/ viernes 22 de febrero de 2019

Prevén declinaciones de aspirantes por reacomodos en dirigencia de Morena

El cambio intempestivo en la dirigencia estatal de Morena generó especulaciones al interior y exterior del partido, al considerar que no es usual este tipo de movimientos en medio de un proceso electoral.

La versión oficial argumentó que el nombramiento estaba previsto, y el acuerdo del Comité Ejecutivo Nacional se fundamentó en las reformas estatutaria aprobadas el 19 de agosto del año pasado, sancionadas por el Instituto Nacional Electoral.

Entre los morenistas con oficio político, la decisión obedeció en términos futboleros a colocar “un contención”, que reciba, detenga y controle las posibles inconformidades que se avecinan con la selección de los candidatos, dado el perfil contestatario y rijoso que ha caracterizado al nuevo delegado en funciones de presidente, Armando Navarro Gutiérrez.

Y la operación de todo el proceso electoral, seguirá bajo la batuta de Rosendo Salgado, ahora con las funciones en la cartera de Secretario de Organización, pero que en realidad, según los comentarios coincidentes, ostenta todas las facultades para sacar adelante las 39 candidaturas en la entidad.

Es indudable que Rosendo tiene el manejo político que a Navarro le falta. A este último siempre se le ha manejado como un personaje de izquierda, vinculado a los “cuquitos” de Gómez Palacio. La dupla que hará con el ahora secretario de Organización, pretende llevar a buen puerto la encomienda de perfilar candidatos con triunfadores, en sintonía y armonía con la “Cuarta Transformación”.

Otro mensaje “entre líneas” que se comentó en radio pasillo, fue que la medida lleva el propósito también, de atenuar los ánimos que enfrentan los miembros de las diferentes corrientes que impulsan las aspiraciones de quienes pretenden abanderar al partido que llevó a la Presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador.

Hay enfrentamiento soterrado, y en ocasiones abierto, entre los actores por la candidatura de Morena a la Presidencia Municipal de Durango, lo cual trascendió a la dirigencia nacional. Ningún llamado a la calma y la unidad logró disminuir los ataques en lucha fraterna, por lo que el CEN tomó la determinación de instalar una especie de “escudo”, en el que toparán quejas y denuncias diarias.

Pero no solamente en Durango hay un escenario de lucha sin cuartel, sino en la mayoría de los 39 municipios. Por lo que se prevén reacciones en cascada que serán atendidas por el lagunero, ahora flamante dirigente estatal, Armando Navarro, mientras que a Rosendo le tocará operar el proceso tanto interno, como las campañas en busca del voto ciudadano.

Cual quiera que sea la decisión, por ejemplo, en el caso de Durango, habrá los que se inconformen porque no quede alguien que no responde a la corriente afín. El objetivo del nombramiento, es que haya un control de daños y se convoque a la unidad.

A seis días del registro de los aspirantes, según opinaron propios y extraños, los reacomodos hacen previsibles afectaciones en algunos de los participantes en la competencia morenista, y podrían redireccionarse los objetivos de algunos de ellos, con declinaciones a favor de quienes les ofrezca una mejor negociación.

La tendencia en las preferencias de militantes, simpatizantes y ciudadanos en general, de acuerdo a las encuestas realizadas por el partido, mantiene en la competencia a los cuatro que han manifestado su aspiración: Héctor Vela, Otniel García, Nacho Aguado y Sandra Amaya. No aparece registro en las mediciones de Rafael Montes.

Y caso aparte el de Rosas Palafox, a quien se ha tratado de subir a la elección, bajo la consideración de ser pariente de los Cárdenas Batel y Solórzano. Ni siquiera hay alusiones a su persona en los estudios demoscópicos. El martes 26 de febrero se despejará la incógnita.

El cambio intempestivo en la dirigencia estatal de Morena generó especulaciones al interior y exterior del partido, al considerar que no es usual este tipo de movimientos en medio de un proceso electoral.

La versión oficial argumentó que el nombramiento estaba previsto, y el acuerdo del Comité Ejecutivo Nacional se fundamentó en las reformas estatutaria aprobadas el 19 de agosto del año pasado, sancionadas por el Instituto Nacional Electoral.

Entre los morenistas con oficio político, la decisión obedeció en términos futboleros a colocar “un contención”, que reciba, detenga y controle las posibles inconformidades que se avecinan con la selección de los candidatos, dado el perfil contestatario y rijoso que ha caracterizado al nuevo delegado en funciones de presidente, Armando Navarro Gutiérrez.

Y la operación de todo el proceso electoral, seguirá bajo la batuta de Rosendo Salgado, ahora con las funciones en la cartera de Secretario de Organización, pero que en realidad, según los comentarios coincidentes, ostenta todas las facultades para sacar adelante las 39 candidaturas en la entidad.

Es indudable que Rosendo tiene el manejo político que a Navarro le falta. A este último siempre se le ha manejado como un personaje de izquierda, vinculado a los “cuquitos” de Gómez Palacio. La dupla que hará con el ahora secretario de Organización, pretende llevar a buen puerto la encomienda de perfilar candidatos con triunfadores, en sintonía y armonía con la “Cuarta Transformación”.

Otro mensaje “entre líneas” que se comentó en radio pasillo, fue que la medida lleva el propósito también, de atenuar los ánimos que enfrentan los miembros de las diferentes corrientes que impulsan las aspiraciones de quienes pretenden abanderar al partido que llevó a la Presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador.

Hay enfrentamiento soterrado, y en ocasiones abierto, entre los actores por la candidatura de Morena a la Presidencia Municipal de Durango, lo cual trascendió a la dirigencia nacional. Ningún llamado a la calma y la unidad logró disminuir los ataques en lucha fraterna, por lo que el CEN tomó la determinación de instalar una especie de “escudo”, en el que toparán quejas y denuncias diarias.

Pero no solamente en Durango hay un escenario de lucha sin cuartel, sino en la mayoría de los 39 municipios. Por lo que se prevén reacciones en cascada que serán atendidas por el lagunero, ahora flamante dirigente estatal, Armando Navarro, mientras que a Rosendo le tocará operar el proceso tanto interno, como las campañas en busca del voto ciudadano.

Cual quiera que sea la decisión, por ejemplo, en el caso de Durango, habrá los que se inconformen porque no quede alguien que no responde a la corriente afín. El objetivo del nombramiento, es que haya un control de daños y se convoque a la unidad.

A seis días del registro de los aspirantes, según opinaron propios y extraños, los reacomodos hacen previsibles afectaciones en algunos de los participantes en la competencia morenista, y podrían redireccionarse los objetivos de algunos de ellos, con declinaciones a favor de quienes les ofrezca una mejor negociación.

La tendencia en las preferencias de militantes, simpatizantes y ciudadanos en general, de acuerdo a las encuestas realizadas por el partido, mantiene en la competencia a los cuatro que han manifestado su aspiración: Héctor Vela, Otniel García, Nacho Aguado y Sandra Amaya. No aparece registro en las mediciones de Rafael Montes.

Y caso aparte el de Rosas Palafox, a quien se ha tratado de subir a la elección, bajo la consideración de ser pariente de los Cárdenas Batel y Solórzano. Ni siquiera hay alusiones a su persona en los estudios demoscópicos. El martes 26 de febrero se despejará la incógnita.