/ jueves 28 de julio de 2022

Presidente Echeverría

Luis Echeverría Álvarez, presidente de la República en el periodo 1970-1976, es uno de los personajes históricos del siglo XXI con los que tuve oportunidad de participar en un tramito de la dinámica de la Revolución Mexicana. Al lado del titular de la SEP, Ing. Víctor Bravo Ahuja, que me designó Director General de Educación Superior en 1976, pude cumplir mi función institucional y observar los acontecimientos educativos y políticos que se potenciaron con la sucesión presidencial.

Su fallecimiento el pasado mes de julio, cuando ya había cumplido 100 años, reactivó diversas opiniones y juicios encontrados sobre su gestión gubernamental y trayectoria política que se visibilizó cuando fue Secretario de Gobernación con Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).

Dos hechos impactaron su “estilo personal de gobernar”. En lo nacional, los acontecimientos de 1968 —desde la campaña— cuando en opinión de Octavio Paz “el sistema político empezó a dar muestras de esclerosis” y en el gobierno, también el oleaje de los países del Tercer Mundo. Figuró en la cresta.

Como Presidente. Independiente de la marcha de la economía y su perfil “populista no autoritario” se significó por la creación de instituciones trascendentes y eficacia de su gabinete —Muñoz Ledo, García Robles y Bravo Ahuja entre ellos— a los que delegaba funciones y apoyaba. Atención personal dio al proyecto educativo, en el que involucró a organizaciones estudiantiles, magisteriales y académicas. Encuadró la Reforma Educativa en su visión nacional, matizado por el tercermundismo y la visión de modernidad que impulsaba la UNESCO.

Esta vez abordaré la etapa de campaña. El 16 de Septiembre de 1969, inició su recorrido por el territorio nacional en la “campaña política más intensa de nuestra historia política”, agregando a los espacios tradicionales en los que se hacía proselitismo, la visita a universidades e instituciones de educación superior en los que propiciaba el diálogo y las intervenciones de los liderazgos estudiantiles. En su discurso político acentuaba una interpretación actualizada y más radical de la Revolución Mexicana.

No todos los encuentros con estudiantes fueron tersos. El 23 de noviembre de 1969 en la Universidad Michoacana tuvo que “guardar un minuto de silencio por los caídos el 2 de octubre de 1968”. En los Tecnológicos le fue mejor, pero el tema de la represión estudiantil emergía a la par que la demanda de más apoyo a las mismas escuelas.

Durante la campaña me tocó recibirlo en el Instituto Tecnológico del Istmo (ITRI) en Juchitán, Oax. en una reunión del Consejo Nacional de Directores de Institutos Tecnológicos Regionales en la que presidieron el encuentro el entonces gobernador Ing. Víctor Bravo Ahuja —que planteó la necesaria reforma educativa— y el Dr. Héctor Mayagoitia Domínguez. En paralelo se efectuó un acto al que concurrieron los presidentes de las sociedades de alumnos de los Tecnológicos del país. En este encuentro un dirigente del ITRI exigió la liberación de los presos políticos del 1968 y la consolidación del sistema de enseñanza técnica de Oaxaca. En su respuesta señaló que habría que inspirarse en nuestros héroes patrios y en el estudio de la historia nacional. Pero se comprometió y cumplió su apoyo al Sistema Nacional de Enseñanza Técnica, empezando por la consolidación del proceso fundacional del ITRI.

En un tercer espacio, un profesionista de la región le recordó el proyecto porfirista de la construcción del Canal del Istmo de Tehuantepec. La respuesta contundente: Seguiremos con la comunicación carretera y por ferrocarril, pero jamás habrá un canal que parta en dos el territorio nacional.

Pero en concordancia con el sistema político que funcionaba, se consolidó el proceso para la creación del ITRI y cuando llegó a la primera magistratura le encomendó al ingeniero Víctor Bravo Ahuja la SEP y la puesta en marcha de la Reforma Educativa.

Sobre el histórico desempeño del Presidente Echeverría escribiré un par de artículos, sobre los reconocimientos que le hicimos en 1976, el 21 de marzo en Oaxaca y el 22 de septiembre en Durango.

DATO

No todos los encuentros con estudiantes fueron tersos. El 23 de noviembre de 1969 en la Universidad Michoacana tuvo que “guardar un minuto de silencio por los caídos el 2 de octubre de 1968”. En los Tecnológicos le fue mejor, pero el tema de la represión estudiantil emergía a la par que la demanda de más apoyo a las escuelas.

Luis Echeverría Álvarez, presidente de la República en el periodo 1970-1976, es uno de los personajes históricos del siglo XXI con los que tuve oportunidad de participar en un tramito de la dinámica de la Revolución Mexicana. Al lado del titular de la SEP, Ing. Víctor Bravo Ahuja, que me designó Director General de Educación Superior en 1976, pude cumplir mi función institucional y observar los acontecimientos educativos y políticos que se potenciaron con la sucesión presidencial.

Su fallecimiento el pasado mes de julio, cuando ya había cumplido 100 años, reactivó diversas opiniones y juicios encontrados sobre su gestión gubernamental y trayectoria política que se visibilizó cuando fue Secretario de Gobernación con Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).

Dos hechos impactaron su “estilo personal de gobernar”. En lo nacional, los acontecimientos de 1968 —desde la campaña— cuando en opinión de Octavio Paz “el sistema político empezó a dar muestras de esclerosis” y en el gobierno, también el oleaje de los países del Tercer Mundo. Figuró en la cresta.

Como Presidente. Independiente de la marcha de la economía y su perfil “populista no autoritario” se significó por la creación de instituciones trascendentes y eficacia de su gabinete —Muñoz Ledo, García Robles y Bravo Ahuja entre ellos— a los que delegaba funciones y apoyaba. Atención personal dio al proyecto educativo, en el que involucró a organizaciones estudiantiles, magisteriales y académicas. Encuadró la Reforma Educativa en su visión nacional, matizado por el tercermundismo y la visión de modernidad que impulsaba la UNESCO.

Esta vez abordaré la etapa de campaña. El 16 de Septiembre de 1969, inició su recorrido por el territorio nacional en la “campaña política más intensa de nuestra historia política”, agregando a los espacios tradicionales en los que se hacía proselitismo, la visita a universidades e instituciones de educación superior en los que propiciaba el diálogo y las intervenciones de los liderazgos estudiantiles. En su discurso político acentuaba una interpretación actualizada y más radical de la Revolución Mexicana.

No todos los encuentros con estudiantes fueron tersos. El 23 de noviembre de 1969 en la Universidad Michoacana tuvo que “guardar un minuto de silencio por los caídos el 2 de octubre de 1968”. En los Tecnológicos le fue mejor, pero el tema de la represión estudiantil emergía a la par que la demanda de más apoyo a las mismas escuelas.

Durante la campaña me tocó recibirlo en el Instituto Tecnológico del Istmo (ITRI) en Juchitán, Oax. en una reunión del Consejo Nacional de Directores de Institutos Tecnológicos Regionales en la que presidieron el encuentro el entonces gobernador Ing. Víctor Bravo Ahuja —que planteó la necesaria reforma educativa— y el Dr. Héctor Mayagoitia Domínguez. En paralelo se efectuó un acto al que concurrieron los presidentes de las sociedades de alumnos de los Tecnológicos del país. En este encuentro un dirigente del ITRI exigió la liberación de los presos políticos del 1968 y la consolidación del sistema de enseñanza técnica de Oaxaca. En su respuesta señaló que habría que inspirarse en nuestros héroes patrios y en el estudio de la historia nacional. Pero se comprometió y cumplió su apoyo al Sistema Nacional de Enseñanza Técnica, empezando por la consolidación del proceso fundacional del ITRI.

En un tercer espacio, un profesionista de la región le recordó el proyecto porfirista de la construcción del Canal del Istmo de Tehuantepec. La respuesta contundente: Seguiremos con la comunicación carretera y por ferrocarril, pero jamás habrá un canal que parta en dos el territorio nacional.

Pero en concordancia con el sistema político que funcionaba, se consolidó el proceso para la creación del ITRI y cuando llegó a la primera magistratura le encomendó al ingeniero Víctor Bravo Ahuja la SEP y la puesta en marcha de la Reforma Educativa.

Sobre el histórico desempeño del Presidente Echeverría escribiré un par de artículos, sobre los reconocimientos que le hicimos en 1976, el 21 de marzo en Oaxaca y el 22 de septiembre en Durango.

DATO

No todos los encuentros con estudiantes fueron tersos. El 23 de noviembre de 1969 en la Universidad Michoacana tuvo que “guardar un minuto de silencio por los caídos el 2 de octubre de 1968”. En los Tecnológicos le fue mejor, pero el tema de la represión estudiantil emergía a la par que la demanda de más apoyo a las escuelas.