El extraordinario investigador de nuestras raíces Guillermo Marín en su escrito titulado “Cristóbal Colón un personaje siniestro en la historia de la humanidad”, señala con acierto que la historia la escriben los vencedores.
Y la repiten los vencidos en las escuelas sin ninguna actitud crítica y reflexiva, sin ninguna investigación seria y fundamentada en busca de la verdad, se siguen repitiendo las mismas ideas y frases que los vencedores crearon para invadir y saquear a nuestra América.
No podemos celebrar y menos rendirles honores a quienes vinieron a saquear y asesinar a nuestros pueblos, sería una falta de respeto a nosotros mismos. Es hora de abrir los ojos de la justicia y la imparcialidad, negada por cinco siglos. Fueron los mercaderes los que promovieron la búsqueda de nuevas rutas comerciales con el Oriente toda vez que los turcos se habían posesionado de las rutas de la seda.
Fueron los mercaderes, los banqueros venecianos y el Vaticano los que promovieron la invasión utilizando los reinos de Portugal y de España. Los crímenes que realizaron de lesa humanidad se perdonaron con las Bulas de Alejandría.
El prestigiado escritor Eduardo Galeano señala que al cabo de cinco siglos de toda la cristiandad, los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio el saqueo y el genocidio fueron ejecutados en nombre de Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del mal llamado progreso.
También Cristóbal Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar. Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado mental (“mentally retarded”) porque no hablaba correctamente la lengua castellana.
Siguiendo con uno de los más reconocidos investigadores del Anáhuac, Guillermo Marín, en su colaboración titulada “Las 13 transformaciones del Anáhuac”, señala que una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad inició la agricultura hace diez mil años. Estos nueve mil quinientos años de historia son rechazados por el Estado mexicano, quien lo reduce a la cultura mexica de 196 años, historia, que llaman ideológica y colonialmente “prehispánica”.
Hasta la invasión española se han dado, por lo menos, 13 transformaciones (que merecen una colaboración posterior) que han hecho del Anáhuac, la civilización ancestral que alcanzó los más altos niveles de bienestar y calidad de vida para sus pueblos y de la cual somos sus descendientes y herederos de este patrimonio cultural.
En una ocasión de la visita de S.S, Juan Pablo II a Perú en 1985, un representante del Movimiento Indio entregó al papa una carta que entre otras cosas decía: “Nosotros los indios de Los Andes y de América, decidimos aprovechar la visita de Juan Pablo II para devolverle su Biblia, porque en cinco siglos ella no nos dio ni amor, ni paz, ni justicia. Por favor tome de nuevo su Biblia y devuélvala a nuestros opresores, porque ellos necesitan sus preceptos morales más que nosotros. Porque desde la llegada de Cristóbal Colón, se impuso en América, por la fuerza, una cultura, una lengua, una religión y valores propios de Europa. La Biblia llegó a nosotros como parte del proyecto colonial impuesto. Ella fue el arma ideológica de este asalto colonialista. La espada española, que de día atacaba y asesinaba el cuerpo de los indios, de noche se convertía en cruz que atacaba el alma india”.
Cristóbal Colón hizo cuatro viajes a América y tuvo dos hijos: Diego y Hernando. Se casó en 1477 con Felipa Moniz y Diego fue el único hijo del matrimonio. Hernando nace en 1488 en su relación con Beatriz Enríquez de Arana, nunca llegan a casarse. Persiste la polémica sobre el lugar de su nacimiento –muchos sostienen que era genovés- e inclusive hasta dónde están realmente enterrados sus restos en España o en República Dominicana.