/ miércoles 18 de agosto de 2021

Protegen al ajolote

Mientras algunas personas los consideran tiernos, para otros son horripilantes. Pueden regenerar cualquier parte de su cuerpo y por eso fascinan desde hace décadas a los científicos, en tanto que ahora un equipo de expertos intenta salvarlos.

Así es el ajolote mexicano, de nombre científico Ambystoma mexicanum. Su nombre proviene de la palabra axolotl, que en náhuatl significa “monstruo acuático” en una de sus traducciones y que alude al dios Xolotl. Una de las razones por la que es ampliamente estudiado esta especie oriunda de nuestro país, son las características de regeneración fisiológica.

Esta especie, cuyo único hábitat en el mundo son los canales de Xochimilco, conserva el estado larvario durante la vida adulta y, al igual que el personaje de ficción, nunca terminará de crecer. Las lesiones de estos anfibios sanan por completo sin que se forme una cicatriz y los órganos se regeneran tan bien que no se pueden distinguir diferencias con el tejido original.

El problema no es el ajolote, sino el ecosistema, ya que lo que se necesita es mejorar las condiciones para que el ajolote pueda sentirse bien en su hábitat, por lo que se descubrió que además de la creciente presencia de depredadores agresivos o especies nocivas como las carpas y las percas, el ser humano los ha puesto en riesgo de desaparecer a consecuencia de la urbanización.

Por su parte, investigadores del Instituto Politécnico Nacional, buscan emplear a la especie ajolote del altiplano, cuya población está en menor riesgo y posee condiciones regenerativas similares a las de los ajolotes de Xochimilco, como una alternativa de investigación para la comunidad científica interesada en los ajolotes.

El ajolote del altiplano es capaz de realizar metamorfosis en respuesta al ambiente una vez que alcanza la madurez sexual; es decir, al haber un cambio en temperatura o nivel de agua se convierte en una salamandra terrestre.

Durante esa transformación fisiológica, el animal modifica su corazón, que pasa de dos a tres cavidades y madura sus pulmones para respirar fuera del agua. Esas características son similares a las experimentadas por el cuerpo humano durante la gestación y salida del vientre materno, por lo que la investigación del ajolote del altiplano también podría ser de mucha utilidad para la biomedicina.

El grupo de investigadores analizó el transcriptoma, es decir, los genes que se expresan en las células del corazón, pulmones y branquias del ajolote del altiplano durante el proceso metamórfico, en ellos encontraron que aunque los genes no son idénticos a los de los seres humanos, sí existen algunas proteínas o genes involucrados en los procesos de maduración del corazón y pulmones durante la gestación y el nacimiento.

Este estudio es uno de los primeros realizados en torno a la genómica de esta especie de ajolote, el cual fue iniciado en 2014, para el cual obtuvieron especímenes de ajolotes maduros de una unidad de manejo ambiental del Estado de Hidalgo, con características similares en talla y capacidad de metamorfosearse.

Durante el primer estudio, se estandarizaron las diferentes etapas de la metamorfosis basándose en análisis morfométricos que indicaban cómo y cuándo se absorbían la branquia y las aletas; después fijaron y congelaron el organismo para obtener branquias, corazón y pulmón, con lo que fue posible obtener el RNA y realizar la secuenciación genética.

Así, la intención del estudio es saber cómo se reprograma genéticamente un tejido del ajolote durante el proceso de metamorfosis, al tiempo que sirva como prueba para poder emplear a esta especie en estudio de regeneración de tejidos.

Mientras algunas personas los consideran tiernos, para otros son horripilantes. Pueden regenerar cualquier parte de su cuerpo y por eso fascinan desde hace décadas a los científicos, en tanto que ahora un equipo de expertos intenta salvarlos.

Así es el ajolote mexicano, de nombre científico Ambystoma mexicanum. Su nombre proviene de la palabra axolotl, que en náhuatl significa “monstruo acuático” en una de sus traducciones y que alude al dios Xolotl. Una de las razones por la que es ampliamente estudiado esta especie oriunda de nuestro país, son las características de regeneración fisiológica.

Esta especie, cuyo único hábitat en el mundo son los canales de Xochimilco, conserva el estado larvario durante la vida adulta y, al igual que el personaje de ficción, nunca terminará de crecer. Las lesiones de estos anfibios sanan por completo sin que se forme una cicatriz y los órganos se regeneran tan bien que no se pueden distinguir diferencias con el tejido original.

El problema no es el ajolote, sino el ecosistema, ya que lo que se necesita es mejorar las condiciones para que el ajolote pueda sentirse bien en su hábitat, por lo que se descubrió que además de la creciente presencia de depredadores agresivos o especies nocivas como las carpas y las percas, el ser humano los ha puesto en riesgo de desaparecer a consecuencia de la urbanización.

Por su parte, investigadores del Instituto Politécnico Nacional, buscan emplear a la especie ajolote del altiplano, cuya población está en menor riesgo y posee condiciones regenerativas similares a las de los ajolotes de Xochimilco, como una alternativa de investigación para la comunidad científica interesada en los ajolotes.

El ajolote del altiplano es capaz de realizar metamorfosis en respuesta al ambiente una vez que alcanza la madurez sexual; es decir, al haber un cambio en temperatura o nivel de agua se convierte en una salamandra terrestre.

Durante esa transformación fisiológica, el animal modifica su corazón, que pasa de dos a tres cavidades y madura sus pulmones para respirar fuera del agua. Esas características son similares a las experimentadas por el cuerpo humano durante la gestación y salida del vientre materno, por lo que la investigación del ajolote del altiplano también podría ser de mucha utilidad para la biomedicina.

El grupo de investigadores analizó el transcriptoma, es decir, los genes que se expresan en las células del corazón, pulmones y branquias del ajolote del altiplano durante el proceso metamórfico, en ellos encontraron que aunque los genes no son idénticos a los de los seres humanos, sí existen algunas proteínas o genes involucrados en los procesos de maduración del corazón y pulmones durante la gestación y el nacimiento.

Este estudio es uno de los primeros realizados en torno a la genómica de esta especie de ajolote, el cual fue iniciado en 2014, para el cual obtuvieron especímenes de ajolotes maduros de una unidad de manejo ambiental del Estado de Hidalgo, con características similares en talla y capacidad de metamorfosearse.

Durante el primer estudio, se estandarizaron las diferentes etapas de la metamorfosis basándose en análisis morfométricos que indicaban cómo y cuándo se absorbían la branquia y las aletas; después fijaron y congelaron el organismo para obtener branquias, corazón y pulmón, con lo que fue posible obtener el RNA y realizar la secuenciación genética.

Así, la intención del estudio es saber cómo se reprograma genéticamente un tejido del ajolote durante el proceso de metamorfosis, al tiempo que sirva como prueba para poder emplear a esta especie en estudio de regeneración de tejidos.