/ jueves 20 de mayo de 2021

¡Qué papelazo!

El gran cineasta durangueño Hernando Name, me compartió su experiencia con el actor Eulalio González hace 55 años. Al respecto me expresó: Cuando doblé al Piporro en la película El Pistolero Desconocido, nos dirigimos a la orilla de la carretera de Cuautla donde se observaba un hoyo porque habían sacado mucha tierra, parecía una barranca.

Se trataba de una caída con todo y caballo y el director era don Miguel M. Delgado. Cuando salimos del hotel iba el jefe de Repartos Guillermo Castillo, entonces don Miguel le preguntó a Memo que dónde estaba el doble de la caída. Castillo me señaló diciéndole al director que era yo. Se me quedó viendo exclamando: -¡Tú eres el doble! Te ves muy frágil, porque ya vinieron dos o tres charros grandes y fuertes y no se animaron a realizar la caída. -No se preocupe señor, yo sí lo hago. Le respondí.

Nos fuimos por la carretera rumbo a Janocotepec, se detuvo el camión en el punto acordado indicándome el director que necesitaba una caída en la cual el caballo caía en un lugar y yo en otro; se me tenía que caer el sombrero y al caer, rodar detrás de unas piedras para esconderme. El pedazo en el cual iba a caer y a realizar la maniobra era de doce por seis metros y lo demás eran piedras. Le pedí que me diera nuevamente las instrucciones.

Le dije que estaba listo y me respondió que si era necesario el disparo como señal para hacer la caída y le dije que lo hiciera justo cuando llegara al punto que le indiqué. Se quedó sorprendido de que rápidamente planee la caída diciéndome en son de incredulidad: -¡Pues usted será arquitecto! Me preguntó de dónde era, le dije que de Durango pero tenía experiencia porque había participado en varias películas americanas. Se arrimó Piporro, me dio un abrazo y me dijo: -¡Qué bárbaro, qué bruto, mira tengo la boca pegada con clip pensando que te ibas a dar en la madre! Llegó el gerente de producción para preguntarme cuanto era de mi caída y le dije que cinco mil pesos. Me pidió que le bajara el precio y mi respuesta fue que si acaso yo le había pedido que me quitara piedras.

El gran cineasta durangueño Hernando Name, me compartió su experiencia con el actor Eulalio González hace 55 años. Al respecto me expresó: Cuando doblé al Piporro en la película El Pistolero Desconocido, nos dirigimos a la orilla de la carretera de Cuautla donde se observaba un hoyo porque habían sacado mucha tierra, parecía una barranca.

Se trataba de una caída con todo y caballo y el director era don Miguel M. Delgado. Cuando salimos del hotel iba el jefe de Repartos Guillermo Castillo, entonces don Miguel le preguntó a Memo que dónde estaba el doble de la caída. Castillo me señaló diciéndole al director que era yo. Se me quedó viendo exclamando: -¡Tú eres el doble! Te ves muy frágil, porque ya vinieron dos o tres charros grandes y fuertes y no se animaron a realizar la caída. -No se preocupe señor, yo sí lo hago. Le respondí.

Nos fuimos por la carretera rumbo a Janocotepec, se detuvo el camión en el punto acordado indicándome el director que necesitaba una caída en la cual el caballo caía en un lugar y yo en otro; se me tenía que caer el sombrero y al caer, rodar detrás de unas piedras para esconderme. El pedazo en el cual iba a caer y a realizar la maniobra era de doce por seis metros y lo demás eran piedras. Le pedí que me diera nuevamente las instrucciones.

Le dije que estaba listo y me respondió que si era necesario el disparo como señal para hacer la caída y le dije que lo hiciera justo cuando llegara al punto que le indiqué. Se quedó sorprendido de que rápidamente planee la caída diciéndome en son de incredulidad: -¡Pues usted será arquitecto! Me preguntó de dónde era, le dije que de Durango pero tenía experiencia porque había participado en varias películas americanas. Se arrimó Piporro, me dio un abrazo y me dijo: -¡Qué bárbaro, qué bruto, mira tengo la boca pegada con clip pensando que te ibas a dar en la madre! Llegó el gerente de producción para preguntarme cuanto era de mi caída y le dije que cinco mil pesos. Me pidió que le bajara el precio y mi respuesta fue que si acaso yo le había pedido que me quitara piedras.