/ domingo 25 de julio de 2021

Otra vez, operación Mezquital

Ya sabe usted: del plato a la boca, se cae la sopa. Al parecer, eso pudo haberle sucedido al amigo de “Alito” Arturo Yáñez. En su momento, el virtual presidente estatal del PRI basó su campaña en un discurso muy persuasivo: “por instrucciones del presidente nacional, yo seré el próximo dirigente de nuestro partido.” Arturo Yáñez no es ningún improvisado en las “grillas” internas de su partido. Por eso llama la atención que haya pretendido brincarse a los grupos sileristas del Rancho “Las Águilas”, de Mezquital y San Juan del Río. El presidente nacional del PRI no pasa por su mejor momento, ni está en condiciones de poner a sus amigos donde se le antoja.

Los amigos en la nómina salen muy caros. En estos momentos lo que pasa en el PRI estatal, no sucede todos los días. Al grupo que representa Arturo, de alguna manera, le salió el tiro por la culata. El más afectado es el distinguido priista Esteban Villegas Villareal, en sus aspiraciones para ser el candidato a gobernador de la alianza. El también cantante profesional, se aleja cada vez más del Bicentenario.

A otra distinguida priista que le tocó “el efecto colateral” es Daniela Soto, quien aspiraba a ser la secretaria general de ese partido. El primer golpe que le dieron a la regidora fue sacarla de la repartición de las diputaciones locales. A Arturo, sin duda, le faltó “colmillo” para negociar con los grupos de interés al interior del PRI “las instrucciones” de su amigo “Alito”.

“¡Que cosas tiene la vida Mariana!”, no cabe duda que cada vez la política se parece más al amor, nada está escrito. Gracias a la operación del grupo de Mezquital, la pieza que faltaba para completar el rompecabezas en la sucesión del PRI, era la experimentada política lagunera Rocío Rebollo. A Rocío lo único que le falta es ser gobernadora del Estado.

El nombramiento de la virtual secretaria general del PRI, tiene lecturas, mensajes y destinatarios. Y ya encarrerado el gato, hay quienes aseguran que al grupo que representa a Arturo Yáñez, les fue como la canción: “les quedó grande la yegua”. Vaya usted a saber.

Por si fuera poco, sin temor a equivocarnos el delegado nacional del PRI hará mancuerna con Rocío Rebollo.

También el arribo de la política lagunera a la secretaria general del tricolor, es un adelanto de quienes estarán en la mesa para negociar si hay alianza entre el PRI y el PAN, con el tema relacionado a la gobernatura y a las presidencias municipales más importantes del Estado. No es lo mismo negociar con “Chana” que con “Feliciana”.

En política hay dos clases de heridas: las que cicatrizan y las que no. Negociar es ceder, y si no es así la alianza está condenada al fracaso. Si los del PRI o los del PAN quieren imponer sus condiciones, no habrá acuerdos. Y los de MORENA le están apostando a eso. No hay que dar tanto brinco estando el suelo tan parejo.

Los acuerdos serán por la gubernatura, las presidencias municipales de Durango, la de Gómez Palacio y Lerdo.

En el relevo del PRI estatal, para variar, resulta ganador Ismael Hernández Deras. El perdedor es “ya sabes quién”. Con esta operación, matan dos pájaros de un tiro: en la persona de Rocío Rebollo incluyen a todo el priismo de La Laguna. Sacan de la jugada a Esteban Villegas Villareal para imponerlo como el candidato de la alianza.

Arturo Yáñez gana el PRI, pero pierde el poder para negociar y tomar decisiones.

En estos momentos lo que pasa en el PRI estatal, no sucede todos los días. Al grupo que representa Arturo, de alguna manera, le salió el tiro por la culata. El más afectado es el distinguido priista Esteban Villegas Villareal, en sus aspiraciones para ser el candidato a gobernador de la alianza. El también cantante profesional, se aleja cada vez más del Bicentenario.

Ya sabe usted: del plato a la boca, se cae la sopa. Al parecer, eso pudo haberle sucedido al amigo de “Alito” Arturo Yáñez. En su momento, el virtual presidente estatal del PRI basó su campaña en un discurso muy persuasivo: “por instrucciones del presidente nacional, yo seré el próximo dirigente de nuestro partido.” Arturo Yáñez no es ningún improvisado en las “grillas” internas de su partido. Por eso llama la atención que haya pretendido brincarse a los grupos sileristas del Rancho “Las Águilas”, de Mezquital y San Juan del Río. El presidente nacional del PRI no pasa por su mejor momento, ni está en condiciones de poner a sus amigos donde se le antoja.

Los amigos en la nómina salen muy caros. En estos momentos lo que pasa en el PRI estatal, no sucede todos los días. Al grupo que representa Arturo, de alguna manera, le salió el tiro por la culata. El más afectado es el distinguido priista Esteban Villegas Villareal, en sus aspiraciones para ser el candidato a gobernador de la alianza. El también cantante profesional, se aleja cada vez más del Bicentenario.

A otra distinguida priista que le tocó “el efecto colateral” es Daniela Soto, quien aspiraba a ser la secretaria general de ese partido. El primer golpe que le dieron a la regidora fue sacarla de la repartición de las diputaciones locales. A Arturo, sin duda, le faltó “colmillo” para negociar con los grupos de interés al interior del PRI “las instrucciones” de su amigo “Alito”.

“¡Que cosas tiene la vida Mariana!”, no cabe duda que cada vez la política se parece más al amor, nada está escrito. Gracias a la operación del grupo de Mezquital, la pieza que faltaba para completar el rompecabezas en la sucesión del PRI, era la experimentada política lagunera Rocío Rebollo. A Rocío lo único que le falta es ser gobernadora del Estado.

El nombramiento de la virtual secretaria general del PRI, tiene lecturas, mensajes y destinatarios. Y ya encarrerado el gato, hay quienes aseguran que al grupo que representa a Arturo Yáñez, les fue como la canción: “les quedó grande la yegua”. Vaya usted a saber.

Por si fuera poco, sin temor a equivocarnos el delegado nacional del PRI hará mancuerna con Rocío Rebollo.

También el arribo de la política lagunera a la secretaria general del tricolor, es un adelanto de quienes estarán en la mesa para negociar si hay alianza entre el PRI y el PAN, con el tema relacionado a la gobernatura y a las presidencias municipales más importantes del Estado. No es lo mismo negociar con “Chana” que con “Feliciana”.

En política hay dos clases de heridas: las que cicatrizan y las que no. Negociar es ceder, y si no es así la alianza está condenada al fracaso. Si los del PRI o los del PAN quieren imponer sus condiciones, no habrá acuerdos. Y los de MORENA le están apostando a eso. No hay que dar tanto brinco estando el suelo tan parejo.

Los acuerdos serán por la gubernatura, las presidencias municipales de Durango, la de Gómez Palacio y Lerdo.

En el relevo del PRI estatal, para variar, resulta ganador Ismael Hernández Deras. El perdedor es “ya sabes quién”. Con esta operación, matan dos pájaros de un tiro: en la persona de Rocío Rebollo incluyen a todo el priismo de La Laguna. Sacan de la jugada a Esteban Villegas Villareal para imponerlo como el candidato de la alianza.

Arturo Yáñez gana el PRI, pero pierde el poder para negociar y tomar decisiones.

En estos momentos lo que pasa en el PRI estatal, no sucede todos los días. Al grupo que representa Arturo, de alguna manera, le salió el tiro por la culata. El más afectado es el distinguido priista Esteban Villegas Villareal, en sus aspiraciones para ser el candidato a gobernador de la alianza. El también cantante profesional, se aleja cada vez más del Bicentenario.