Artificios
México y los Estados Unidos son buenos vecinos, los mexicanos son los buenos y los norteamericanos son los vecinos.- Mario Gil; Los Ferrocarrileros
El libro de Mario Gil y la importancia de los ferrocarrileros y los maestros en la revolución mexicana, hay referencias a la permanente injerencia del gobierno de los EE.UU.
En el artículo anterior mencionamos la divisa de los norteamericanos y su economía según John Foster Dulles. El episodio de los aranceles a exportaciones de México hacia el imperio arroja la solución provisional dibujada, y habrá más presiones.
La representación mexicana desde el mismo presidente López Obrador y Marcelo Ebrard se limitaron en su carácter de jefe de estado y canciller. Un M. Ebrard con talante de ejecutivo bancario previamente presumió el alcance de su representación sin suficientes de argumentos migratorios y económicos, sólo ante una puntualidad de Donald Trump sobre el asunto le cambió el semblante y el discurso.
En efecto, un calculador Trump con declaraciones de “no están haciendo lo necesario”, “no los necesitamos” “habrá mediadas dramáticas” lo mostraron seguro y cual fiera que huele el miedo.
Al presidente le faltaron asesores para que antes de mencionar la bendita amistad, esgrimiera factores de soberanía, interdependencia regional y estratégica, de reciprocidad en seguridad nacional y convivencia histórica. La medida contra nuestras exportaciones sería en contra del interés del imperio por asegurar su zona de influencia frente a bloques chino-soviético o europeos.
Lo de que se regresarían empresas los EE.UU., a consecuencia de los aranceles a las exportaciones, no lo tienen por ahora medido en cuanto a su competitividad por la repercusión de los altos salarios que pagarían varias ramas de industria.
La estratagema de Trump le aumentó aceptación hasta en México, a sus opositores del partido demócrata los mantuvo a distancia electoral. De la inmigración centroamericana que cruza del Suchiate al río Bravo hicieron propaganda en el despliegue que adquirió y la permisibilidad del gobierno de México en anuncios de asistencia alimentaria y seguridad, y ratificada por López Obrador al presentarse en conflicto. Que se brindaría hospitalidad y la mano abierta que recibirían por razones válidas de comprensión y derechos humanos, que cotidianamente son relegados la seguridad y dimensión creciente de problema a nivel mundial.
La economía norteamericana con robótica en la agricultura y la tecnología militar ha reducido la absorción de inmigrantes de antes, hace 15 años con sus exportaciones agrícolas habría las fronteras para dar trabajo mediante trámites rápidos, o enlistarlos en infantería de línea para el medio oriente. Uno de varios antecedentes que el gobierno mexicano, con discurso diplomático y sin agresiones, pudo esgrimir con entereza nacionalista y documentada experiencia histórica.
La dignidad mencionada por Marcelo Ebrad está fuera de lugar porque es una virtud personal, nada con el nacionalismo que resurge en el mundo por la fuerte competencia económica, y además tesis del discurso mañanero de Palacio Nacional.
Al momento desconciertan declaraciones de la Casa Blanca sobre mayores ventas de productos agropecuarios a México por el acuerdo impuesto por ellos, y la advertencia de que darán a conocer otros capítulos acordados, atajando la falta de información clara de la representación mexicana.
Se les dio la razón, en cuestión de horas se reforzó la contención de inmigrantes en nuestra frontera del sur y se enviarán a 6000 elementos de la Guardia Nacional con esa orden. Albergaremos a centroamericanos y nacionales mientras tramitan su asilo o ingreso a Norteamérica. Todos los que hablaron en Tijuana resaltaron en diálogo, la inaplicable dignidad, la supuesta amistad, la frente en alto y posturas que no caben en el discurso de la historia.
Nos vino a la memoria aquel comentarista de box en Televisa que ante la golpiza que el boxeador extranjero le propinaba al mexicano en una pelea de campeonato dijo: “y nuestro compatriota con valor y pundonor, hunde violentamente su rostro en el puño del adversario”.
Merece análisis detallado la ausencia de respaldo popular al problema y que no motivó reacciones manifiestas de solidaridad nacional y patriotismo. Nacionalismo y sus factores que cimientan el patriotismo en base material y de arraigo que políticamente mantienen el consenso y la legitimidad a la autoridad. Socialmente sustenta la credibilidad y proyecto de comunidad en marcha, indispensables para que en ciudadano trabaje, progrese y se esfuerce. La 4T no enseñó ideario político y dimensión orgánica, y eso no es bueno.