/ sábado 11 de junio de 2022

Porfirio Muñoz Ledo. Homenaje 70 años de lucha democrática

1976 fue un año crucial en mi trayectoria de medio siglo en el sistema educativo nacional. En la SEP viví la experiencia de la sucesión presidencial de Luis Echeverría Álvarez. Colaboré con dos personajes históricos, en tiempos en que todavía estaba vigente el discurso del proyecto educativo de la Revolución Mexicana.

Víctor Bravo Ahuja me designó director general de Educación Superior y después Porfirio Muñoz Ledo, el 17 de octubre, me designó director general de Institutos Tecnológicos Regionales. Esta dependencia es piedra angular de la creación en 2014 del Tecnológico Nacional de México.

De don Víctor he escrito. De Muñoz Ledo me he referido en sendos artículos en El Sol de Durango. Con él fortalecí mi convicción de que la planeación con visión de futuro es una herramienta indispensable en un buen proyecto educativo. Desde 1977 he seguido su trayectoria. Su pensamiento como legislador sobre la Reforma del Estado y un nuevo pacto social en la Constitución Federal de la República, me motivó a emprender, con otros diputados de la LXV Legislatura, la aprobación en 2013 por el Constituyente Permanente de la nueva Constitución de Durango.

Me sumo al beneplácito por el homenaje a Muñoz Ledo por sus “70 años en la lucha democrática” organizado por El Universal y el Senado de la República. Se resaltó su legado como transformador de instituciones políticas y como servidor público y diplomático.

Lo acompañé en el periodo que estuvo al frente de la SEP, de diciembre de 1976 a diciembre de 1977. Me tocó colaborar en la conformación del Plan Nacional de Educación que puso en marcha en el gobierno del presidente López Portillo.

Entonces señaló: “El destino al que aspiramos demanda una acción revolucionaria cada vez más imaginativa y mejor programada… De ahí que la claridad de objetivos, la planeación rigurosa y la tenacidad reformada de la administración, adquieren la más alta jerarquía entre las responsabilidades públicas”.

Como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados tomó la protesta al presidente López Obrador en 2018.

Entonces afirmé que sería muy influyente en el proyecto educativo del nuevo gobierno. Después apunté que su “voz crítica” sería una fortaleza de la 4T. No le atiné. Los hechos demostraron lo contrario. No fue embajador de México en Cuba, ni recibió el respaldo presidencial para ser el dirigente de Morena. No obstante, sigue cuestionando al gobierno, abordando el análisis de los problemas torales del país y la defensa de las instituciones.

De ahí que valoro el homenaje y el reconocimiento que 12 personajes relevantes de la vida académica, política y social expresada en la ceremonia de homenaje realizada en el Senado.

En sus discursos dejaron importantes testimonios de sus aportaciones a la democracia de México y como arquitecto de instituciones, que se fundaron en el México post revolucionario del siglo XX.

El perfil político e institucional de los oradores al igual que el contenido de sus discursos dan cuenta del Porfirio que sigue vigente en la conciencia de los intelectuales, legisladores y académicos. Francisco Ortiz, presidente del Consejo de Administración de El Universal, le expresó su reconocimiento, al igual que los senadores Olga Sánchez Cordero, Ricardo Monreal, Dante Delgado y Beatriz Paredes. De la Cámara de Diputados, Santiago Creel Miranda, Augusto Gómez Villanueva y Amalia García.

Del servicio exterior la embajadora Martha Bárcena. Entre los académicos se destacaron los conceptos del investigador emérito de la UNAM, Diego Valadez y el del presidente del INE, Lorenzo Córdoba. Alrededor del homenaje se resaltó el eficiente desempeño del INE.

Del discurso de Muñoz ledo subrayo lo siguiente: “Hemos conquistado tal vez la seguridad del Estado, pero no la seguridad ciudadana”.


1976 fue un año crucial en mi trayectoria de medio siglo en el sistema educativo nacional. En la SEP viví la experiencia de la sucesión presidencial de Luis Echeverría Álvarez. Colaboré con dos personajes históricos, en tiempos en que todavía estaba vigente el discurso del proyecto educativo de la Revolución Mexicana.

Víctor Bravo Ahuja me designó director general de Educación Superior y después Porfirio Muñoz Ledo, el 17 de octubre, me designó director general de Institutos Tecnológicos Regionales. Esta dependencia es piedra angular de la creación en 2014 del Tecnológico Nacional de México.

De don Víctor he escrito. De Muñoz Ledo me he referido en sendos artículos en El Sol de Durango. Con él fortalecí mi convicción de que la planeación con visión de futuro es una herramienta indispensable en un buen proyecto educativo. Desde 1977 he seguido su trayectoria. Su pensamiento como legislador sobre la Reforma del Estado y un nuevo pacto social en la Constitución Federal de la República, me motivó a emprender, con otros diputados de la LXV Legislatura, la aprobación en 2013 por el Constituyente Permanente de la nueva Constitución de Durango.

Me sumo al beneplácito por el homenaje a Muñoz Ledo por sus “70 años en la lucha democrática” organizado por El Universal y el Senado de la República. Se resaltó su legado como transformador de instituciones políticas y como servidor público y diplomático.

Lo acompañé en el periodo que estuvo al frente de la SEP, de diciembre de 1976 a diciembre de 1977. Me tocó colaborar en la conformación del Plan Nacional de Educación que puso en marcha en el gobierno del presidente López Portillo.

Entonces señaló: “El destino al que aspiramos demanda una acción revolucionaria cada vez más imaginativa y mejor programada… De ahí que la claridad de objetivos, la planeación rigurosa y la tenacidad reformada de la administración, adquieren la más alta jerarquía entre las responsabilidades públicas”.

Como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados tomó la protesta al presidente López Obrador en 2018.

Entonces afirmé que sería muy influyente en el proyecto educativo del nuevo gobierno. Después apunté que su “voz crítica” sería una fortaleza de la 4T. No le atiné. Los hechos demostraron lo contrario. No fue embajador de México en Cuba, ni recibió el respaldo presidencial para ser el dirigente de Morena. No obstante, sigue cuestionando al gobierno, abordando el análisis de los problemas torales del país y la defensa de las instituciones.

De ahí que valoro el homenaje y el reconocimiento que 12 personajes relevantes de la vida académica, política y social expresada en la ceremonia de homenaje realizada en el Senado.

En sus discursos dejaron importantes testimonios de sus aportaciones a la democracia de México y como arquitecto de instituciones, que se fundaron en el México post revolucionario del siglo XX.

El perfil político e institucional de los oradores al igual que el contenido de sus discursos dan cuenta del Porfirio que sigue vigente en la conciencia de los intelectuales, legisladores y académicos. Francisco Ortiz, presidente del Consejo de Administración de El Universal, le expresó su reconocimiento, al igual que los senadores Olga Sánchez Cordero, Ricardo Monreal, Dante Delgado y Beatriz Paredes. De la Cámara de Diputados, Santiago Creel Miranda, Augusto Gómez Villanueva y Amalia García.

Del servicio exterior la embajadora Martha Bárcena. Entre los académicos se destacaron los conceptos del investigador emérito de la UNAM, Diego Valadez y el del presidente del INE, Lorenzo Córdoba. Alrededor del homenaje se resaltó el eficiente desempeño del INE.

Del discurso de Muñoz ledo subrayo lo siguiente: “Hemos conquistado tal vez la seguridad del Estado, pero no la seguridad ciudadana”.