/ domingo 5 de enero de 2020

Partidos políticos pueden reinventarse en este año 2020

Los partidos políticos tienen el 2020, o al menos los primeros nueve meses para, si no reinventarse, sí llevar a cabo una profunda reestructuración tendiente a recuperar esa credibilidad perdida y desconfianza ciudadana, que los llevó a la crisis, de la cual en su gran mayoría no han podido salir.

Y es que este año no habrá elecciones constitucionales, y el calendario electoral del 2021, comenzará por ahí en el mes de octubre, de ahí que los “dueños” de los partidos tienen varios meses para realizar acciones de reestructuración y con miras a preparar los propósitos que se fijen para la renovación de los Congresos federal y estatal.

Ya se había dicho aquí que “la crisis de los partidos políticos tiene mucho que ver con el agotamiento de los añejos y hasta míticos liderazgos que de manera “mafiosa”, con simulaciones, engaños y opacidad, han manipulado a su antojo padrones falsos de militantes, y administrado con fines particulares y de grupo las prerrogativas económicas y los cambios directivos”.

Al parecer ya se les olvidaron los resultados electorales últimos, que es cuando se cayeron las fachadas de entes públicos al servicio del pueblo, y dejó al descubierto el manejo corporativo, oscuro y hasta ilícito, con que han funcionado los partidos políticos en los últimos años.

El partido local con mejores expectativas de llevar a cabo una especie de relanzamiento, es el PAN, que ostenta el poder en el estado, luego de que en diciembre eligiera a un nuevo Comité Directivo Estatal, al frente del cual quedó Verónica Pérez, la primera mujer en el cargo, y quien llega con toda la fuerza y legitimidad, como para darle una verdadera zarandeada al panismo.

Hay esperanza fundada de que Verónica Pérez y el diputado José Rocha, y a quienes se designe en las carteras de la dirigencia en los próximos días, recuperen los principios que han caracterizado al PAN, que a decir de los militantes con prosapia, se han perdido, todo en aras de refrendar los triunfos constitucionales, e incluso ampliarlos.

En el PRI, las aguas se han empezado a mover y enturbiar, luego de señalarse un manejo opaco con presuntas irregularidades, por parte del Comité Directivo Estatal que encabeza Luis Enrique Benítez Ojeda, quien sentencia a propios y extraños, que terminará su gestión estatutaria hasta el último día.

Hay algunas corrientes que han solicitado al CEN, el cambio del dirigente estatal, e incluso se empuja a posibles sustitutos: Rubén Escajeda, Adán Soria y Arturo Yáñez. El priismo en Durango se empieza a convulsionar.

Hay quienes piden que si no se convence a Benítez para dejar el cargo, y con ello refrescar al partido, se le lleve a la Comisión de Justicia Partidaria, a fin de que ahí aclare los señalamientos de manejos no transparentes y excluyentes. Lo cierto es que todo esto tendrá que dirimirse, en el primer mes, si los priistas quieren trabajar eficazmente con miras al 2021 e incluso 2022.

En Morena es donde “nadie sabe, ni nadie supo”, lo que ahí sucede y ha sucedido, y es que luego del frustrado proceso de renovación de sus dirigencias nacional y estatal, a causa de una resolución del Tribunal Electoral, sólo se habla de que será hasta noviembre cuando se lleve a cabo la reestructuración.

En Durango, mientras “son peras o manzanas”, Iván Ramírez mantiene el acercamiento con las bases morenistas, lo que le ha valido el reconocimiento de militantes que ya ven como una oportunidad, llegar con una candidatura de unidad a la renovación.

Pero aún hay mucho trabajo que hacer para lograr que Morena recupere el trabajo en equipo y unidad. E incluso aún no se ponen de acuerdo para definir el procedimiento de la elección interna: por asambleas o encuestas. Argumentan que el primero es manipulable, aunque ya los estudios de opinión también suelen ser “cuchareados”.

En Movimiento Ciudadano, la regidora Martha Palencia, se inconformó con la forma en que fue retirada del cargo de dirigente estatal, por parte del dueño del partido en Durango: José Ramón Enríquez. Se vislumbran sobresaltos para efectuar la sustitución, pero al final se hará lo que diga el exalcalde de Durango.

El PT se mueve hacia donde lo decida Alejandro González Yáñez, quien según comentan sus cercanos, no ha querido reincorporarse al escaño que tiene en el Senado, hasta no dejar “bien aceitado” al partido, sobre todo para que sea una oposición fuerte.

En el PRD, aunque tengan problemas, no hay muchos que se peleen para hacer ruido, y solamente les queda buscar las alianzas que lo mantengan con el registro, lo mismo que el PD. Mientras que en el PVEM, hay calma, en espera de que se realicen movimientos pre electorales.

La sociedad es la que finalmente tiene la palabra para con los partidos políticos, a los cuales dejó de tenerles confianza, aunado a que a los políticos les tienen poca o nula credibilidad. Si dejan atrás las simulaciones y acciones mafiosas, podrían tener posibilidades de recuperar algo de lo que han dejado en el camino.

Los partidos políticos tienen el 2020, o al menos los primeros nueve meses para, si no reinventarse, sí llevar a cabo una profunda reestructuración tendiente a recuperar esa credibilidad perdida y desconfianza ciudadana, que los llevó a la crisis, de la cual en su gran mayoría no han podido salir.

Y es que este año no habrá elecciones constitucionales, y el calendario electoral del 2021, comenzará por ahí en el mes de octubre, de ahí que los “dueños” de los partidos tienen varios meses para realizar acciones de reestructuración y con miras a preparar los propósitos que se fijen para la renovación de los Congresos federal y estatal.

Ya se había dicho aquí que “la crisis de los partidos políticos tiene mucho que ver con el agotamiento de los añejos y hasta míticos liderazgos que de manera “mafiosa”, con simulaciones, engaños y opacidad, han manipulado a su antojo padrones falsos de militantes, y administrado con fines particulares y de grupo las prerrogativas económicas y los cambios directivos”.

Al parecer ya se les olvidaron los resultados electorales últimos, que es cuando se cayeron las fachadas de entes públicos al servicio del pueblo, y dejó al descubierto el manejo corporativo, oscuro y hasta ilícito, con que han funcionado los partidos políticos en los últimos años.

El partido local con mejores expectativas de llevar a cabo una especie de relanzamiento, es el PAN, que ostenta el poder en el estado, luego de que en diciembre eligiera a un nuevo Comité Directivo Estatal, al frente del cual quedó Verónica Pérez, la primera mujer en el cargo, y quien llega con toda la fuerza y legitimidad, como para darle una verdadera zarandeada al panismo.

Hay esperanza fundada de que Verónica Pérez y el diputado José Rocha, y a quienes se designe en las carteras de la dirigencia en los próximos días, recuperen los principios que han caracterizado al PAN, que a decir de los militantes con prosapia, se han perdido, todo en aras de refrendar los triunfos constitucionales, e incluso ampliarlos.

En el PRI, las aguas se han empezado a mover y enturbiar, luego de señalarse un manejo opaco con presuntas irregularidades, por parte del Comité Directivo Estatal que encabeza Luis Enrique Benítez Ojeda, quien sentencia a propios y extraños, que terminará su gestión estatutaria hasta el último día.

Hay algunas corrientes que han solicitado al CEN, el cambio del dirigente estatal, e incluso se empuja a posibles sustitutos: Rubén Escajeda, Adán Soria y Arturo Yáñez. El priismo en Durango se empieza a convulsionar.

Hay quienes piden que si no se convence a Benítez para dejar el cargo, y con ello refrescar al partido, se le lleve a la Comisión de Justicia Partidaria, a fin de que ahí aclare los señalamientos de manejos no transparentes y excluyentes. Lo cierto es que todo esto tendrá que dirimirse, en el primer mes, si los priistas quieren trabajar eficazmente con miras al 2021 e incluso 2022.

En Morena es donde “nadie sabe, ni nadie supo”, lo que ahí sucede y ha sucedido, y es que luego del frustrado proceso de renovación de sus dirigencias nacional y estatal, a causa de una resolución del Tribunal Electoral, sólo se habla de que será hasta noviembre cuando se lleve a cabo la reestructuración.

En Durango, mientras “son peras o manzanas”, Iván Ramírez mantiene el acercamiento con las bases morenistas, lo que le ha valido el reconocimiento de militantes que ya ven como una oportunidad, llegar con una candidatura de unidad a la renovación.

Pero aún hay mucho trabajo que hacer para lograr que Morena recupere el trabajo en equipo y unidad. E incluso aún no se ponen de acuerdo para definir el procedimiento de la elección interna: por asambleas o encuestas. Argumentan que el primero es manipulable, aunque ya los estudios de opinión también suelen ser “cuchareados”.

En Movimiento Ciudadano, la regidora Martha Palencia, se inconformó con la forma en que fue retirada del cargo de dirigente estatal, por parte del dueño del partido en Durango: José Ramón Enríquez. Se vislumbran sobresaltos para efectuar la sustitución, pero al final se hará lo que diga el exalcalde de Durango.

El PT se mueve hacia donde lo decida Alejandro González Yáñez, quien según comentan sus cercanos, no ha querido reincorporarse al escaño que tiene en el Senado, hasta no dejar “bien aceitado” al partido, sobre todo para que sea una oposición fuerte.

En el PRD, aunque tengan problemas, no hay muchos que se peleen para hacer ruido, y solamente les queda buscar las alianzas que lo mantengan con el registro, lo mismo que el PD. Mientras que en el PVEM, hay calma, en espera de que se realicen movimientos pre electorales.

La sociedad es la que finalmente tiene la palabra para con los partidos políticos, a los cuales dejó de tenerles confianza, aunado a que a los políticos les tienen poca o nula credibilidad. Si dejan atrás las simulaciones y acciones mafiosas, podrían tener posibilidades de recuperar algo de lo que han dejado en el camino.