/ miércoles 5 de mayo de 2021

Parábola del borracho y el cantinero

“¡Cállate, chachalaca!”. No es necesario aclarar quién fue el emisor y quién el destinatario de ésta que es una de las más famosas frases dentro de la burda comedia que es la política mexicana. Pero por si acaso hay algún desmemoriado, o tal vez si tengo la fortuna de tener algún lector joven, aquí va el contexto.

La frase fue dicha por el actual presidente de México, AMLO, al entonces presidente Vicente Fox. ¿Por qué? Porque el mandatario estaba opinando sobre las elecciones presidenciales de 2006 en las que el primero era candidato.

Después del resultado por todos conocido, uno de los argumentos de AMLO para impugnar la elección alegando fraude era precisamente la intromisión de Fox en la contienda por medio de declaraciones favorables al candidato de su partido. No era ilegal hacer ese tipo de afirmaciones. Pero dado el conflicto poselectoral, una reforma del 2007 prohibió al presidente de la República pronunciarse durante las campañas sobre candidatos y sobre sus propios logros de gobierno.

Pues bien, como ya es común en AMLO, como gobernante está haciendo justamente de lo que se quejaba cuando era un férreo, intransigente opositor. Aclaro: Yo soy de los que están a favor de que tanto Fox como AMLO o cualquier otro presidente hagan lo único que saben hacer: Política. Que apoyen públicamente a sus partidos. Eso es algo rutinario en países democráticos. Otra cosa son las ilegalidades, como la transferencia de recursos públicos al partido, el hostigamiento institucional a candidatos opositores, o el utilizar programas de gobierno para condicionar el voto a favor de tal o cual partido o candidato. Todo esto sí influye de manera considerable en el resultado de la elección.

"Aunque me critiquen de que quiero militarizar al país voy a seguir insistiendo en que nos deben de ayudar las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública”. No, no lo dijo Felipe Calderón durante su sexenio –aunque lo pudo haber dicho sin problema, eso mismo o algo muy parecido. Fue una declaración de AMLO del 14 de mayo del año pasado. Él, tan crítico de durante dos sexenios del uso del Ejército en tareas ajenas a su competencia. Él, que prometió regresar a los militares a sus cuarteles.

Mediocre fue el crecimiento económico en el periodo neoliberal. No pasó del 3% en los últimos sexenios. Descontemos el año pandémico. En 2019 el crecimiento fue de 0%. Repito: No había pandemia. ¿Qué dice de esos números el otrora crítico impecable del desempeño económico de los gobiernos anteriores? Pues que va a sustituir ese neoliberal indicador que es el PIB por otro que mida el “bienestar del alma”.

En los tres ejemplos está el mismo patrón: Cuando era opositor, nada le parecía. Ahora que hace lo mismo que criticaba, de alguna manera se justifican sus errores -y sus seguidores tienen que hacer unas acrobacias argumentativas impresionantes para aplaudir lo que antes aborrecían. No es lo mismo ser borracho que cantinero.

El Banco Mundial pronostica un crecimiento del 4.5% para este año en México. El mismo secretario de Hacienda lo ve como un efecto “rebote”, dado el hundimiento del año pasado. Algunos factores que influirán: La reactivación de la economía producto de la vacunación, el incremento de las remesas a nuestro país, el crecimiento económico de Estados Unidos que inevitablemente nos arrastrará.

No creo que vaya ser sorpresa para nadie que ese terminajo neoliberal y conservador que es el PIB se convertirá en orgullo nacional. A sus seguidores no les importarán los factores antes aludidos. Cuando hay malos resultados, la culpa es de causas externas, cuando hay alguna buena noticia, todo es obra única y exclusivamente del prócer.

“¡Cállate, chachalaca!”. No es necesario aclarar quién fue el emisor y quién el destinatario de ésta que es una de las más famosas frases dentro de la burda comedia que es la política mexicana. Pero por si acaso hay algún desmemoriado, o tal vez si tengo la fortuna de tener algún lector joven, aquí va el contexto.

La frase fue dicha por el actual presidente de México, AMLO, al entonces presidente Vicente Fox. ¿Por qué? Porque el mandatario estaba opinando sobre las elecciones presidenciales de 2006 en las que el primero era candidato.

Después del resultado por todos conocido, uno de los argumentos de AMLO para impugnar la elección alegando fraude era precisamente la intromisión de Fox en la contienda por medio de declaraciones favorables al candidato de su partido. No era ilegal hacer ese tipo de afirmaciones. Pero dado el conflicto poselectoral, una reforma del 2007 prohibió al presidente de la República pronunciarse durante las campañas sobre candidatos y sobre sus propios logros de gobierno.

Pues bien, como ya es común en AMLO, como gobernante está haciendo justamente de lo que se quejaba cuando era un férreo, intransigente opositor. Aclaro: Yo soy de los que están a favor de que tanto Fox como AMLO o cualquier otro presidente hagan lo único que saben hacer: Política. Que apoyen públicamente a sus partidos. Eso es algo rutinario en países democráticos. Otra cosa son las ilegalidades, como la transferencia de recursos públicos al partido, el hostigamiento institucional a candidatos opositores, o el utilizar programas de gobierno para condicionar el voto a favor de tal o cual partido o candidato. Todo esto sí influye de manera considerable en el resultado de la elección.

"Aunque me critiquen de que quiero militarizar al país voy a seguir insistiendo en que nos deben de ayudar las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública”. No, no lo dijo Felipe Calderón durante su sexenio –aunque lo pudo haber dicho sin problema, eso mismo o algo muy parecido. Fue una declaración de AMLO del 14 de mayo del año pasado. Él, tan crítico de durante dos sexenios del uso del Ejército en tareas ajenas a su competencia. Él, que prometió regresar a los militares a sus cuarteles.

Mediocre fue el crecimiento económico en el periodo neoliberal. No pasó del 3% en los últimos sexenios. Descontemos el año pandémico. En 2019 el crecimiento fue de 0%. Repito: No había pandemia. ¿Qué dice de esos números el otrora crítico impecable del desempeño económico de los gobiernos anteriores? Pues que va a sustituir ese neoliberal indicador que es el PIB por otro que mida el “bienestar del alma”.

En los tres ejemplos está el mismo patrón: Cuando era opositor, nada le parecía. Ahora que hace lo mismo que criticaba, de alguna manera se justifican sus errores -y sus seguidores tienen que hacer unas acrobacias argumentativas impresionantes para aplaudir lo que antes aborrecían. No es lo mismo ser borracho que cantinero.

El Banco Mundial pronostica un crecimiento del 4.5% para este año en México. El mismo secretario de Hacienda lo ve como un efecto “rebote”, dado el hundimiento del año pasado. Algunos factores que influirán: La reactivación de la economía producto de la vacunación, el incremento de las remesas a nuestro país, el crecimiento económico de Estados Unidos que inevitablemente nos arrastrará.

No creo que vaya ser sorpresa para nadie que ese terminajo neoliberal y conservador que es el PIB se convertirá en orgullo nacional. A sus seguidores no les importarán los factores antes aludidos. Cuando hay malos resultados, la culpa es de causas externas, cuando hay alguna buena noticia, todo es obra única y exclusivamente del prócer.