/ lunes 3 de diciembre de 2018

Percepción ciudadana

No agrada que López Obrador esté muy satisfecho con los monopolios televisivos que ejercen la dominación cultural de la población, a la que mantiene enajenada con programación mediocre y acrítica, y sumida en el consumismo.

El desarrollo es un proceso de cambio social y aprendizaje democrático.- Joseph Stiglizt, premio Nobel de economía.

Tomó posición López Obrador haciendo un resumen de lo que ofreció y criticó en su campaña electoral. Enarbola la cuarta transformación de capítulo axial de la historia, que siempre se está haciendo, y se le equipara a la independencia, la reforma y la revolución. Movimientos de relevancia histórica que se propusieron en lucha armada, la independencia, la eliminación de la teocracia católica y la supresión del latifundio, luchas sociales en esencia libertarias.

El cambio social es una categoría reciente en términos históricos, con el objetivo de alterar la estructura económica de la sociedad y particularmente a la propiedad privada de los medios de producción, y de aquí a toda la esfera social.

El discurso con lenguaje llano y popular incorpora nuevas ideas, el cambio de régimen político, La comisión de la verdad para Ayotzinapa, la reducción del Impuesto Sobre la Renta a personas morales, y la categoría de modernidad que dijo en el Zócalo. Este último, Término que al igual que el de sociedad civil son ajenos en su léxico y de los que ha declarado no cree en esas formaciones. Las consultas hechas y programadas entre otros objetivos, pretende desplazar las organizaciones no gubernamentales.

El argumento central es contra neoliberalismo de los últimos 36 años. El progreso alabado en el desarrollo estabilizador o compartido de los 60-70’s se detuvo por la declinación del mundo socialista y por la irrupción de la tecnología de punta en Biotecnología, robótica y la cibernética, factores que sorprendieron al reumático corporativismo del Estado. México a comparación de otros países subdesarrollados se entregó de rodillas al neoliberalismo o consenso de Washington por culpa de los tecnócratas que gobernaron hasta el sábado pasado. Salinas de Gortari publicitó que éramos un país desarrollado, hasta nos adherimos a la OCDE de países ricos, pregonamos con huaraches de nylon que aceptábamos a competencia y el libre comercio porque creceríamos.

Siempre omitieron reglas del neoliberalismo de los ricos: Las leyes competencia económica y antimonopólicas. En México se han enseñoreado 8 grandes monopolios que controlan gobierno y sociedad por la no aplicación de la ley federal de competencia económica expedida en 1992.

No agrada que López Obrador esté muy satisfecho con los monopolios televisivos que ejercen la dominación cultural de la población, a la que mantiene enajenada con programación mediocre y acrítica, y sumida en el consumismo. Los enemigos de la productividad y la conciencia social son las televisoras privadas, véase el soporte a la jerarquía católica con telenovelas religiosas en horarios estelares. Televisión privada e iglesia en una relación simbiótica para el conservadurismo.

El gobierno de López Obrador será promotor social, paternalista o asistencialista se podría decir no sin razón. Y sin embargo es necesario en una población lastimada por la corrupción, la inseguridad y la pobreza a la que se le evanescen simbolismos, principios y convencionalismos sociales que antes se daban orgullo de integración comunitaria y nacionalidad.

Efectos del neoliberalismo y sus reglas de libre comercio y sin fronteras, de gobiernos ajenos de la asistencia social sin manipulación, y de privatización de toda la economía. El nacionalismo y la fuerte reinserción del estado en la economía es la respuesta a estragos del neoliberalismo, así con Trump como en el BREXIT británico.

López Obrador le da una válvula de salida a la inconformidad general con leguaje popular rudo y directo. Son las injusticias calladas o dosificadas por las televisoras privadas, y que habrá que vigilar si de verdad les reducirán pagos en un 50%. La irritación por la corrupción acentuada por Peña Nieto, narcotráfico, pobreza y desigualdad, subyacen en la polarización social, se estaba tardando.

López Obrador reafirma que escuchará a sus adversarios en libertad y pluralismo, dirigir el debate con entereza nos ayudará.

Debemos analizar las medidas de austeridad, transparencia y anticorrupción del gobierno de López Obrador en relación con lo que sucede en el gobierno de Durango.


No agrada que López Obrador esté muy satisfecho con los monopolios televisivos que ejercen la dominación cultural de la población, a la que mantiene enajenada con programación mediocre y acrítica, y sumida en el consumismo.

El desarrollo es un proceso de cambio social y aprendizaje democrático.- Joseph Stiglizt, premio Nobel de economía.

Tomó posición López Obrador haciendo un resumen de lo que ofreció y criticó en su campaña electoral. Enarbola la cuarta transformación de capítulo axial de la historia, que siempre se está haciendo, y se le equipara a la independencia, la reforma y la revolución. Movimientos de relevancia histórica que se propusieron en lucha armada, la independencia, la eliminación de la teocracia católica y la supresión del latifundio, luchas sociales en esencia libertarias.

El cambio social es una categoría reciente en términos históricos, con el objetivo de alterar la estructura económica de la sociedad y particularmente a la propiedad privada de los medios de producción, y de aquí a toda la esfera social.

El discurso con lenguaje llano y popular incorpora nuevas ideas, el cambio de régimen político, La comisión de la verdad para Ayotzinapa, la reducción del Impuesto Sobre la Renta a personas morales, y la categoría de modernidad que dijo en el Zócalo. Este último, Término que al igual que el de sociedad civil son ajenos en su léxico y de los que ha declarado no cree en esas formaciones. Las consultas hechas y programadas entre otros objetivos, pretende desplazar las organizaciones no gubernamentales.

El argumento central es contra neoliberalismo de los últimos 36 años. El progreso alabado en el desarrollo estabilizador o compartido de los 60-70’s se detuvo por la declinación del mundo socialista y por la irrupción de la tecnología de punta en Biotecnología, robótica y la cibernética, factores que sorprendieron al reumático corporativismo del Estado. México a comparación de otros países subdesarrollados se entregó de rodillas al neoliberalismo o consenso de Washington por culpa de los tecnócratas que gobernaron hasta el sábado pasado. Salinas de Gortari publicitó que éramos un país desarrollado, hasta nos adherimos a la OCDE de países ricos, pregonamos con huaraches de nylon que aceptábamos a competencia y el libre comercio porque creceríamos.

Siempre omitieron reglas del neoliberalismo de los ricos: Las leyes competencia económica y antimonopólicas. En México se han enseñoreado 8 grandes monopolios que controlan gobierno y sociedad por la no aplicación de la ley federal de competencia económica expedida en 1992.

No agrada que López Obrador esté muy satisfecho con los monopolios televisivos que ejercen la dominación cultural de la población, a la que mantiene enajenada con programación mediocre y acrítica, y sumida en el consumismo. Los enemigos de la productividad y la conciencia social son las televisoras privadas, véase el soporte a la jerarquía católica con telenovelas religiosas en horarios estelares. Televisión privada e iglesia en una relación simbiótica para el conservadurismo.

El gobierno de López Obrador será promotor social, paternalista o asistencialista se podría decir no sin razón. Y sin embargo es necesario en una población lastimada por la corrupción, la inseguridad y la pobreza a la que se le evanescen simbolismos, principios y convencionalismos sociales que antes se daban orgullo de integración comunitaria y nacionalidad.

Efectos del neoliberalismo y sus reglas de libre comercio y sin fronteras, de gobiernos ajenos de la asistencia social sin manipulación, y de privatización de toda la economía. El nacionalismo y la fuerte reinserción del estado en la economía es la respuesta a estragos del neoliberalismo, así con Trump como en el BREXIT británico.

López Obrador le da una válvula de salida a la inconformidad general con leguaje popular rudo y directo. Son las injusticias calladas o dosificadas por las televisoras privadas, y que habrá que vigilar si de verdad les reducirán pagos en un 50%. La irritación por la corrupción acentuada por Peña Nieto, narcotráfico, pobreza y desigualdad, subyacen en la polarización social, se estaba tardando.

López Obrador reafirma que escuchará a sus adversarios en libertad y pluralismo, dirigir el debate con entereza nos ayudará.

Debemos analizar las medidas de austeridad, transparencia y anticorrupción del gobierno de López Obrador en relación con lo que sucede en el gobierno de Durango.


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