Mucho se ha escrito y debatido en torno a la poca o nula credibilidad y confianza que tienen los políticos; para buena parte de la población son personajes que sistemáticamente mienten, engañan y simulan, es común ver como un día dicen una cosa y al siguiente se desdicen o declaran lo opuesto sin pudor, vamos, como dicen una cosa dicen la otra, diría el clásico.
La mala reputación de que gozan es producto de su actuación; ser político en este país implica tener la habilidad de diseñar varias realidades y poder alternarlas según las necesidades particulares. No debemos olvidar que la política es una actividad que se despliega según las circunstancias y coyunturas del momento.
A manera de ejemplo de ese decir una cosa y luego decir la otra tenemos el caso de Alejandra del Moral, ex candidata a la gubernatura del Estado de México y priista de toda su vida, quien apenas en febrero le manifestaba su apoyo a Xóchitl Gálvez y ahora resulta que a unos días de la elección se lo retira para dárselo a Claudia Sheinbaum.
No alcanzaría la columna para señalar a todas y todos los políticos que brincan de un partido a otro, que apoyan un proyecto y luego se desdicen o que fueron duros críticos de un gobierno y ahora son comparsas. Tal vez el caso más emblemático sea el del ex canciller Marcelo Ebrard, quien hizo severos señalamientos al gobierno de la 4T por desviar recursos a la campaña de Claudia Sheinbaum y ahora es promotor del voto de la candidata.
Infelizmente la mentira, el engaño y la simulación se han convertido en una forma de hacer política que se acentúa en época de campañas electorales y trasciende cuando llegan al gobierno.
El 29 de mayo concluyen las campañas, vendrán tres días de una simulada veda en donde los políticos no podrán hacer campaña, tiempo en el que los ciudadanos tendremos espacio para reflexionar el voto. Aunque desafortunadamente para muchos las opciones no son alentadoras hay que elegir a alguien y salir a votar.