La transición democrática de México, pretendió consolidar el pluralismo emergente y restarle fuerza al gobierno y Estado Corporativo. Igual que con la reforma del Estado quedó en el discurso, el cuanto al pluralismo terminó en la partidocracia.
Concepto sobrado para aquella oposición comparsa del gobierno, a cambio de prebendas o cuotas de trabajo en la burocracia. Las camarillas dirigentes obtenían uno o dos cargos de tercer nivel en la burocracia o vocalías en instituíos autónomos por ley, a los que ahora algunos comentarías los califican agentes de la democracia, hasta creen que el INE fue su bujía. La partidocracia se reprodujo en los feudos de los gobernadores.
Fue G.W. Hegel quien primero analiza la sociedad civil, y conjunto de relaciones que establecían los ciudadanos con independencia del Estado. Posteriormente C. Marx, en La Sagrada Familia, dice que la sociedad civil es la base natural del Estado moderno. Marx y Engels, teóricos del socialismo y del materialismo histórico, en interpretación dialéctica afirmaron que un modo de producción –El capitalismo- es revolucionario respecto del feudalismo y este del esclavismo.
Que ningún modo desaparecía sin antes agotar sus posibilidades, las contradicciones económicas y políticas de su seno alumbran la formación de otro sistema y formación social. Que el socialismo se construirá hasta que el capitalismo alcanzara su pleno desarrollo, pensaron que sería Inglaterra el país donde afloraría el cambio social, porque esa nación y su revolución industria producían en el capitalismo más desarrollado. En tal formación social el liberalismo fortalecería la sociedad civil en su evolución social.
El liberalismo y las ideas de John Looke sobre el gobierno civil son precursores de la sociedad civil impulsando la libertar del ciudadano frente al gobierno y el clero político. La sociedad civil fue tomando forma en agrupaciones, grupos de interés, clubes sociales, comités políticos, grupos feministas etc., actividades diversas a las entidades tradicionales de partidos o sindicatos-que en nuestro país con excepciones denodadas- se perdieron en el tiempo. Y de nuevo recordar donde hay crecimiento económico hay ideas y conciencia más liberal, no las tradicionales y conservadoras de sedimentos y residuos del pasado en el presente.
En muchos casos atribuirse como de la sociedad civil es más una moda que un una convicción, es un lugar común, un cliché. En la sociedad civil el ciudadano de hecho crece sobre en ciudadano de derecho. La mayoría edad es condición legal para adquirir de derechos obligaciones y la facultad de comprometerse por sí mismo. El ciudadano de hecho es agente de movilidad social en sociedades avanzadas con mayor conciencia civil, con habitantes que exigen observancia de reglas y convencionalismos sociales para la convivencia social y fortalecer el sentido comunitario, que de manera intuitiva o de forma consciente mantiene dicho sentido y credibilidad en un proyecto social que los incluye.
Un dato a guardar, en los EE: UU, España o Francia el ciudadano participa en dos organizaciones civiles en promedio. Grupos ambientalistas, de consumidores, de protección de animales, antibelicistas, de protección de la intimidad ante la cibernética, a favor del aborto o en contra etc. Los ciudadanos además militan en partidos políticos según su ideología, aquí varios grupos se dicen de sociedad civil y los más quieren formar un partido, se dicen sociedad civil por no ser gobiernistas ni empresarios.
Donde hay sociedad civil los grupos de presión funcionan, hay más respeto por niños y ancianos, las iglesias protestantes los exhortan a no fumar o tomar, a devengar el salario y denunciar injusticias, y claro hay otra educación. Un ambiente cultural distante por el subdesarrollo social que arrastramos.
Günter Grass: “El trabajo y la necesidad más importante de un ciudadano es mantener la boca abierta”.
