Paradigmas idos
El desarrollo consiste primariamente en el empleo de forma distinta de los recursos existentes, en hacer cosas nuevas con ellos.
Joseph A. Schumpeter
Iniciado el cambio político y parte del régimen, dirigido por López Obrador, en la discusión de problemas nacionales resalta la posible recesión de la economía nacional. Se dividen las opiniones entre analistas de prensa y televisión acartonados en los parámetros viejos del neoliberalismo, y los partidarios de la 4 transformación. Los primeros se quedaron anclados en información del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y demás agencias de los países ricos, con los parámetros de neoliberalismo a países dependientes; equilibrio de cuentas con el exterior, equilibrio fiscal, control de precios y contención salarial. A los agentes de López Obrador les falta convencimiento y argumentación en el trabajo. Sobran comentaristas o editorialista ayer amanuenses del gobierno y hoy sus detractores, varios señalados de maquilar para el gobierno de Peña Nieto.
Los portavoces de comerciantes y pequeños industriales piden confianza o estabilidad para las inversiones, piden mayor gasto público. Hacen un cliché lo de cuidar el crecimiento del producto bruto interno (PIB), que también el gobierno de la 4T prometió elevarlo al doble de los últimos años, omitiendo la referencia últimamente por la baja del porcentaje pronosticado. Una especie de ritornelo de los intermediarios entre la producción y el consumo, que no refuta ampliamente la administración federal.
A pesar que desde Salinas de Gortari y sucedáneos, despojaron al gobierno de empresas claves, de permitir la defraudación a la banca nacional por nacionales y que finalmente de vendió a los extranjeros, siempre se tomó de referencia el PIB y se decía que era mejor que países latinoamericanos. Se publicitaban elogios que nos hacían el FMI y el Banco mundial por observar sus dictados. Todo ese tiempo sólo aumentó la desigualdad, concertación de la riqueza en pocos y la precarización de salarios aumentado la pobreza de la mayoría. Subrayar solo el crecimiento del PIB, que se anticipa en 1% en su medición anual, oculta la distribución del ingreso al dividirse la riqueza producida en bienes y servicios entre en número de la población, y que no dice nada sobre su reparto.
Antes de los neoliberales el gobierno difundía información sin cortapisas del ingreso per-cápita por sectores de la producción.
López Obrador, atinadamente dijo que ya hay mayor distribución del ingreso en forma directa, lo que no contiene la medición del PIB. Los que critican los subsidios directos a la población son extrañamente los comerciantes que no piensan en la circulación del dinero. Los empresarios no se rasgan vestiduras con esa política que fortalece el mercado interno, además de que no se les ha molestado en sus monopolios, los subsidios dinero llegarán a sus negocios, y simplemente se evita hasta un 30% de robos de los burócratas de Peña y anteriores. Un lineamiento establecido por el Nobel de economía Joseph Stiglizt, entregar recursos directamente al consumidor para evadir burocracias y fugas, así lo entendió George Bush que en 2008 obsequiaron 1,500 dólares por hogar Norteamericano en apoyo del mercado interno.
Los programas de inversiones y subsidios para el desarrollo (eran aplicados con énfasis de control político de presidencia gubernaturas-ayuntamientos) mantiene en ascuas a los gobernadores, virreyes gastadores de impuestos que no cobran. Ahora deben de obligarlos a dejar promoción personal y clientelismo, quitarles aviadores, consejeros y banquetes, ponerlos a planear su propia recaudación fiscal y encarar el costo político de cobrar impuestos. Que imiten la trasparencia de López Obrador.
Habrá más cambios que prosperarán sin Morena se pone cabeza arriba y el gobierno se organiza. Acorde con la lógica del sistema capitalista, dice Tim Hartford en su libro, El Economista Camuflado: Cuando en la sociedad priva la verdad, se conduce a una economía perfectamente eficiente, una economía en donde resulta imposible beneficiar a alguien sin que nadie salga perjudicado.