cultura.

Pero también los creadores no están esperando que regresen el PRI o el PAN para tener presupuestos como en los días de vino y rosas. Como dijo el poeta: para muestra basta un botón, los demás a la camisa. Por la pandemia, la poca actividad cultural que teníamos en Durango prácticamente se redujo a cero. La cultura, por vía virtual, aunque estuvo llena de buenas intenciones, pasó desapercibida, pero eso sí, se gastaron varios millones de pesos entre el IMAC y el ICED.

Por lo pronto, el grupo teatral LABATeatro, una compañía integrada por actores, productores y directores independientes duranguenses, está activo. Este grupo teatral no se durmió en sus laureles, y a través del circuito nacional de las artes escénicas, en los espacios independientes, y en el marco del proyecto Chapultepec, naturaleza y cultura, está por iniciar una gira teatral con la obra: El silencio de Júpiter.

Ellos se presentarán en espacios independientes de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, y el estreno aquí en Durango será en el CORE el sábado 16 de octubre y el 23. El autor de la obra es Brian Smithe, que a la vez dirige la obra. El elenco está conformado por dos jóvenes actores con mucho futuro: Raymundo Rodríguez y Tristian Zavala.

Otro de los integrantes de la compañía LABATeatro, productor y responsable de la puesta teatral, es Joshi Madrid con amplia trayectoria en el teatro. Esta es una buena oportunidad para acudir al CORE de manera presencial. Por supuesto, con todas las medidas y protocolos que marcan las autoridades de salud. Pero más allá de la gira de estos talentosos artistas duranguenses, es una muestra del talento que se tiene a nivel local, y los bajos presupuestos de la cultura.

El Estado está en su derecho de tener sus políticas culturales. Pero debe partir de la premisa del derecho humano a la cultura. Nos han quedado a deber mucho. ¿O los artistas y creadores tendrán que ampararse junto con los ciudadanos para que este derecho se cumpla? Así como hay presupuesto para la partidocracia y partidos chatarra, elecciones y la democracia más cara del mundo, debería haber presupuesto suficiente para la cultura.