/ sábado 13 de julio de 2019

Se estanca la economía ¿Habrá voluntad para corregir?

Un análisis de la correduría Bank of América-Merrill Lynch revela que debido a las actuales políticas internas y factores externos, la economía mexicana esta en recesión técnica, se estanca; los indicadores básicos predicen que 2019 puede concluir sin crecimiento; con datos del INEGI estima que el Producto Interno Bruto habría caído 0.4% en el segundo trimestre, sumado a que en el primer trimestre ya hubo una disminución de 0.7%, engloba dos trimestres consecutivos de declive; situación muy distante de la promesa del gobierno de un crecimiento sostenido anual del 4.0% durante los seis años.

El informe de la correduría señala que el débil desempeño de la economía mexicana se debe a cinco factores principales: la incertidumbre sobre las políticas internas del gobierno de AMLO y su implementación; la zozobra sobre el comercio internacional; la deficiente política fiscal de la Secretaría de Hacienda; la política monetaria restringente del Banco de México y la caída de la producción petrolera del país.

Respecto de los factores externos, el más visible y determinante es que estamos atrapados en medio de las guerras comerciales que libra el presidente estadounidense Donald Trump con potencias otras potencias como China, y las contantes amenazas de imponer aranceles al país lo que ha provocado ya un evidente disminución de la inversión extranjera.

Esta situación es muy probable que tenga una línea de conducción a la salida de Carlos Urzúa de la Secretaría de Hacienda a principios de semana con una de las cartas de renuncia más reveladoras por parte de un funcionario público de ese nivel en varias décadas. El mensaje fue breve pero con información de alto impacto: el gobierno está tomando decisiones de política publica sin sustento; diversas posiciones gubernamentales se acercan el extremismo; hay personajes influyentes que tienen conflicto de interés, siendo esta modalidad de corrupción una de las más señaladas en el discurso del actual Presidente cuando fue candidato; y funcionarios de Hacienda impuestos desde otros ámbitos de poder, sin conocimientos ni competencias de temas hacendarios y financieros.

Esta es la expresión de un personaje que ha estado cerca del Presidente durante varios años y ocupó una de las posiciones más relevante de la administración pública en el inicio del sexenio.

Estos temas pueden conducir a que las calificadoras reaccionen prendiendo focos de alerta sobre México en materia económica, condición que nos colocaría en una perspectiva negativa. Hay varios indicadores que otorgan solidez a la macroeconomía, la inflación se mantiene en rangos razonables, el tipo de cambio se mantiene en una fluctuación estable y la diversificación de la producción industrial, además de la positiva balanza en al ámbito del comercio internacional.






Este escenario de incertidumbre debe llevar al gobierno federal a realizar un diagnostico serio de la realidad, a pensar y decidir con objetividad las decisiones que se toman, porque lo que menos queremos es que se confirmen estimaciones de la correduría estadounidense. El gobierno podría aumentar el gasto publico para inyectar oxigeno a la economía, sin embargo con los niveles de ingreso actuales se ve difícil que suceda, circunstancia difícil de modificar porque el Presidente se ha comprometido infinidad de ocasiones a no aumentar impuestos, ni crear nuevos; además de replicar también que no aumentara la deuda publica durante su mandato.


Culpar a las administraciones anteriores de la situación económica será un recurso cada vez menos creíble para el actual gobierno, de aquí en adelante debe acostumbrarse a enfrentar los efectos de sus propias decisiones. La curva de aprendizaje debe ser muy rápida en la dinámica actual, el gobierno puede recalibrar su política económica, debe utilizar las fortalezas y atacar de inmediato las debilidades. Reorientar y corregir el rumbo implica un alto sentido de responsabilidad y compromiso, abandonar posturas intransigentes que chocan con la realidad, la interrogante es: ¿habrá capacidad del equipo que gobierna para entenderlo?

Pronto tendremos respuesta a esta incógnita.

Un análisis de la correduría Bank of América-Merrill Lynch revela que debido a las actuales políticas internas y factores externos, la economía mexicana esta en recesión técnica, se estanca; los indicadores básicos predicen que 2019 puede concluir sin crecimiento; con datos del INEGI estima que el Producto Interno Bruto habría caído 0.4% en el segundo trimestre, sumado a que en el primer trimestre ya hubo una disminución de 0.7%, engloba dos trimestres consecutivos de declive; situación muy distante de la promesa del gobierno de un crecimiento sostenido anual del 4.0% durante los seis años.

El informe de la correduría señala que el débil desempeño de la economía mexicana se debe a cinco factores principales: la incertidumbre sobre las políticas internas del gobierno de AMLO y su implementación; la zozobra sobre el comercio internacional; la deficiente política fiscal de la Secretaría de Hacienda; la política monetaria restringente del Banco de México y la caída de la producción petrolera del país.

Respecto de los factores externos, el más visible y determinante es que estamos atrapados en medio de las guerras comerciales que libra el presidente estadounidense Donald Trump con potencias otras potencias como China, y las contantes amenazas de imponer aranceles al país lo que ha provocado ya un evidente disminución de la inversión extranjera.

Esta situación es muy probable que tenga una línea de conducción a la salida de Carlos Urzúa de la Secretaría de Hacienda a principios de semana con una de las cartas de renuncia más reveladoras por parte de un funcionario público de ese nivel en varias décadas. El mensaje fue breve pero con información de alto impacto: el gobierno está tomando decisiones de política publica sin sustento; diversas posiciones gubernamentales se acercan el extremismo; hay personajes influyentes que tienen conflicto de interés, siendo esta modalidad de corrupción una de las más señaladas en el discurso del actual Presidente cuando fue candidato; y funcionarios de Hacienda impuestos desde otros ámbitos de poder, sin conocimientos ni competencias de temas hacendarios y financieros.

Esta es la expresión de un personaje que ha estado cerca del Presidente durante varios años y ocupó una de las posiciones más relevante de la administración pública en el inicio del sexenio.

Estos temas pueden conducir a que las calificadoras reaccionen prendiendo focos de alerta sobre México en materia económica, condición que nos colocaría en una perspectiva negativa. Hay varios indicadores que otorgan solidez a la macroeconomía, la inflación se mantiene en rangos razonables, el tipo de cambio se mantiene en una fluctuación estable y la diversificación de la producción industrial, además de la positiva balanza en al ámbito del comercio internacional.






Este escenario de incertidumbre debe llevar al gobierno federal a realizar un diagnostico serio de la realidad, a pensar y decidir con objetividad las decisiones que se toman, porque lo que menos queremos es que se confirmen estimaciones de la correduría estadounidense. El gobierno podría aumentar el gasto publico para inyectar oxigeno a la economía, sin embargo con los niveles de ingreso actuales se ve difícil que suceda, circunstancia difícil de modificar porque el Presidente se ha comprometido infinidad de ocasiones a no aumentar impuestos, ni crear nuevos; además de replicar también que no aumentara la deuda publica durante su mandato.


Culpar a las administraciones anteriores de la situación económica será un recurso cada vez menos creíble para el actual gobierno, de aquí en adelante debe acostumbrarse a enfrentar los efectos de sus propias decisiones. La curva de aprendizaje debe ser muy rápida en la dinámica actual, el gobierno puede recalibrar su política económica, debe utilizar las fortalezas y atacar de inmediato las debilidades. Reorientar y corregir el rumbo implica un alto sentido de responsabilidad y compromiso, abandonar posturas intransigentes que chocan con la realidad, la interrogante es: ¿habrá capacidad del equipo que gobierna para entenderlo?

Pronto tendremos respuesta a esta incógnita.