/ domingo 7 de marzo de 2021

¿Quién dijo yo?

En política, la forma es fondo. Otra vez el Tribunal Electoral de Durango le está diciendo a los diputados lo que tienen que hacer en materia electoral, cuando debió haber sido el Congreso quien sacara de la congeladora la iniciativa de tener un gobernador de dos años, y así homologar dicha elección con la presidencial de 2024. Lo mismo pudo venir del gobernador del Estado, a quien la Constitución local en su artículo 78 le otorga facultades, pero bueno, “palo dado ni Dios lo quita”. El TEED fue muy cuidadoso con la iniciativa que envió al Congreso, al decir que serán los diputados los que tienen la última palabra en esta reforma electoral.

En los hechos, este tipo de órganos constitucionales autónomos como el INE, en ocasiones se abrogan facultades que no tienen, aprovechando un hilo muy delgado de sus facultades constitucionales. Pero esa es otra historia. Que el Congreso Local apruebe o no la iniciativa del Tribunal es lo de menos, porque estamos hablando de una decisión política del más alto nivel, de “ya sabemos quién”. Nadie puede negar el significado de esta jugada de tres bandas, la que sin duda cimbró los planes de las mujeres y hombres profesionales de la política de nuestro Estado, que quieren ser la sucesora o sucesor del gobernador José Rosas Aispuro Torres en 2022. La verdad sea dicha: a las y los que aspiran a despachar en el Bicentenario, no les interesa mucho dos años en el Poder Ejecutivo.

Si usted conoce a alguien que le interese, por favor diga de quién se trata. Los argumentos del Tribunal Electoral del Estado son contundentes. Nos dicen, entre otras muchas cosas, que ahorraremos tiempo y esfuerzos, dinero y que varias legislaturas locales ya tienen en sus manos iniciativas de dos años para gobernador y homologarlas con las de 2024. Como dijo el clásico: no sabemos si llegaremos vivos al 2024 para ser testigos de esa reforma electoral. Pero nosotros también tenemos derecho de darnos el beneficio de la duda. Hablemos de un posible escenario: no creemos que a Leticia Herrera Ale le interese, Enrique Benítez Ojeda, que su sueño es ser gobernador, anda por las mismas, Ricardo Pacheco Rodríguez, que ha pasado por todos los puestos de elección popular en el ámbito legislativo podría decir “mejor me espero al 2024”.

En el PAN, las palomitas blancas vestidas de azul no cantan mal las rancheras. En primerísimo lugar, el presidente municipal Jorge Salum del Palacio, la carta más fuerte de este partido para 2022, tendrá que deshojar la margarita. Gina Campuzano hasta por un día quisiera ser gobernadora. Toño Ochoa que quiere ser presidente municipal de Durango en 2022 se descarta; a José Ramón Enríquez, que iría por MORENA, ni pensarlo. Gonzalo, ese sí, ya que su filosofía es: todo lo que escurra es miel. Al profesor Óscar García Barrón le interesa ser gobernador, pero no por dos años. Otro al que sí podría interesarle es Hugo Rosales Badillo, personaje que ya es conocido como el “Bronco” de Durango por su lenguaje igual al del “Bronco” de Nuevo León. Si a usted le interesa ser gobernadora o gobernador por dos años, esta es su oportunidad.

En política, la forma es fondo. Otra vez el Tribunal Electoral de Durango le está diciendo a los diputados lo que tienen que hacer en materia electoral, cuando debió haber sido el Congreso quien sacara de la congeladora la iniciativa de tener un gobernador de dos años, y así homologar dicha elección con la presidencial de 2024. Lo mismo pudo venir del gobernador del Estado, a quien la Constitución local en su artículo 78 le otorga facultades, pero bueno, “palo dado ni Dios lo quita”. El TEED fue muy cuidadoso con la iniciativa que envió al Congreso, al decir que serán los diputados los que tienen la última palabra en esta reforma electoral.

En los hechos, este tipo de órganos constitucionales autónomos como el INE, en ocasiones se abrogan facultades que no tienen, aprovechando un hilo muy delgado de sus facultades constitucionales. Pero esa es otra historia. Que el Congreso Local apruebe o no la iniciativa del Tribunal es lo de menos, porque estamos hablando de una decisión política del más alto nivel, de “ya sabemos quién”. Nadie puede negar el significado de esta jugada de tres bandas, la que sin duda cimbró los planes de las mujeres y hombres profesionales de la política de nuestro Estado, que quieren ser la sucesora o sucesor del gobernador José Rosas Aispuro Torres en 2022. La verdad sea dicha: a las y los que aspiran a despachar en el Bicentenario, no les interesa mucho dos años en el Poder Ejecutivo.

Si usted conoce a alguien que le interese, por favor diga de quién se trata. Los argumentos del Tribunal Electoral del Estado son contundentes. Nos dicen, entre otras muchas cosas, que ahorraremos tiempo y esfuerzos, dinero y que varias legislaturas locales ya tienen en sus manos iniciativas de dos años para gobernador y homologarlas con las de 2024. Como dijo el clásico: no sabemos si llegaremos vivos al 2024 para ser testigos de esa reforma electoral. Pero nosotros también tenemos derecho de darnos el beneficio de la duda. Hablemos de un posible escenario: no creemos que a Leticia Herrera Ale le interese, Enrique Benítez Ojeda, que su sueño es ser gobernador, anda por las mismas, Ricardo Pacheco Rodríguez, que ha pasado por todos los puestos de elección popular en el ámbito legislativo podría decir “mejor me espero al 2024”.

En el PAN, las palomitas blancas vestidas de azul no cantan mal las rancheras. En primerísimo lugar, el presidente municipal Jorge Salum del Palacio, la carta más fuerte de este partido para 2022, tendrá que deshojar la margarita. Gina Campuzano hasta por un día quisiera ser gobernadora. Toño Ochoa que quiere ser presidente municipal de Durango en 2022 se descarta; a José Ramón Enríquez, que iría por MORENA, ni pensarlo. Gonzalo, ese sí, ya que su filosofía es: todo lo que escurra es miel. Al profesor Óscar García Barrón le interesa ser gobernador, pero no por dos años. Otro al que sí podría interesarle es Hugo Rosales Badillo, personaje que ya es conocido como el “Bronco” de Durango por su lenguaje igual al del “Bronco” de Nuevo León. Si a usted le interesa ser gobernadora o gobernador por dos años, esta es su oportunidad.