/ miércoles 15 de mayo de 2019

Sí Hay Mujeres en Durango

En Durango hay 33,000 maestros y maestras

Josefita Camargo, una maestra rural, una que seguro representa a las miles que han trabajado o que actualmente lo hacen actualmente en el campo mexicano. Esta profesión, la de maestra, junto con la enfermería han sido consideradas como profesiones para mujeres porque son de servicio y cuidado.

Mi admiración y respeto para las maestras en mi vida, hoy le platico sobre mi abuela mi ancestra, Josefita Camargo, la mujer que en su vientre llevó a mi madre María de Jesús Camargo (que, desde el año pasado, se reunió, con ella con el padre creador) ambas nos heredaron a la familia Hernández Camargo, esa fuerza creado y voluntad de servicio que poseen las mujeres mexicanas.

En una casa del barrio de Tierra Blanca el 22 de noviembre de 1920 se oía el llanto de una pequeña niña, y otra mujer valiente afrontaba el dolor sin llanto, nacía la hija de Josefa Camargo, una maestra rural de 25 años, quien en aquella niña plasmó su devoción por el Sagrado Corazón de Jesús, ella se llamaría María de Jesús, hija de Francisco Ceniceros Villarreal, quien fuera director general de Educación Primaria (1917-1920).

La profesora Josefita Camargo fue una mujer ejemplo de fortaleza, madre soltera que sobrevivió a la época y salió adelante y trascendió como una de las maestras de la escuela rural mexicana.

Nació en Huicahapa el 4 de enero de 1895, municipio de Rodeo, Durango, durante el porfiriato, cuando la vida de la mujer estaba orientada a su formación como madres de familia, esposas o cualquier actividad que fuera extensión de las labores domésticas al cuidado a otras personas, sin embargo como se verá, Josefita Camargo sobrepasó esas costumbres.

Fue hija de Guadalupe Camargo, no aparece ningún padre en su vida, aunque en su acta de nacimiento, se puede ver el nombre de Juan Camargo; tuvo una hermana, 7 años mayor que ella: la tía María. En la historia de las Camargo sólo hay mujeres, aunque algún tiempo vivió con su tío Ignacio Camargo y la esposa de éste.

En 1920 las norteamericanas habían logrado el reconocimiento de su derecho a votar, la ONU tuvo su primer sesión, y en México, Hermila Galindo, la duranguense, representante del feminismo del constitucionalismo, ya había solicitado el derecho al voto femenino, también en esos años se constituyó en México el Consejo Feminista Mexicano dirigido por Elena Torres y Refugio García quienes se desempeñaban como maestras comunistas y en ese año nació la hija de Josefita Camargo, tuvo una sola hija, María de Jesús Camargo, la cual no le pudo llamar madre, para ella siempre fue “Josefita”, la ocultaron a su hija, así como ocultaron su embarazo a la vista de todos sus parientes.

Josefita Camargo, fue una mujer bondadosa, generosa, creía en la ayuda a las y los demás, fue muy organizada, por ello le rendía mucho su dinero; vivió con su hermana y su hija; también fue patriota, respetuosa de la ley y de lo cívico y muy religiosa, dedicó su vida a ayudar a su hija, dentro de ello cada Navidad enviaba “aguinaldos” (con cacahuates, naranjas y tejocotes) un verdadero regalo para sus nietos y nietas que vivían en el ejido Ignacio Zaragoza, con su madre María de Jesús y su padre el campesino Silvestre Hernández Aldama.

Nunca gastó su pensión para que su hija tuviera casa, lo logró María de Jesús, vivió hasta su muerte en la casa que pudo adquirir con los ahorros de su madre. En la casa de Río Atoyac 708 de la colonia Valle del Sur, donde por cierto, falleció la maestra jubilada y también su hija María de Jesús.

María de Jesús Camargo, la hija de Josefita, contrajo matrimonio con el señor Silvestre Hernández Aldana, un campesino que tocaba violín en las danzas del 3 de mayo en el ejido Ignacio Zaragoza, perteneciente al municipio de Durango. Tuvo 5 nietas y 4 nietos.

Con Josefita Camargo vivieron 4 de sus nietos y 4 de sus nietas: Emiliano, Hortensia, Everardo, Jovita, Clotilde, Úrsulo, Rosario, Julieta, con excepción del menor Leonardo; la idea era que salieran del ejido y accedieran a la educación, en la que creyó siempre como única posibilidad de cambiar de vida.

Mi abuela vivió en la calle Mina 137; en Colón 124, ahí por los barrios de Analco y Tierra Blanca, y en la Casa del Jubilado de la Sección 44, sindicato al cual perteneció y donde cobraba su sueldo de jubilada. Hace 118 años nació esta maestra rural que en su vida representa a muchas mujeres que fueron al campo a enseñar a leer y a tantas otras cosas, a todos los campesinos y campesinas, niños y niñas del medio rural, fue de las primeras mujeres que participaron en el desarrollo político y social de pueblos; perteneció a ese grupo de mujeres que abrieron paso a las demás, en la lucha por la igualdad.

Josefita Camargo egresó de la escuela oficial superior para niñas institución dirigida por otra distinguida maestra Francisca Escárzaga, recibió clases de Juna Villalobos y estudió tenedora de libros en la academia mercantil dirigida por Pedro Chávez.

Fue funcionaria de los gobiernos desde 1914 hasta 1920 y en 1928 recibió nombramiento de Profesora Rural por parte del Presidente de la República Plutarco Elías Calles, este trabajo lo desempeñó hasta 1954. Admiraba a José María Morelos y Pavón, así le ponía a las escuelas que tenía oportunidad.

Pero además como todas las maestras y maestros fundadores de la escuela rural mexicana, desempeñó tareas similares a las de los antiguos misioneros, cada una, cada uno atendía un grupo, y en ocasiones más de uno, a alumnos que cursaban el primero, segundo y tercer grado, de lo que se conoció como instrucción primaria elemental. Dio clases en el ejido Ignacio Zaragoza, El centenario, municipio de Canatlán; Tesvino, de Pánuco de Coronado; Río Verde, municipio de Durango, La Ferrería de Flores, Chinacates y José María Pavón del municipio de Durango.

La escuela rural mexicana estuvo presente en el país de 1920 a 1945 se consideraba como la Casa del Pueblo: la escuela en la comunidad y la comunidad en la escuela, lo que se pretendía era proporcionar a la población rural, a través de la educación, los elementos necesarios y adecuados que les permitiera en su propio medio y en sus actividades económicas locales, rebasar la pobreza económica, social y cultural.

Josefita Camargo, fue parte de la escuela rural mexicana y fue pionera en organizar e impartir cursos nocturnos para adultos; participar en las juntas de padres de familia y ejidatarios asesorándolos en la redacción de actas y oficios diversos, ya que en esos tiempos, en esos lugares no había máquinas de escribir, menos computadoras; los escritos se hacían en hojas de cuaderno y escritos a mano, ahí los auxiliaban las maestras. También fue precursora de los desayunos escolares, los daba de sus propios recursos.

Josefita Camargo estudió junto con los campesinos el Código Agrario, apoyo al comisariado ejidal y al jefe de cuartel en la gestoría ante dependencias, precursora de escuela nocturna para adultos, asimismo realizó actividades como son pedir novias, arreglar desavenencias familiares, consejos a las parturientas, enseñar a cocer a bordar a las mujeres del pueblo, remedio caseros, a guisar, a cocer vestidos, entre otras.

Dentro de los cargos que desempeñó están: Jefa de la Sección Técnica de la Dirección General de Enseñanza Primaria; escribiente auxiliar de la sección primera de la Dirección General de Enseñanza Primaria y Jefa de la sección primera de la Dirección General de Enseñanza Primaria.

En su vida religiosa su fe fue siempre en el Sagrado Corazón de Jesús, iba a misa al Templo de Analco y bautizó a su hija en el templo de la Virgen del Refugio; acudía por Bruno Martínez, ahí en Sanjuanita siempre había agua bendita y como fiel católica se la ponía y decía “Agua bendita de dios consagrada, Cuida mi cuerpo y salva mi alma, que esta agüita me sea salud y vida y ofrecía su dolor físico y moral a Dios para que no se desperdiciara”.

Hay una escuela para adultos que lleva su nombre en Durango, recordemos, fue iniciadora de ese proyecto ya que siempre creyó en que las personas debían de trabajar doble para poder salir adelante.

En el movimiento del Cerro de Mercado de 1966, apoyó a su nieto Emiliano Hernández Camargo, su labor, acompañarlo en los mítines y llevar tortillas a estudiantes del Cerro de Mercado y participó en los mítines del movimiento estudiantil; a su nieto Everardo le inculcó el gusto por los viajes y muchos valores a ellos y los otros 6 nietos que vivieron con ella.

De las personas con que convivió en su vida fue “su primo Gil”; Gilberto Reyna y con Porfirio Reyna, veterano de la revolución, doña Concha, su comadre, era su amiga y le hacía “los remiendos” y bautizó a su hija Julieta, o sea yo, a la que me tuvieron que agregar María, porque el padre pensó que ese nombre no era cristiano.

En una carta que escribe a su nieta María del Rosario, cabe resaltar, que fue a la única que le escogió el nombre, obviamente por la virgen del Rosario de Fátima, manifiesta su interés por la educación la felicita por sus buenas calificaciones y también se refleja su equilibrio, el justo medio, lo manifiesta al dar un consejo a su nieta de 15 años en relación a las relaciones que pudiera entablar con los jóvenes: “no te portes altanera, pero sí decente”.

Josefita Camargo murió el 30 de octubre de 1973, en su acta de defunción, se dice que murió de paro cardiaco a los 78 años, en Río Atoyac # 708 de la colonia Valle del Sur y en su estado civil dicen que era viuda de Francisco Ceniceros Villareal, él fue el padre de su hija, sin embargo, nunca se casó con ella, se dice que regresó por ellas pero la familia nunca le permitió que se fuera, Francisco Ceniceros Villarreal había sido casado.

Josefita Camargo, se dice que fue hija de Juan Camargo y Guadalupe Camargo, sin embargo nunca se supo de la existencia real de Juan Camargo.

La biografía de Josefita Camargo aparece en el libro Hombres y Mujeres de Durango del profesor Manuel Lozoya Cigarroa.

En Durango hay 33,000 maestros y maestras

Josefita Camargo, una maestra rural, una que seguro representa a las miles que han trabajado o que actualmente lo hacen actualmente en el campo mexicano. Esta profesión, la de maestra, junto con la enfermería han sido consideradas como profesiones para mujeres porque son de servicio y cuidado.

Mi admiración y respeto para las maestras en mi vida, hoy le platico sobre mi abuela mi ancestra, Josefita Camargo, la mujer que en su vientre llevó a mi madre María de Jesús Camargo (que, desde el año pasado, se reunió, con ella con el padre creador) ambas nos heredaron a la familia Hernández Camargo, esa fuerza creado y voluntad de servicio que poseen las mujeres mexicanas.

En una casa del barrio de Tierra Blanca el 22 de noviembre de 1920 se oía el llanto de una pequeña niña, y otra mujer valiente afrontaba el dolor sin llanto, nacía la hija de Josefa Camargo, una maestra rural de 25 años, quien en aquella niña plasmó su devoción por el Sagrado Corazón de Jesús, ella se llamaría María de Jesús, hija de Francisco Ceniceros Villarreal, quien fuera director general de Educación Primaria (1917-1920).

La profesora Josefita Camargo fue una mujer ejemplo de fortaleza, madre soltera que sobrevivió a la época y salió adelante y trascendió como una de las maestras de la escuela rural mexicana.

Nació en Huicahapa el 4 de enero de 1895, municipio de Rodeo, Durango, durante el porfiriato, cuando la vida de la mujer estaba orientada a su formación como madres de familia, esposas o cualquier actividad que fuera extensión de las labores domésticas al cuidado a otras personas, sin embargo como se verá, Josefita Camargo sobrepasó esas costumbres.

Fue hija de Guadalupe Camargo, no aparece ningún padre en su vida, aunque en su acta de nacimiento, se puede ver el nombre de Juan Camargo; tuvo una hermana, 7 años mayor que ella: la tía María. En la historia de las Camargo sólo hay mujeres, aunque algún tiempo vivió con su tío Ignacio Camargo y la esposa de éste.

En 1920 las norteamericanas habían logrado el reconocimiento de su derecho a votar, la ONU tuvo su primer sesión, y en México, Hermila Galindo, la duranguense, representante del feminismo del constitucionalismo, ya había solicitado el derecho al voto femenino, también en esos años se constituyó en México el Consejo Feminista Mexicano dirigido por Elena Torres y Refugio García quienes se desempeñaban como maestras comunistas y en ese año nació la hija de Josefita Camargo, tuvo una sola hija, María de Jesús Camargo, la cual no le pudo llamar madre, para ella siempre fue “Josefita”, la ocultaron a su hija, así como ocultaron su embarazo a la vista de todos sus parientes.

Josefita Camargo, fue una mujer bondadosa, generosa, creía en la ayuda a las y los demás, fue muy organizada, por ello le rendía mucho su dinero; vivió con su hermana y su hija; también fue patriota, respetuosa de la ley y de lo cívico y muy religiosa, dedicó su vida a ayudar a su hija, dentro de ello cada Navidad enviaba “aguinaldos” (con cacahuates, naranjas y tejocotes) un verdadero regalo para sus nietos y nietas que vivían en el ejido Ignacio Zaragoza, con su madre María de Jesús y su padre el campesino Silvestre Hernández Aldama.

Nunca gastó su pensión para que su hija tuviera casa, lo logró María de Jesús, vivió hasta su muerte en la casa que pudo adquirir con los ahorros de su madre. En la casa de Río Atoyac 708 de la colonia Valle del Sur, donde por cierto, falleció la maestra jubilada y también su hija María de Jesús.

María de Jesús Camargo, la hija de Josefita, contrajo matrimonio con el señor Silvestre Hernández Aldana, un campesino que tocaba violín en las danzas del 3 de mayo en el ejido Ignacio Zaragoza, perteneciente al municipio de Durango. Tuvo 5 nietas y 4 nietos.

Con Josefita Camargo vivieron 4 de sus nietos y 4 de sus nietas: Emiliano, Hortensia, Everardo, Jovita, Clotilde, Úrsulo, Rosario, Julieta, con excepción del menor Leonardo; la idea era que salieran del ejido y accedieran a la educación, en la que creyó siempre como única posibilidad de cambiar de vida.

Mi abuela vivió en la calle Mina 137; en Colón 124, ahí por los barrios de Analco y Tierra Blanca, y en la Casa del Jubilado de la Sección 44, sindicato al cual perteneció y donde cobraba su sueldo de jubilada. Hace 118 años nació esta maestra rural que en su vida representa a muchas mujeres que fueron al campo a enseñar a leer y a tantas otras cosas, a todos los campesinos y campesinas, niños y niñas del medio rural, fue de las primeras mujeres que participaron en el desarrollo político y social de pueblos; perteneció a ese grupo de mujeres que abrieron paso a las demás, en la lucha por la igualdad.

Josefita Camargo egresó de la escuela oficial superior para niñas institución dirigida por otra distinguida maestra Francisca Escárzaga, recibió clases de Juna Villalobos y estudió tenedora de libros en la academia mercantil dirigida por Pedro Chávez.

Fue funcionaria de los gobiernos desde 1914 hasta 1920 y en 1928 recibió nombramiento de Profesora Rural por parte del Presidente de la República Plutarco Elías Calles, este trabajo lo desempeñó hasta 1954. Admiraba a José María Morelos y Pavón, así le ponía a las escuelas que tenía oportunidad.

Pero además como todas las maestras y maestros fundadores de la escuela rural mexicana, desempeñó tareas similares a las de los antiguos misioneros, cada una, cada uno atendía un grupo, y en ocasiones más de uno, a alumnos que cursaban el primero, segundo y tercer grado, de lo que se conoció como instrucción primaria elemental. Dio clases en el ejido Ignacio Zaragoza, El centenario, municipio de Canatlán; Tesvino, de Pánuco de Coronado; Río Verde, municipio de Durango, La Ferrería de Flores, Chinacates y José María Pavón del municipio de Durango.

La escuela rural mexicana estuvo presente en el país de 1920 a 1945 se consideraba como la Casa del Pueblo: la escuela en la comunidad y la comunidad en la escuela, lo que se pretendía era proporcionar a la población rural, a través de la educación, los elementos necesarios y adecuados que les permitiera en su propio medio y en sus actividades económicas locales, rebasar la pobreza económica, social y cultural.

Josefita Camargo, fue parte de la escuela rural mexicana y fue pionera en organizar e impartir cursos nocturnos para adultos; participar en las juntas de padres de familia y ejidatarios asesorándolos en la redacción de actas y oficios diversos, ya que en esos tiempos, en esos lugares no había máquinas de escribir, menos computadoras; los escritos se hacían en hojas de cuaderno y escritos a mano, ahí los auxiliaban las maestras. También fue precursora de los desayunos escolares, los daba de sus propios recursos.

Josefita Camargo estudió junto con los campesinos el Código Agrario, apoyo al comisariado ejidal y al jefe de cuartel en la gestoría ante dependencias, precursora de escuela nocturna para adultos, asimismo realizó actividades como son pedir novias, arreglar desavenencias familiares, consejos a las parturientas, enseñar a cocer a bordar a las mujeres del pueblo, remedio caseros, a guisar, a cocer vestidos, entre otras.

Dentro de los cargos que desempeñó están: Jefa de la Sección Técnica de la Dirección General de Enseñanza Primaria; escribiente auxiliar de la sección primera de la Dirección General de Enseñanza Primaria y Jefa de la sección primera de la Dirección General de Enseñanza Primaria.

En su vida religiosa su fe fue siempre en el Sagrado Corazón de Jesús, iba a misa al Templo de Analco y bautizó a su hija en el templo de la Virgen del Refugio; acudía por Bruno Martínez, ahí en Sanjuanita siempre había agua bendita y como fiel católica se la ponía y decía “Agua bendita de dios consagrada, Cuida mi cuerpo y salva mi alma, que esta agüita me sea salud y vida y ofrecía su dolor físico y moral a Dios para que no se desperdiciara”.

Hay una escuela para adultos que lleva su nombre en Durango, recordemos, fue iniciadora de ese proyecto ya que siempre creyó en que las personas debían de trabajar doble para poder salir adelante.

En el movimiento del Cerro de Mercado de 1966, apoyó a su nieto Emiliano Hernández Camargo, su labor, acompañarlo en los mítines y llevar tortillas a estudiantes del Cerro de Mercado y participó en los mítines del movimiento estudiantil; a su nieto Everardo le inculcó el gusto por los viajes y muchos valores a ellos y los otros 6 nietos que vivieron con ella.

De las personas con que convivió en su vida fue “su primo Gil”; Gilberto Reyna y con Porfirio Reyna, veterano de la revolución, doña Concha, su comadre, era su amiga y le hacía “los remiendos” y bautizó a su hija Julieta, o sea yo, a la que me tuvieron que agregar María, porque el padre pensó que ese nombre no era cristiano.

En una carta que escribe a su nieta María del Rosario, cabe resaltar, que fue a la única que le escogió el nombre, obviamente por la virgen del Rosario de Fátima, manifiesta su interés por la educación la felicita por sus buenas calificaciones y también se refleja su equilibrio, el justo medio, lo manifiesta al dar un consejo a su nieta de 15 años en relación a las relaciones que pudiera entablar con los jóvenes: “no te portes altanera, pero sí decente”.

Josefita Camargo murió el 30 de octubre de 1973, en su acta de defunción, se dice que murió de paro cardiaco a los 78 años, en Río Atoyac # 708 de la colonia Valle del Sur y en su estado civil dicen que era viuda de Francisco Ceniceros Villareal, él fue el padre de su hija, sin embargo, nunca se casó con ella, se dice que regresó por ellas pero la familia nunca le permitió que se fuera, Francisco Ceniceros Villarreal había sido casado.

Josefita Camargo, se dice que fue hija de Juan Camargo y Guadalupe Camargo, sin embargo nunca se supo de la existencia real de Juan Camargo.

La biografía de Josefita Camargo aparece en el libro Hombres y Mujeres de Durango del profesor Manuel Lozoya Cigarroa.

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