/ viernes 13 de septiembre de 2024

Psicología actual

Dosis de vida en la amabilidad



La amabilidad es un término que ha sido analizado y conceptualizado dentro de la convivencia social desde grandes filósofos como Santo Tomás de Aquino, dentro de la psicología la amabilidad suele definirse como un rasgo de la personalidad de una persona y, en general se considera una condición favorable, aunque no siempre es así. Ser amable, tiene que ver con una posición bondadosa y optimista frente a quienes nos rodean. También la amabilidad suele relacionarse con un alto grado de empatía, pues las personas amables suelen poner los intereses comunes de forma altruista, son buenos en evitar altercados y en la resolución de conflictos.

Cultivar la amabilidad hacia uno mismo no solo mejora el bienestar emocional, sino que también deja una huella profunda en nuestra salud mental. Numerosos estudios respaldan la idea de que practicar la autoamabilidad activa regiones cerebrales asociadas con el bienestar emocional. La corteza prefrontal medial, responsable del autoconocimiento y la autorregulación emocional, se ilumina con mayor intensidad cuando nos tratamos con compasión. Esta conexión sugiere que el simple acto de ser amable contigo mismo puede fortalecer áreas clave en tu mente.

La amabilidad hacia uno mismo también desempeña un papel crucial en la reducción del estrés. Cuando nos tratamos con bondad, disminuyen los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto no solo contribuye a una sensación general de calma, sino que también protege el cerebro de los efectos perjudiciales del estrés crónico, como la atrofia del hipocampo. Lo que significa que ser amable contigo mismo puede actuar como un potente antídoto contra la ansiedad y depresión.

El autodiálogo amable nutre la mente de manera única. La forma en que nos hablamos internamente afecta directamente la estructura cerebral. Generando una mente más resistente y adaptable. La salud mental y física están intrínsecamente conectadas, la amabilidad es más que un gesto emocional, es la contribución orgánica a tener mayor vitalidad física y cognitiva.

Cada interacción humana, ya sea con familiares, conocidos o extraños, concede la elección entre la amabilidad, la neutralidad y la falta de amabilidad. No obstante, la amabilidad fingida puede tener un costo emocional. Actuar amablemente hacia alguien por quien sentimos aversión puede perjudicar nuestra salud emocional. Se destaca que el esfuerzo emocional por mantener esa fachada agota y genera depresión. Educar a las personas sobre cómo expresar opiniones y críticas de manera respetuosa se ha vuelto fundamental en nuestra era digital.

Algunas sugerencias que podemos hacerles dentro de un ámbito de generar una psicología positiva y poner en práctica nuestra amabilidad son:


1) Elige un día de la semana para ser amable.

2) Varia, mezcla y cambia de forma constante tus actos de amabilidad.

3) Contribuye al bien común, genera una cadena de amabilidades.


En un mundo actual donde la competencia y la agresividad parecen ser la norma, todo lo demás puede ser visto erróneamente o como una debilidad. Sin embargo, lejos de ser una señal de flaqueza, la amabilidad es una verdadera fortaleza que puede tener un impacto significativo en diversos aspectos de nuestra vida. Nuestra meta preservar la salud mental, actuar con amabilidad para nosotros y para otros en un cierto grado de honestidad nos aumenta nuestro sentido de vida y satisfacción. Además de aliviarnos la ansiedad y depresión de nuestra día a día, fortalece nuestras habilidades para enfrentar desafíos y superarlos originando una mentalidad en crecimiento que nos permitirá seguir aprendiendo y mejorando continuamente.

La amabilidad está dentro de la psicología de la personalidad en los que llamamos los “bigfive”, siendo este una de las piezas claves que nos permitirá construir un mejor mundo social y mental, y tener mejores reacciones emocionales en nuestra vida diaria, no olvides que la amabilidad no es un “un nice to have” sino es un “must”, que nos va ayudar a vivir para mejorar, vivir con salud mental.

Dra. Elizabeth Blass
Psicoterapeuta clínica

Dosis de vida en la amabilidad



La amabilidad es un término que ha sido analizado y conceptualizado dentro de la convivencia social desde grandes filósofos como Santo Tomás de Aquino, dentro de la psicología la amabilidad suele definirse como un rasgo de la personalidad de una persona y, en general se considera una condición favorable, aunque no siempre es así. Ser amable, tiene que ver con una posición bondadosa y optimista frente a quienes nos rodean. También la amabilidad suele relacionarse con un alto grado de empatía, pues las personas amables suelen poner los intereses comunes de forma altruista, son buenos en evitar altercados y en la resolución de conflictos.

Cultivar la amabilidad hacia uno mismo no solo mejora el bienestar emocional, sino que también deja una huella profunda en nuestra salud mental. Numerosos estudios respaldan la idea de que practicar la autoamabilidad activa regiones cerebrales asociadas con el bienestar emocional. La corteza prefrontal medial, responsable del autoconocimiento y la autorregulación emocional, se ilumina con mayor intensidad cuando nos tratamos con compasión. Esta conexión sugiere que el simple acto de ser amable contigo mismo puede fortalecer áreas clave en tu mente.

La amabilidad hacia uno mismo también desempeña un papel crucial en la reducción del estrés. Cuando nos tratamos con bondad, disminuyen los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto no solo contribuye a una sensación general de calma, sino que también protege el cerebro de los efectos perjudiciales del estrés crónico, como la atrofia del hipocampo. Lo que significa que ser amable contigo mismo puede actuar como un potente antídoto contra la ansiedad y depresión.

El autodiálogo amable nutre la mente de manera única. La forma en que nos hablamos internamente afecta directamente la estructura cerebral. Generando una mente más resistente y adaptable. La salud mental y física están intrínsecamente conectadas, la amabilidad es más que un gesto emocional, es la contribución orgánica a tener mayor vitalidad física y cognitiva.

Cada interacción humana, ya sea con familiares, conocidos o extraños, concede la elección entre la amabilidad, la neutralidad y la falta de amabilidad. No obstante, la amabilidad fingida puede tener un costo emocional. Actuar amablemente hacia alguien por quien sentimos aversión puede perjudicar nuestra salud emocional. Se destaca que el esfuerzo emocional por mantener esa fachada agota y genera depresión. Educar a las personas sobre cómo expresar opiniones y críticas de manera respetuosa se ha vuelto fundamental en nuestra era digital.

Algunas sugerencias que podemos hacerles dentro de un ámbito de generar una psicología positiva y poner en práctica nuestra amabilidad son:


1) Elige un día de la semana para ser amable.

2) Varia, mezcla y cambia de forma constante tus actos de amabilidad.

3) Contribuye al bien común, genera una cadena de amabilidades.


En un mundo actual donde la competencia y la agresividad parecen ser la norma, todo lo demás puede ser visto erróneamente o como una debilidad. Sin embargo, lejos de ser una señal de flaqueza, la amabilidad es una verdadera fortaleza que puede tener un impacto significativo en diversos aspectos de nuestra vida. Nuestra meta preservar la salud mental, actuar con amabilidad para nosotros y para otros en un cierto grado de honestidad nos aumenta nuestro sentido de vida y satisfacción. Además de aliviarnos la ansiedad y depresión de nuestra día a día, fortalece nuestras habilidades para enfrentar desafíos y superarlos originando una mentalidad en crecimiento que nos permitirá seguir aprendiendo y mejorando continuamente.

La amabilidad está dentro de la psicología de la personalidad en los que llamamos los “bigfive”, siendo este una de las piezas claves que nos permitirá construir un mejor mundo social y mental, y tener mejores reacciones emocionales en nuestra vida diaria, no olvides que la amabilidad no es un “un nice to have” sino es un “must”, que nos va ayudar a vivir para mejorar, vivir con salud mental.

Dra. Elizabeth Blass
Psicoterapeuta clínica

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