Atavismos y formulismos
El partido de la inercia exige a reformadores y modernos la justificación a detalle de cualquier acción.- Jürgen Habermas
Jürgen Habermas, desarrolla ampliamente en su libro El discurso filosófico de la modernidad, los obstáculos y discusiones que provoca la modernidad entre las reminiscencias y las expectativas del futuro.
En México se vive un reacomodo de grupos, provocará un posicionamiento de ideas de izquierda semi-moderna, contra residuos de un neoliberalismo que declina. El triunfo sobrado de López Obrador, le dio a Morena y aliados un predominio que a ellos mismos sorprendió, y no fue por la cantidad de legislaturas y la gubernaturas que ha ganado.
Parados en su fuerza de amalgamas políticas voluntaristas e interesadas, no pocos creían aunque rechazaban, el discurso del PRIAN de dispendiosos órganos electorales sumisos, y de simuladoras instituciones “autónomas por ley”.
Sectores empresariales, comulgaban con cierta displicencia con la retórica de la democracia y de relaciones equidistantes del gobierno con los grupos de presión, fundamentales en intermediación con la sociedad. No, ahora comprobamos lo antes dicho, que la democracia puramente electorera es corrupta pero funcional al gobierno, y que al día casi permanece intacta.
El programa asistencial de la 4T con vestigios del desarrollo estabilizador de mediados del siglo pasado, de adquisición del gobierno de empresas privadas en quiebra para colchón de la eufemística libre empresa. Hasta el arribo del neoliberalismo que nos hizo más pobres y desiguales y peor dependientes de los EE.UU. Un neoliberalismo que se mantiene con las políticas centrales del Banco de México y legislación fiscal favorables a la gran empresa, y en contraparte, la política de subsidios oficiales y participación estatal.
Los adversarios y opositores de López Obrador hicieron conjeturas del fracaso de los programas de becas y apoyos en efectivo, del aeropuerto de Santa Lucía, de la refinería de Dos Bocas, del Tren Maya. Que su aceptación en las encuesta se reduciría, que el estilo personal acabaría fastidiando. Sin argumentos de fondo se difundieron la inconformidad; contra el cierre de guarderías; alarmismo por falta de medicinas para pacientes urgidos de diálisis y niños con cáncer alarmismo porque tenemos años con esas penalidades en el sector de salud pública; cancelación de subsidios al campo y oficinas de dudosa necesidad, etc. Problemas algunos que podrían politizarse por ser comunes, los conflictos e inconformidades se propagaron en los medios televisivos y periódicos, cotizando sus servicios de distorsionar la información, dosificarla sino no es que ocultarla a gusto del gobierno de López Obrador en Televisa o Tv-Azteca que al parecer recuperarán sus ganancias.
Por meses se han desgañitado en efectos y no análisis de causas, y a pesar de los errores de Culiacán, del drama de la familia LeBarón y la reprobación de autoridades norteamericanas, la aceptación popular de López Obrador no baja en las encuestas según grupos y medios esperaban.
La sorpresa develada a los de la 4T es que partidos, instituciones autónomas como el INE, prensa, sindicatos, suprema corte y legisladores o grupos de empresarios eran clientes del erario, cómplices, socios o víctimas de la presidencia imperial. Exhibida la simulación en las mañaneras la 4T sin mucha ciencia, sin discurso y acción organizada, se desliza confiada en su fortaleza, cuando en realidad le apoya la corrupción, la ficción de grupos de presión y las instituciones autónomas serviles de la escenografía orquestada por los desahuciados pinos.
Lo que debe hacer la 4T y que a todos no debe interesar, es formar en sus filas miles de activistas con ideas modernas de la historia, economía y sociedad, y argumentar al ciudadano y opositores de la viabilidad y conveniencia de sus objetivos.
No sabemos si la desorganización de Morena es producto de la afiliación indiscriminada bajo el principio de Maquiavelo de que el fin justifica los medios, o porque el liderazgo del presidente no acepta proselitismo entre sus seguidores, enderezar al país demanda organización y sabiduría.
Sus detractores no entienden su permanencia y aceptación, López Obrador se nutre del rechazo ciudadano a la corrupción, prepotencia, despilfarro -como aquí en Durango- de la ostentación en guardaespaldas, vehículos de lujo, banquetes y altos sueldos. La austeridad, la honradez y sencillez es la fuerza del presidente.
P.D. Hay visos de rectificar al mencionar el presidente que si una consulta con los indígenas, no aceptan el Tren Maya, éste se cancelaría, y los indígenas son reacios a cambios. Días difíciles para el presidente que derivó en una dura respuesta a sus legisladores que pedían ajustes presupuestales, les refirió que sí se habían corrompido y abandonó si mediar palabra la reunión. Hay voces discordantes dentro de legisladores de Morena, posturas que no conocíamos en otros sexenios. La defenestración de Evo Morales hará pensar más a López Obrador.
