/ viernes 8 de enero de 2021

Otro efecto colateral de la pandemia: las elecciones 2021

¿Estarán preparados los partidos, los OPLES y el INE para sacar adelante las elecciones de 2021? En primer lugar, la organización será totalmente diferente. No sabemos en qué condiciones estará el país por el Covid-19; de qué color estarán los semáforos en los Estados donde habrá elecciones y cómo harán las campañas las candidatas y los candidatos. Al no poder, por ejemplo, llenar las plazas públicas con acarreados como es su costumbre, ¿respetarán en esos actos los protocolos de salud, incluyendo la sana distancia? ¿Cuál será el número de personas que podrán asistir a esos eventos de proselitismo?

En este momento todos los partidos, andan de manera democrática y civilizada repartiéndose las 15 gobernaturas en 15 Estados del país, las 300 diputaciones de mayoría y 200 pluris y claro, las diputaciones locales. Tenga usted paciencia ya no falta mucho para que nos digan los partidos por quien votar, y nosotros, muy obedientes, acudiremos a las urnas el próximo 6 de junio. Posiblemente extrañaremos en las campañas que se avecinan, a las candidatas y candidatos desde muy temprano en las calles y las esquinas pidiendo nuestro voto. Extrañaremos también, que vayan casa por casa; a cenar en algún hogar previamente escogido y duerman una noche en una habitación con baños sin jacuzzi y vestidor, para que nos demos cuenta el grado de sacrificio que hacen con tal que votemos por ellos, aunque después, sólo los podamos ver en la televisión, las redes sociales o medios impresos.

Pero la pandemia no sólo tendrá sus efectos colaterales en la elección más grande de la historia como lo afirma el INE, también la 4T no canta mal las rancheras. De entrada, legalizarán la relación de pareja política el PAN y el PRI, que por fin nos dicen: Si ya lo sabíamos nosotros que lo sepa México entero. Y al PRD, que ya se le olvido que vale más morir de pie que vivir de rodillas, será el padrino de anillos de estos dos partidos que ya aceptaron su unión política, por el bien superior de México. El banquete de esta fiesta tendrá como padrinos a FRENA, a la organización Sí Por México y a la CORPARMEX y a todos aquellos que la 4T les quitó sus privilegios, negocios y poder.

Pero hay algo que la pandemia no podrá cambiar: Los 7,000 millones de pesos que recibirán los partidos políticos para sus campañas políticas. El INE ha dicho que las elecciones de este 2021 serán atípicas, aunado, a que tendrán derecho a votar 95 millones de mexicanos, que se requieren más de 8,000 casillas que la elección pasada. Pero con pandemia y sin pandemia, atípicas o no, para variar, la democracia mexicana seguirá siendo la más cara del mundo. Pero por desgracia, estamos muy lejos de ser un país democrático. No podemos darnos el lujo de gastar miles de millones de pesos en los partidos políticos, que al final, sólo benefician a una clase política organizada en un sindicato llamado partidocracia. La pandemia le ha hecho mucho daño a la salud de los mexicanos, y afectó a una economía prendida con alfileres. Pero hay cosas que ninguna pandemia por grave que sea no podrá cambiar: la eterna disputa por la nación.

¿Estarán preparados los partidos, los OPLES y el INE para sacar adelante las elecciones de 2021? En primer lugar, la organización será totalmente diferente. No sabemos en qué condiciones estará el país por el Covid-19; de qué color estarán los semáforos en los Estados donde habrá elecciones y cómo harán las campañas las candidatas y los candidatos. Al no poder, por ejemplo, llenar las plazas públicas con acarreados como es su costumbre, ¿respetarán en esos actos los protocolos de salud, incluyendo la sana distancia? ¿Cuál será el número de personas que podrán asistir a esos eventos de proselitismo?

En este momento todos los partidos, andan de manera democrática y civilizada repartiéndose las 15 gobernaturas en 15 Estados del país, las 300 diputaciones de mayoría y 200 pluris y claro, las diputaciones locales. Tenga usted paciencia ya no falta mucho para que nos digan los partidos por quien votar, y nosotros, muy obedientes, acudiremos a las urnas el próximo 6 de junio. Posiblemente extrañaremos en las campañas que se avecinan, a las candidatas y candidatos desde muy temprano en las calles y las esquinas pidiendo nuestro voto. Extrañaremos también, que vayan casa por casa; a cenar en algún hogar previamente escogido y duerman una noche en una habitación con baños sin jacuzzi y vestidor, para que nos demos cuenta el grado de sacrificio que hacen con tal que votemos por ellos, aunque después, sólo los podamos ver en la televisión, las redes sociales o medios impresos.

Pero la pandemia no sólo tendrá sus efectos colaterales en la elección más grande de la historia como lo afirma el INE, también la 4T no canta mal las rancheras. De entrada, legalizarán la relación de pareja política el PAN y el PRI, que por fin nos dicen: Si ya lo sabíamos nosotros que lo sepa México entero. Y al PRD, que ya se le olvido que vale más morir de pie que vivir de rodillas, será el padrino de anillos de estos dos partidos que ya aceptaron su unión política, por el bien superior de México. El banquete de esta fiesta tendrá como padrinos a FRENA, a la organización Sí Por México y a la CORPARMEX y a todos aquellos que la 4T les quitó sus privilegios, negocios y poder.

Pero hay algo que la pandemia no podrá cambiar: Los 7,000 millones de pesos que recibirán los partidos políticos para sus campañas políticas. El INE ha dicho que las elecciones de este 2021 serán atípicas, aunado, a que tendrán derecho a votar 95 millones de mexicanos, que se requieren más de 8,000 casillas que la elección pasada. Pero con pandemia y sin pandemia, atípicas o no, para variar, la democracia mexicana seguirá siendo la más cara del mundo. Pero por desgracia, estamos muy lejos de ser un país democrático. No podemos darnos el lujo de gastar miles de millones de pesos en los partidos políticos, que al final, sólo benefician a una clase política organizada en un sindicato llamado partidocracia. La pandemia le ha hecho mucho daño a la salud de los mexicanos, y afectó a una economía prendida con alfileres. Pero hay cosas que ninguna pandemia por grave que sea no podrá cambiar: la eterna disputa por la nación.