/ martes 22 de marzo de 2022

¿Quiénes siguen de El Bronco?

Con la detención de El Bronco no hay nada que festejar, porque los delincuentes de cuello blanco, son perseguidos por años y cuando por un milagro caen a la cárcel, son liberados por segundos, porque la impunidad que los arropa, es la ley que ellos previeron para que los malandros disfrazados de búhos de la justicia, sin problemas los absuelva.

Sin embargo, aunque el escepticismo nos haga víctimas de la incredulidad, no podemos evitar cuestionar: ¿Quiénes siguen para acompañar al Bronco en esa famosa aventura? La respuesta es sencilla, ya que de seis gobernadores que están por terminar su período, todos poseen boleto para la rifa del tigre, o en su defecto seleccionar a aquellos que pertenecieron a la alianza federalista, que con pocas nueces hicieron bastante ruido.

Con ese brete se crecieron tanto, que algunos enloquecieron al pretender separarse del país; otros a cortar de tajo los impuestos que les corresponde aportar a la Secretaría de Hacienda y los limosneros con garrote, nada más hicieron la mano cuchara, para que les escurriera todo lo que la buena voluntad le aconsejara al primer mandatario.

Cosas que no prosperaron, porque su protagonismo sólo llevaba el afán de exhibir y golpear al presidente, sin calcular que se pasaron de lanzas y por mucho que gritaron que no era para confrontarlo, en el fondo intentaron presionarlo y chantajearlo.

Se la jugaron burdamente y lo que pudieron obtener por la buena lo perdieron por la mala. De ahí el fracaso de sus cuatros que no hicieron caer al presidente; pero la inteligencia del mandatario nada les enseñó, ya que su carta en ese juego era la torpeza y la convirtieron en audacia, cuando ladina y groseramente intentaron leerle la cartilla.

Al final, cuando vieron que ni los cuatros, ni las lecturas de cartilla, ni los chantajes, ni los intentos de agarrarle alguna pata, les dieron resultado, unos optaron por abandonar la alianza, otros por resistir hasta el final, pero ya sin la fuerza, ni el afán de seguir fastidiando al primer mandatario, dejando todo a la deriva y a que el tiempo definiera la suerte de su destino, que hasta el momento no es nada promisorio.

Y como el tiempo no se detiene, imposible que su turno no se llegue, y buena suerte correrán aquellos, que el olvido y el desprestigio los arropen; pero como todo en la vida no siempre es miel sobre hojuelas, no se descarta la cárcel para los que aún no terminan y que en vivo y a todo color, han visto las barbas cortar del bronco. De ahí, que no sería mala idea que no pierdan tiempo y pongan las de ellos a remojar.

Ante el escándalo de dicho acontecimiento, sin duda que los más cínicos simularán serenidad y los ladrones de alta monta, harán toda clase de suertes para que los recursos desaparecidos aparezcan, cuando su sucesor diga: Hágase la luz y cuando ésta no se refleje en el botín, de seguro habrá lamentos, y más si el sucesor no es de su partido, lo que mandaría a la borda el pacto de deshonor, que sin duda ya tienen convenido con los candidatos afines, donde el manto de la complicidad, componenda y clandestinidad, está programado para cubrirles la espalda y garantizarles el borrón y cuenta nueva, pero que sería muy difícil sustentar, en el remoto caso que sus aliados ganaran.

Así que, sobran razones para que anden sumamente incómodos los que le siguen a El Bronco, ya que sus administraciones han sido un desastre, que es hartamente percibido por los ciudadanos, los que desde un inicio fueron defraudados por las promesas no cumplidas y los excesos desbordados, que han contribuido para que las finanzas se debatan en un déficit escandaloso.

Tal vez les quepa la esperanza que lo de El Broco sea una llamarada de petate, lo que no se descarta, pero el juicio social ya los tiene en capilla y el desprecio a sus excesos, latrocinios y fraudes ya se detecta por adelantado, pidiendo al creador que corran la misma suerte que el exgobernador regiomontano, quien se encuentra preso en el infierno que él mismo construyó.


Con la detención de El Bronco no hay nada que festejar, porque los delincuentes de cuello blanco, son perseguidos por años y cuando por un milagro caen a la cárcel, son liberados por segundos, porque la impunidad que los arropa, es la ley que ellos previeron para que los malandros disfrazados de búhos de la justicia, sin problemas los absuelva.

Sin embargo, aunque el escepticismo nos haga víctimas de la incredulidad, no podemos evitar cuestionar: ¿Quiénes siguen para acompañar al Bronco en esa famosa aventura? La respuesta es sencilla, ya que de seis gobernadores que están por terminar su período, todos poseen boleto para la rifa del tigre, o en su defecto seleccionar a aquellos que pertenecieron a la alianza federalista, que con pocas nueces hicieron bastante ruido.

Con ese brete se crecieron tanto, que algunos enloquecieron al pretender separarse del país; otros a cortar de tajo los impuestos que les corresponde aportar a la Secretaría de Hacienda y los limosneros con garrote, nada más hicieron la mano cuchara, para que les escurriera todo lo que la buena voluntad le aconsejara al primer mandatario.

Cosas que no prosperaron, porque su protagonismo sólo llevaba el afán de exhibir y golpear al presidente, sin calcular que se pasaron de lanzas y por mucho que gritaron que no era para confrontarlo, en el fondo intentaron presionarlo y chantajearlo.

Se la jugaron burdamente y lo que pudieron obtener por la buena lo perdieron por la mala. De ahí el fracaso de sus cuatros que no hicieron caer al presidente; pero la inteligencia del mandatario nada les enseñó, ya que su carta en ese juego era la torpeza y la convirtieron en audacia, cuando ladina y groseramente intentaron leerle la cartilla.

Al final, cuando vieron que ni los cuatros, ni las lecturas de cartilla, ni los chantajes, ni los intentos de agarrarle alguna pata, les dieron resultado, unos optaron por abandonar la alianza, otros por resistir hasta el final, pero ya sin la fuerza, ni el afán de seguir fastidiando al primer mandatario, dejando todo a la deriva y a que el tiempo definiera la suerte de su destino, que hasta el momento no es nada promisorio.

Y como el tiempo no se detiene, imposible que su turno no se llegue, y buena suerte correrán aquellos, que el olvido y el desprestigio los arropen; pero como todo en la vida no siempre es miel sobre hojuelas, no se descarta la cárcel para los que aún no terminan y que en vivo y a todo color, han visto las barbas cortar del bronco. De ahí, que no sería mala idea que no pierdan tiempo y pongan las de ellos a remojar.

Ante el escándalo de dicho acontecimiento, sin duda que los más cínicos simularán serenidad y los ladrones de alta monta, harán toda clase de suertes para que los recursos desaparecidos aparezcan, cuando su sucesor diga: Hágase la luz y cuando ésta no se refleje en el botín, de seguro habrá lamentos, y más si el sucesor no es de su partido, lo que mandaría a la borda el pacto de deshonor, que sin duda ya tienen convenido con los candidatos afines, donde el manto de la complicidad, componenda y clandestinidad, está programado para cubrirles la espalda y garantizarles el borrón y cuenta nueva, pero que sería muy difícil sustentar, en el remoto caso que sus aliados ganaran.

Así que, sobran razones para que anden sumamente incómodos los que le siguen a El Bronco, ya que sus administraciones han sido un desastre, que es hartamente percibido por los ciudadanos, los que desde un inicio fueron defraudados por las promesas no cumplidas y los excesos desbordados, que han contribuido para que las finanzas se debatan en un déficit escandaloso.

Tal vez les quepa la esperanza que lo de El Broco sea una llamarada de petate, lo que no se descarta, pero el juicio social ya los tiene en capilla y el desprecio a sus excesos, latrocinios y fraudes ya se detecta por adelantado, pidiendo al creador que corran la misma suerte que el exgobernador regiomontano, quien se encuentra preso en el infierno que él mismo construyó.