/ martes 4 de junio de 2019

Pancho Villa, un Revolucionario con calidad moral

El día de hoy se cumple un aniversario más del nacimiento del general Francisco Villa; el hijo del pueblo, el único durangueño que ha trascendido más allá de la historia nacional, hasta convertirse en el paladín del mito y la leyenda, colmando las páginas más memorables de la historiografía nacional a través de episodios anecdóticos.

Las proezas guerreras de Pancho Villa, siguen siendo fuente inagotable de charlas en pro y en contra del personaje, en lo personal, no estamos a favor de una u otra, sin embargo, percibimos en el colectivo mexicano a un Pancho Villa que nos identifica como durangueños y mexicanos ante el mundo, ya que sus acciones revolucionarias fueron -son- un referente obligado para los grandes militares en todo el mundo.

Un durangueño, surgido de las entrañas mismas de la madre tierra hace justamente 141 años, en un pueblo llamado La Coyotada, municipio de San Juan del Río; hombre humilde de singular inteligencia; un desposeído que gracias a su talento nato tuvo la sapiencia de conquistar con honor y lealtad las más altas esferas del poder hasta poner el alto en nombre de su patria chica: Durango. La siguiente anécdota nos ilustra a un Villa con gran calidad moral, así como su trascendencia más allá de las fronteras mexicanas.

Estando el general Francisco Villa amnistiado en su hacienda de Canutillo, municipio de Ocampo, Durango, para agosto de 1921, el famoso Centauro del Norte recibió la visita de la señorita Mary Jane McGrath, famosa actriz teatral de Chicago, mejor conocida con el seudónimo de “Mazie Belmont”; ella viajó hasta Canutillo, del municipio de Ocampo, acompañada de Charles B. Owen, corresponsal de prensa de un diario en Chicago, Illinois.

Ambos habían ingresado a territorio mexicano en busca del banquero C. Spurgín, quien se había desempeñado como presidente del Michigan Avenue Trust de Chicago, y por razones desconocidas, el banquero venía huyendo de los Estados Unidos, custodiando una vasta suma de dinero.

La prometida del financiero Spurgin, era la señorita Mary Jane, y aquel le aseguró en su momento que se casaría con ella. Temiendo por la suerte del banquero, Mary Jane viajó al territorio mexicano acompañada del periodista Charles Owen para indagar el paradero del pretendiente. Las investigaciones dejaron al descubierto que Spurgín se había ocultado en Canutillo, bajo el amparo y protección de Francisco Villa.

El general Villa recibió amablemente en Canutillo a la actriz y al periodista; sin embargo, no les permitió ver a Spurgín, limitándose a asegurarles que se encontraba bueno y sano.

Comprendiendo que eran inútiles sus esfuerzos para ver a Spurgín, la señorita Mc Grath y Owen preguntaron al general Villa acerca de la seguridad del banquero, toda vez que tenían el temor de que corriera algún peligro; al respecto el exjefe de la División del Norte, contestó: “Bajo mi protección, Spurgín, está libre del Gobierno de los Estados Unidos, del de México y de cualquiera otro gobierno del mundo”, y al decir esto se llevó la mano al costado y tocó su pistola de seis tiros...”.

Esa fue la calidad moral y honestidad que el general Francisco Villa prodigó a propios y extraños. El pueblo de Canutillo, abrevó del Centauro del Norte, la virtud de la dignidad y el decoro.

El día de hoy se cumple un aniversario más del nacimiento del general Francisco Villa; el hijo del pueblo, el único durangueño que ha trascendido más allá de la historia nacional, hasta convertirse en el paladín del mito y la leyenda, colmando las páginas más memorables de la historiografía nacional a través de episodios anecdóticos.

Las proezas guerreras de Pancho Villa, siguen siendo fuente inagotable de charlas en pro y en contra del personaje, en lo personal, no estamos a favor de una u otra, sin embargo, percibimos en el colectivo mexicano a un Pancho Villa que nos identifica como durangueños y mexicanos ante el mundo, ya que sus acciones revolucionarias fueron -son- un referente obligado para los grandes militares en todo el mundo.

Un durangueño, surgido de las entrañas mismas de la madre tierra hace justamente 141 años, en un pueblo llamado La Coyotada, municipio de San Juan del Río; hombre humilde de singular inteligencia; un desposeído que gracias a su talento nato tuvo la sapiencia de conquistar con honor y lealtad las más altas esferas del poder hasta poner el alto en nombre de su patria chica: Durango. La siguiente anécdota nos ilustra a un Villa con gran calidad moral, así como su trascendencia más allá de las fronteras mexicanas.

Estando el general Francisco Villa amnistiado en su hacienda de Canutillo, municipio de Ocampo, Durango, para agosto de 1921, el famoso Centauro del Norte recibió la visita de la señorita Mary Jane McGrath, famosa actriz teatral de Chicago, mejor conocida con el seudónimo de “Mazie Belmont”; ella viajó hasta Canutillo, del municipio de Ocampo, acompañada de Charles B. Owen, corresponsal de prensa de un diario en Chicago, Illinois.

Ambos habían ingresado a territorio mexicano en busca del banquero C. Spurgín, quien se había desempeñado como presidente del Michigan Avenue Trust de Chicago, y por razones desconocidas, el banquero venía huyendo de los Estados Unidos, custodiando una vasta suma de dinero.

La prometida del financiero Spurgin, era la señorita Mary Jane, y aquel le aseguró en su momento que se casaría con ella. Temiendo por la suerte del banquero, Mary Jane viajó al territorio mexicano acompañada del periodista Charles Owen para indagar el paradero del pretendiente. Las investigaciones dejaron al descubierto que Spurgín se había ocultado en Canutillo, bajo el amparo y protección de Francisco Villa.

El general Villa recibió amablemente en Canutillo a la actriz y al periodista; sin embargo, no les permitió ver a Spurgín, limitándose a asegurarles que se encontraba bueno y sano.

Comprendiendo que eran inútiles sus esfuerzos para ver a Spurgín, la señorita Mc Grath y Owen preguntaron al general Villa acerca de la seguridad del banquero, toda vez que tenían el temor de que corriera algún peligro; al respecto el exjefe de la División del Norte, contestó: “Bajo mi protección, Spurgín, está libre del Gobierno de los Estados Unidos, del de México y de cualquiera otro gobierno del mundo”, y al decir esto se llevó la mano al costado y tocó su pistola de seis tiros...”.

Esa fue la calidad moral y honestidad que el general Francisco Villa prodigó a propios y extraños. El pueblo de Canutillo, abrevó del Centauro del Norte, la virtud de la dignidad y el decoro.